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8. El Rosario es el arma idónea para la batalla espiritual El P. Longenecker es muy claro en este punto: «Satanás odia el Rosario. Odia a María. Odia el Evangelio. Odia a Dios. Odia a Cristo el Señor. Odia la oración del Señor. Odia el Ave María«. »Te odia cada vez que rezas el Rosario por lo que describí anteriormente, porque estás entrando en el territorio que él quiere reclamar como suyo. Él quiere controlar tu voluntad y tú le quitas eso«. El diablo, precisa el sacerdote, »quiere controlar tus palabras, pero tú le quitas eso. Él quiere tener control sobre tu imaginación, pero tú le quitas eso. Él quiere tener control sobre tus emociones y tus primeros años de vida; tú se lo quitas». 9. Se aplica a la vida real las mismas victorias sobre el mal relatadas en los Evangelios El presbítero aseguró que «en muchos sentidos, los misterios del Evangelio dan vida a la victoria de Cristo sobre Satanás, y al rezar el Rosario podemos aplicar esas victorias contra la obra de Satanás en el mundo». 10. El Rosario es accesible y fácil para todos Finalmente, para el P. Longenecker es «increíblemente sorprendente» que Dios, a través del Rosario, genere una «curación muy profunda en vidas individuales y en el mundo de la manera más accesible y fácil». «No es necesario realizar largas sesiones de psicoanálisis o asesoramiento. En cambio, los hombres, mujeres y niños y niñas comunes pueden simplemente rezar el Rosario«. »Todas estas cosas buenas suceden incluso cuando no son conscientes de que están teniendo lugar estos aspectos profundos de rezar», subraya.

Unas manos sujetan un rosarioPexels

Dios no cierra por vacaciones: cinco consejos para vivir tu fe en verano

Las vacaciones son un tiempo para descansar, disfrutar y desconectar de las preocupaciones y el estrés del día a día. Pero también pueden ser una oportunidad para fortalecer nuestra fe y nuestra relación con Dios, que nos ama y nos acompaña siempre

Las vacaciones son un tiempo para descansar y desconectar de la rutina. Pero también una oportunidad única para vivirla de una manera más intensa y profunda y sin prisas. No se trata de renunciar a la diversión o al ocio, sino de integrarlos en nuestra relación con Dios y con los demás. Aquí te ofrecemos cinco consejos para no perder la fe en vacaciones y vivir la alegría de creer.

1. Escucha música que te inspire. La música tiene el poder de elevar nuestro ánimo, transmitirnos mensajes positivos y conectarnos con nuestra espiritualidad. Hay muchas canciones que nos hablan de la fe, la esperanza, el amor y la confianza en Dios. Por ejemplo, puedes escuchar Broken de Coldplay, Amén, de la familia Montaner, My sweet Lord de George Harrison, Te vi dolor de Marcela de María y Campos o Forofos un súper éxito de Hakuna Group Music.

2. Lee versículos bíblicos que te alienten. La Biblia es el mejor libro de consejos que puedes tener, ahí encontrarás versículos para no perder la fe en tiempos difíciles, que te ayudarán a encontrar el consuelo y la fuerza cuando más lo necesites. Por ejemplo, puedes leer Isaías 41:10, Nahum 1:7, Juan 14:27 o 2 Timoteo 1:7. También puedes buscar otros versículos que te hablen personalmente o que se relacionen con tu situación actual.

3. Ora con sencillez y confianza. La oración es el alimento de nuestra fe. Sin ella, nos alejamos de Dios y perdemos el sentido de nuestra vida. Por eso, es importante que en nuestras vacaciones no descuidemos este aspecto tan esencial. Podemos aprovechar los momentos de silencio, de soledad, de contemplación de la naturaleza o de lectura para entrar en diálogo con Dios y escuchar su voz. También podemos participar en la eucaristía dominical o diaria, si tenemos la posibilidad, y acercarnos al sacramento de la reconciliación. La oración nos ayuda a agradecer los dones que recibimos, a pedir por nuestras necesidades y las de los demás, y a ofrecer nuestra vida a Dios.

4. Comparte tu fe con los demás. Vivir la fe no es solo un asunto privado, sino también público. Estamos llamados a ser testigos de Cristo en el mundo, con nuestra palabra y con nuestro ejemplo. Por eso, en nuestras vacaciones podemos aprovechar para compartir nuestra fe con las personas que nos rodean: familiares, amigos, conocidos o desconocidos. Podemos hacerlo con naturalidad, respeto y alegría, sin imponer ni ocultar nuestra identidad cristiana. Podemos hablar de lo que creemos, de lo que nos motiva, de lo que nos preocupa, de lo que nos ilusiona. Podemos invitar a otros a participar en alguna actividad religiosa o solidaria. Podemos dar testimonio de nuestros valores y actitudes cristianas.

5. Celebra tu fe en la Eucaristía. La Eucaristía es el centro y la cumbre de la vida cristiana, el sacramento del amor de Dios por nosotros y de nuestra comunión con Él y con los hermanos. Por eso, no debemos dejar de celebrar nuestra fe en la Eucaristía, aunque estemos de vacaciones. Podemos buscar una iglesia cercana al lugar donde nos alojamos o visitamos, o incluso aprovechar para conocer otras iglesias o santuarios que tengan un valor histórico, artístico o espiritual. En la Eucaristía encontramos el alimento que nutre nuestra fe y nos impulsa a vivir como discípulos misioneros.

Estos son solo algunos consejos para ayudarnos con la fe en vacaciones, pero seguro que hay muchos más. Lo importante es recordar que Dios no se va de vacaciones ni se olvida de nosotros, sino que sigue estando presente y actuando en nuestras vidas. Por eso, no dejemos de buscarle, de encontrarnos con Él y de darle gracias por todo lo bueno que nos regala.

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