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El 'youtuber' Abel de Jesús

El youtuber Abel de JesúsJosema Visiers

El Efecto Avestruz

Abel de Jesús, evangelizador en línea: «Es difícil generar una experiencia profunda de Dios en internet»

El divulgador y youtuber reflexiona en 'El Efecto Avestru' sobre la posibilidad de hacer teología a través de las redes sociales y el estado de la evangelización digital

Abel de Jesús une dos mundos a priori antagónicos: la profundidad de la teología y la superficialidad de las redes sociales. El divulgador y youtuber ganó popularidad cuando aún era fraile carmelita y ahora, fuera del convento, sigue llevando a cabo su misión online, compatibilizándolo con su trabajo como profesor de Religión. «He encontrado muchísima gente que, queriendo creer, no encuentra una respuesta teológicamente seria y razonable a sus interrogantes profundos», reflexiona el autor de Internet y vida contemplativa, que protagoniza esta semana El Efecto Avestruz, el programa de entrevistas de la Asociación Católica de Propagandistas (ACdP).

–¿Se puede hacer teología en las redes sociales?

–Aquí hay dos partes. Por un lado, está el desafío tecnológico. Hoy las plataformas digitales tienen una gran responsabilidad en la formulación del pensamiento social. Dicho de otra manera: la forma de pensar de muchísima gente está profundamente condicionada por los creadores de contenido a los que acude en la red. Y luego está la dimensión propia de la fe, la dimensión contemplativa: ¿Es posible generar una experiencia contemplativa a través de internet?

–No lo sé, ¿es posible?

–Tengo dudas. Creo que es muy difícil generar una experiencia profunda de Dios en el marco estricto de internet. Podemos crear una experiencia emotiva, o producir meditaciones bonitas, o llegar a ideas ingeniosas… pero tengo dudas de que podamos conseguir la experiencia contemplativa, de hacer vacío para que Dios nos hable en el silencio de nuestro corazón. Por eso invito a generar espacios de soledad y silencio al margen de las pantallas. Por supuesto que las aplicaciones de espiritualidad o los creadores de contenidos pueden ser beneficiosos, pero sin esa experiencia de abstinencia digital es prácticamente imposible llegar a una verdadera experiencia de Dios, que siempre habla –repito– en la soledad y el vacío.

–Entonces, ¿hay forma de equilibrar una reflexión teológica profunda con la inmediatez y agilidad que exigen las redes sociales?

–Hay un equilibrio inestable entre contenido y continente. Yo creo que, a la hora de hacer divulgación teológica en internet, no puedes pasarte de superficial, porque entonces eres infiel al logos… pero tampoco puedes pasarte de profundo, porque entonces nadie te va a seguir y estarás siendo infiel a la comunicación. También hay que tener en cuenta que para comunicar en internet, a nivel intelectual, hay dos caminos: la polémica –la indignación, la crítica– y el humor, y a mí me gusta jugar con ambas herramientas. Si explicas algo con un chiste, es probable que el público solo se acuerde del chiste y no de lo demás.

No nos engañemos: nosotros no estamos en Galilea, sino en la periferia de las periferiasAbel de Jesús

–En entornos católicos hay desde hace años un énfasis en evangelizar el «continente digital», ¿es una posibilidad real?

–La pandemia nos enseñó dos cosas. La primera es que lo virtual es real, y en ese sentido se puede conseguir, por ejemplo, transmitir teología a través de internet. La segunda, sin embargo, es que lo virtual no basta. No es suficiente. Una persona no es plenamente hombre si no se desvirtualiza, porque lo humano entiende lo carnal, y sin lo carnal una experiencia no es plenamente humana. Y repito: la experiencia contemplativa se juega en lo secreto de tu corazón, cuando apartas el móvil. Se juega en la parroquia, frente al sagrario, atendiendo al pobre, recibiendo a tu amigo pesado… Ahí se juega tu salvación.

–En su canal no teme entrar en charcos, ¿cómo aborda los temas espinosos o las polémicas eclesiales?

–Sí, me gusta meterme en los fregados. Primero, para establecer cuáles son los planteamientos reales, porque a menudo, y lo hemos visto con el tema de Fiducia Supplicans, no se sabe realmente lo que se dijo y lo que no, y nos dejamos llevar por ecos. Un primer paso es establecer posturas, ver realmente qué dice cada parte. En segundo lugar, ¿qué desafíos teológicos se presentan, y qué dice la teología al respecto? Y en tercer lugar, doy mi opinión, después de los otros dos pasos. Me gusta aprovechar las crisis comunicativas para aprender más teología y para profundizar.

–A veces el público de su canal no lo tiene fácil para seguirle el ritmo, es difícil encasillarle a usted en una tendencia, como «conservador» o «liberal».

–No es fácil encasillarme en una ideología religiosa, porque no someto mi pensamiento a patrones prefabricados de pensamiento religioso. Creo que el dinamismo más sano de la teología es pensar cada tema a la luz de la fe, con un pensamiento profundamente crítico. Lo que ocurre es que esto el algoritmo no lo premia, y se vuelve un poco loco y hace que con el tiempo pierdas gran parte de los espectadores que hayas conseguido.

El 'youtuber' Abel de Jesús

El 'youtuber' Abel de JesúsJosema Visiers

–Antes hablaba de la importancia de lo carnal, ¿ha dado pasos para convertir su comunidad virtual en una comunidad física?

–No tanto como me gustaría, pero sí que tenemos una comunidad online –los miembros del canal, que pagan una mensualidad– con los que hay un contacto más directo, semanal. Lo siento como una verdadera familia espiritual, aunque a pocos he visto en persona. Y luego sí está el grupo Teonáutica Madrid, que es un grupo de jóvenes y sí nos reunimos en persona, desvirtualizados. Mi comunión digital pivota sobre estos dos grupos.

–¿Cuáles son los principales retos que afronta hoy en día la evangelización en internet?

–No sabría decirte… Veo influencers muy buenos, pero también veo a veces una inseguridad eclesial online que muchas veces asume el rol de la excesiva radicalidad. Aunque sea paradójico, las personas más inseguras son las que pueden radicalizarse más, o ser más autorreferenciales. Un ejemplo: sale una película o una canción católica, y que coincide con mi ideología, y antes de verla o escucharla ya la defienden y dicen que es maravillosa… Hombre, no sé. Eso tampoco nos permite crecer. Si tuviéramos una seguridad afianzada, sólida y madura podríamos ver con ojos críticos lo que produce la Iglesia a nivel digital, y tampoco nos pondríamos de garras cada vez que un miembro de la Iglesia cuestiona cualquier cosilla.

–Hay quien dice que, como el mensaje cristiano es verdadero, no hace falta pensar en el marketing. ¿Estás de acuerdo?

–No nos engañemos: nosotros no estamos en Galilea, sino en la periferia de las periferias. En Cesárea de Filipo, en la Decápolis, en el Areópago, donde Jesús no puso un pie… Estamos en el área paulina, en tierra de ídolos. Es cierto que cualquier dinamismo de marketing o propaganda no tiene nada que ver con el Evangelio ni con cómo lo hacía Jesús, que se movía en lo rural, persona a persona, y nos hablaba del grano de mostaza, de la levadura… A Jesús no se le pasaba por la cabeza que sus discípulos se planteasen las cosas en clave de marketing… pero ya que nos metemos ahí, vamos a crear belleza. Vamos a poner bondad en medio de tanta maldad; perdón en medio de tanta hostilidad. Vamos a crear contenidos que sean bellos y reflejen –comunicativamente hablando– la belleza del Evangelio.

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