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Marcelino Oreja en 1925

Marcelino Oreja, en 1925CEU Ediciones

La tarde en que fusilaron al siervo de Dios Marcelino Oreja: «Reza todo lo que sepas antes de que te matemos»

CEU Ediciones y Encuentro publica la primera biografía el empresario y político vasco, que fue asesinado durante el conato revolucionario de octubre de 1934

El día que lo iban a fusilar, Marcelino Oreja Elósegui rezó el rosario con su mujer. Eran las cinco de la mañana del 5 de octubre de 1934, y el pueblo de Mondragón se sumaba a lo que años después se llamaría Revolución de Octubre, un intento de revolución socialista que tuvo varios focos en España. Oreja –entonces empresario y diputado tradicionalista por Vizcaya– vio el peligro y esperó.

Sobre las ocho, un grupo de milicianos llamó a su puerta. «Que baje a buenas, pues a malas será peor para él», le dijeron a su esposa, Pureza Aguirre. Oreja se vistió y fue conducido a la Casa del Pueblo, convertida en prisión improvisada. Allí aguardó toda la mañana, soportando cómo sus carceleros se burlaban de él: «Reza todo lo que sepas antes de que te matemos», le decía uno, al ver cómo se santiguaba.

Junto a él, fueron encarcelados Dagoberto Resusta y Ricardo Azcoaga. Pasadas las dos de la tarde, un cabecilla revolucionario dio la orden: «Llévalos detrás». Fueron conducidos a la parte posterior, e intentaron escapar saltando una tapia derruida. Sonaron los disparos. Azcoaga logró huir; los otros dos quedaron tumbados sobre la hierba. Cuando se fueron los captores, alguien pudo trasladar a Oreja, moribundo, hasta su casa. Recibió la unción de los enfermos y pudo pasar sus últimos minutos junto a su mujer, que estaba embarazada.

Viaje de Marcelino Oreja y su mujer y suegro a León

Viaje de Marcelino Oreja y su mujer y suegro a LeónCEU Ediciones

Siervo de Dios

Desde 2020, Oreja se encuentra en proceso de beatificación por martirio, en una de las tres causas abiertas en la archidiócesis de Madrid, por lo que tiene el reconocimiento de siervo de Dios. Su historia está de actualidad porque ha sido recogida en detalle en el libro Marcelino Oreja Elósegui. Fe y vocación pública, publicado recientemente por CEU Ediciones y Ediciones Encuentro.

Se trata de la primera biografía publicada de Oreja, y está escrita por Lara Nebreda, doctora en Ciencias de la Documentación por la Universidad Complutense de Madrid. Nebreda destaca que la obra «surgió por la voluntad de Marcelino Oreja Aguirre –ex ministro de Asuntos Exteriores e hijo del protagonista del libro– de conocer mejor a su padre y rendir un merecido homenaje a su labor como gerente, político y, sobre todo, como hombre profundamente católico».

El libro es el fruto de una exhaustiva investigación, basada principalmente en la documentación conservada por el promotor de la iniciativa –con ayuda, asegura él mismo, de parientes y amigos–, así como en la consulta de varios archivos y otras fuentes documentales. Marcelino Oreja Elósegui. Fe y vocación pública se presentará en Madrid el próximo jueves 15 de diciembre, en el Colegio Mayor Universitario San Pablo.

Intervención de Marcelino Oreja en un mitin

Intervención de Marcelino Oreja en un mitinCEU Ediciones

Vocación propagandista y política

Marcelino Oreja Elósegui nació en Ibarranguelua en 1891. Estudió Ingeniería de Caminos y Derecho y fue un miembro destacado de la Asociación Católica Nacional de Propagandistas, la actual ACdP. Hombre de confianza de su primer presidente, Ángel Herrera, fue enviado a estudiar durante dos años en las escuelas de periodismo norteamericanas, para formarse y aplicar esos conocimientos en El Debate.

Más tarde trabajó en La Vidriera Española y fue director gerente de la Unión Cerrajera de Mondragón, a donde se mudó tras casarse con Pureza Aguirre. «Oreja –señala Nebreda en el libro– intentó implantar los principios del catolicismo social en su fábrica y, además, efectuar lo que podríamos identificar como una labor de evangelización con sus empleados».

Con la llegada de la Segunda República, dio el paso a la política activa, militando en la Comunión Tradicionalista. En las elecciones generales de 1931 fue elegido diputado por Vizcaya. La biografía recién publicada recoge una anécdota relatada por José Echeandía en 1938: un día en las Cortes saludó a Oreja, que estaba con los ojos cerrados. «¿Soñaba usted?», le dijo, pero este extendió sus manos, dejando ver un rosario desgastado. «Estaba hablando en conversación íntima con mi Madre», respondió.

Como político, articuló su pensamiento en dos principios: el tradicionalismo y la defensa del catolicismo en España. De hecho, para Nebreda, esto último «fue en todo momento, hasta el mismo momento de su asesinato, el pilar fundamental de su vida, la certeza sobre la que cimentaba toda su existencia y cada una de sus acciones diarias».

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