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Pakistani Christians raise their hands during a demonstration in Lahore, Pakistan, Sunday, March 10, 2013. Hundreds of Christians protesting the burning of their homes by a Muslim mob over alleged blasphemous remarks made against the Islam's Prophet Muhammad clashed with police on Sunday in eastern and southern Pakistan.

La mayoría de las acusaciones son falsas o están relacionadas con venganzas y disputas personales.GTRES

Cristianos perseguidos

Un cristiano es condenado a muerte en Pakistán por una supuesta blasfemia contra Mahoma

El 15 de junio de 2017, la policía abrió un expediente contra Ashfaq Masih, quien fue detenido tras una discusión con un hombre musulmán que se había acercado a su taller de bicicletas

Un tribunal de Lahore ha condenado a la horca al cristiano Ashfaq Masih, acusado de blasfemia. La sentencia es del 4 de julio y está relacionada con un incidente ocurrido hace más de cinco años, cuando, según la acusación, Masih habría difamado al profeta Mahoma afirmando que Jesucristo es el único profeta.

El 15 de junio de 2017, la policía abrió un expediente contra Ashfaq Masih, quien fue detenido tras una discusión con un hombre musulmán que se había acercado a su taller de bicicletas.

Una ejecución extrajudicial

La familia del cristiano ha denunciado que la acusación de blasfemia no era más que un pretexto utilizado por el cliente, Muhammad Irfan, para no pagar el trabajo realizado. Ante los magistrados, Masih declaró su inocencia, y acusó al demandante de intentar «destruir su tienda».

Desde 2017, la esposa de Masih y su hija de ocho años esperaban la sentencia del juez adjunto Khalid Wazir, pero terminó sumiéndolas en el dolor y la desesperación. A pesar de que el hombre sostiene que es inocente, el jurado dictó la sentencia de muerte. Se teme que el hombre sea ejecutado o, como ya sucedió en el pasado, acabe siendo víctima de una ejecución extrajudicial -incluso en prisión- perpetrada en nombre de la ley de blasfemia.

Venganzas y disputas

El presidente de Voice for Justice, Joseph Jansen, subraya que la condena a muerte de Masih es una fuente de «miedo» para la comunidad cristiana paquistaní, especialmente para las «víctimas de otros casos de blasfemia y sus familias».

La mayoría de las acusaciones, a juicio de Jansen «son falsas o están relacionadas con venganzas y disputas personales, más que con episodios reales de difamación» del profeta o de la religión islámica. Además, en algunos casos, las acusaciones desencadenan »reacciones violentas de turbas enfurecidas, que buscan «hacer justicia por mano propia y atacan a los acusados y las zonas donde viven, causando daños muy graves". Frente a todo esto, los que denuncian -utilizando el pretexto de la blasfemia y las falsas acusaciones, manipulando o distorsionando los hechos- «permanecen en gran medida impunes».

La mayoría de los casos de blasfemia se registran con acusaciones falsas para resolver disputas personalesAshiknaz Khokhar

Por su parte, el activista cristiano Ashiknaz Khokhar, afirma que es práctica habitual «que los tribunales inferiores dicten sentencias (de muerte) a los acusados que comparecen por casos de blasfemia, incluso en ausencia de pruebas o si está claro que son inocentes».

«Esto está relacionado con la falta de seguridad en los tribunales y la presión que ejercen los grupos extremistas de extremistas islámicos sobre los magistrados durante las audiencias», continúa Khokhar.

Es bien sabido que «la mayoría de los casos de blasfemia se registran con acusaciones falsas para resolver disputas personales», concluye también Khokhar, recordando que es el gobierno el que "debe tomar medidas enérgicas para poner fin al uso indebido de las normas y proteger a los ciudadanos».

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