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Qué pensaba Fulton Sheen del aburrimiento, la infidelidad y la violencia en el matrimonio

El obispo estadounidense fue un gran predicador en televisión y radio, escritor y misionero. La editorial Rialp ha publicado algunas de sus famosas charlas en El mundo, el alma y las cosas

Ricardo Franco
Ricardo Franco

Madrid Actualizada 04:30

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«En esta vida todo acaba aburriendo. El amor no es una emoción permanente. (...) A medida que va pasando la vida, se necesita el estímulo mayor para reaccionar como antes a la misma sensación. El ojo se acostumbra a la belleza, los dedos a la caricia del amigo. La intimidad, tan deseada en su día, a veces se convierte en carga. Entonces nacen sentimientos como 'quiero estar solo' o 'me voy a casa con mi madre', y dejamos de verlo todo color de rosa...»

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«...por la puerta de la cocina empiezan a entrar las facturas y el amor amenaza con salir por la otra. La costumbre de amar deja de ser emocionante para convertirse en un aburrimiento. Llegan los hijos, acompañados de un montón de accidentes y enfermedades, y te obligan a apartar la vista de las nubes para fijarla en obstáculos tan reales como los del cuarto de los niños. Antes o después, la vida emocional se pregunta: ¿será el amor una trampa, una ilusión, una falsa promesa? Lo que creía que iba a ser la felicidad absoluta se ha convertido en monotonía...»

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"...Llegado a ese momento, quienes piensan que el amor es una evolución animal en vez de un don de Dios se engañan pensando que otra pareja suplirá las carencias: una mentira que olvida que el vacío no nace del otro, sino de la vida misma. Esta es la razón de ese sentimiento: el corazón ha sido creado para el infinito y solo el infinito es capaz de llenarlo. (...) Cuando la vida matrimonial se vuelve aburrida, no es que nuestra vida haya tocado fondo: lo que ha tocado fondo es nuestro ego. (...)

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«Estas pruebas son contactos con la realidad que Dios envía a cada día. Si la vida trascurriera como un sueño privado de las sacudidas del desengaño, ¿quién alcanzaría laguna vez a felicidad perfecta? ¿Quién desearía a Dios? Sin el tirón del amor perfecto, la mayoría de los hombres se quedaría en la mediocridad. (...) Una y otra vez nos topamos con un muro de ladrillo. En las crisis empezamos a sentirnos insignificantes, abrumados por nuestra nada y nuestra soledad. Descubrimos que la vida es solo un puente para la eternidad. La crisis de vacío está causada por el encuentro de un ideal imaginario –la realidad del amor tal y como la ve el ego– con el amor tal y como realmente es».

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«Aceptar estas pruebas del matrimonio no es una condena a muerte (...) En la Escritura hay un texto en el que, a pesar de su importancia, muy poca gente piensa. Lo encontramos en Corintios: El marido no creyente es santificado por la mujer, y la mujer no creyente es santificada por el marido creyente (1Cor7,14). Es decir, los méritos, las oraciones, los sufrimientos, la paciencia, la mansedumbre del uno pasa al otro (...) Existe una comunicación espiritual que no proporciona mucha satisfacción romántica, pero sus beneficios son eternos. Después de tantas infidelidades y excesos, más de un esposo y más de una esposa se salvarán el día del juicio porque el cónyuge fiel no dejó nunca de derramar oraciones por el otro.»

The Catholic University of America

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