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Magnus Macfarlane-Barrow, presidente y fundador de Mary's Meals

Magnus Macfarlane-Barrow, presidente y fundador de Mary's MealsJosé María Visiers

Magnus MacFarlane: «Mary's Meals es universal, pero nuestra base está en la doctrina social católica»

El fundador de la ONG premiada con el Princesa de Asturias de la Concordia 2023 participó este fin de semana en el 25º Congreso Católicos y Vida Pública

La ONG Mary’s Meals atiende hoy en día a más de 2.400.000 niños en 18 países de todo el mundo, a los que proporciona una comida diaria en la escuela. Su fundador y CEO, el escocés Magnus MacFarlane-Barrow, visitó Madrid este fin de semana para participar en el 25º Congreso Católicos y Vida Pública, organizado por la Fundación CEU y la Asociación Católica de Propagandistas. Atiende a El Debate para explicar su labor e invitar a no caer en la indiferencia. «Hay mucho por hacer», asegura.

–Mary’s Meals recibió en octubre el Premio Princesa de Asturias de la Concordia 2023. ¿Qué ha supuesto para ustedes el galardón?

–Es un gran honor, muy inesperado. Un auténtico regalo para Mary’s Meals. Esperamos que, a través de él, mucha gente nueva conozca nuestro trabajo y se una a esta misión.

–Una misión que nació unida, de algún modo, al santuario mariano de Medjugorje.

–Fui a Medjugorje con 15 años, y tuve una gran experiencia: renovó mi fe católica y la de toda mi familia. De hecho, aquello llevó a mis padres a convertir nuestra casa en un centro de retiros. Diez años después, en 1992, durante la guerra en Bosnia, hicimos una colecta en Escocia para llevar a campos de refugiados allí… y la cosa creció de forma inesperada.

Magnus Macfarlane-Barrow, durante su entrevista

Magnus Macfarlane-Barrow, durante su entrevistaJosé María Visiers

–Ahí nació Mary’s Meals.

–Bueno, propiamente, nació otros diez años después. Estábamos haciendo alimentación de emergencia en Malawi, y allí me encontré con un joven de 14 años, Edward. Le pregunté por sus sueños y esperanzas, y me dijo que le gustaría tener suficiente comida, y ser capaz de ir a la escuela algún día. Mary’s Meals se convirtió en una respuesta a aquello, reconociendo que hay millones de niños atrapados en este cielo de pobreza, perdiéndose la escuela por el hambre. Queremos romper ese círculo.

–¿Convertir el círculo vicioso en un círculo virtuoso?

–La belleza de Mary’s Meals es que hace dos cosas a la vez: atiende la necesidad inmediata del niño hambriento a la vez que afronta las causas subyacentes de la pobreza, llevando a los niños a clase, donde pueden recibir educación. Muchos millones de niños hambrientos están trabajando o pidiendo limosna, y otros muchos van a la escuela pero están demasiado hambrientos para aprender. Con la alimentación, todo cambia para ellos.

–¿Cuáles son los desafíos actuales de Mary's Meals?

–Hay muchos. Escogemos trabajar en los lugares con una necesidad más aguda; por eso fuimos a Sudán del Sur, Etiopía o Haití. Son lugares muy inestables, con guerras y conflictos, pero encontramos la manera de avanzar. A menudo, gracias a nuestros colaboradores locales. Por ejemplo, en Etiopía nos apoyamos en las Hijas de la Caridad: estas monjas se quedan allí, sin importar que haya guerra.

Mary's Meals

Macfarlane, junto a un grupo de niñosEuropa Press

–¿Por qué Mary’s Meals prioriza el trabajo con las comunidades locales?

–La propiedad local está en el corazón de nuestro enfoque. Nosotros nunca llegamos desde fuera pensando que tenemos todas las respuestas, sino que tratamos de trabajar juntos y de alentar la propiedad local todo lo posible. Casi todo el trabajo diario de Mary’s Meals —cocinar y servir la comida— lo llevan a cabo decenas de miles de voluntarios locales… que a menudo están luchando ellos mismos contra la pobreza, y aún así escogen dar este regalo para que los niños puedan comer en su comunidad. Para nosotros es muy importante empoderar a la gente local, y esto también hace más probable que un día podamos marcharnos y que algo bueno permanezca.

–Ha participado en el Congreso Católicos y Vida Pública, centrado en la evangelización. ¿Qué relación hay entre la labor caritativa de Mary’s Meals y el anuncio del mensaje de Jesucristo?

–Mary’s Meals es una misión universal: en ella participa gente de todos los credos y alimentamos a niños sin importar su fe o su denominación. Al mismo tiempo, decidimos hacer este trabajo en el nombre de Nuestra Madre, y no es algo menos. Todo nuestro enfoque está conformado por la doctrina social católica. No nos asusta hablar de ello. Mary’s Meals es un acto de amor, y eso es universal, pero espero que el modo en que lo hacemos atraiga a las personas y les lleve a preguntarse: «¿Por qué?».

–Cada día vemos por televisión y redes sociales muchas injusticias, y uno puede anestesiarse contra este dolor. ¿Cómo nos sacudimos la indiferencia?

–Puede ser complicado, especialmente cuando hay tanta necesidad en el mundo, incluso en nuestras propias comunidades. Puede ser abrumador, y uno puede tener la sensación de que no se puede hacer nada. Entonces se genera esa barrera, ese no querer saber nada. Creo que un modo de atravesarla es entender que sí podemos hacer algo, cada uno. No estamos llamados individualmente a resolver la situación global, pero sí podemos hacer algo significativo en la vida de otra persona. E incluso si pensamos en las grandes cuestiones globales, como el hambre: no es cierto que no haya comida suficiente en el mundo, es un error verlo así. Tal vez no individualmente, pero son problemas solucionables. Hay esperanza.

Macfarlane, fundador de Mary's Meals

Macfarlane, fundador de Mary's MealsJosé María Visiers

–Hablaba del carácter católico de Mary’s Meals. En el Evangelio se dice aquello de «a los pobres siempre los tendréis con vosotros». ¿Cunde el desánimo al enfrentarse a una lucha sin fin aparente?

–Es verdad que en la Escritura aparece esa frase, pero hay distintos tipos de pobreza. Todos somos pobres de algún modo. Pero creo que eso es distinto a decir que es inevitable la situación de que hay 67 millones de niños en el mundo sin escolarizar por el hambre. No hemos de aceptarlo como un hecho, o como algo inmutable: lo podemos cambiar y hay mucho por hacer, aunque siempre haya algún tipo de pobreza en el mundo.

–En lo personal, habla de Mary’s Meals como una «misión». Como cristiano, ¿ha sentido que Dios le acompañaba en este camino?

–Este no era mi plan de vida, nunca planeé hacerlo. Además, de joven era muy tímido, me faltaba confianza… ¡Dar una charla en un congreso habría sido aterrador! Y me habría reído si alguien me hubiera dicho que dedicaría mi vida a ello. Ha sido muy interesante ver cómo Dios trabaja en nuestra vida: nunca nos pide hacer algo imposible. Yo le agradezco que haya sido tan tierno conmigo, pidiéndome hacer solo una cosa cada vez, una pequeña cosa. Y permitiéndome crecer y aprender. Pienso que el camino espiritual trata a menudo de esas cosas pequeñas, que en el momento no parecen importantes, más que de un momento dramático.

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