Entrevista
El pintor malagueño al que llaman desde El Vaticano a China por su arte sacro: «Es una responsabilidad»
Las pinturas religiosas de Raúl Berzosa tienen demanda por todo el mundo: «Como artista católico se puede decir que es una doble bendición»
Encontrar a alguien que se dedique profesionalmente al arte sacro es una tarea compleja. Que esa persona haya trabajado para El Vaticano, China, Estados Unidos o Italia demuestra que no es cualquiera. Y descubrir que es de Málaga añade cierto orgullo a las abundantes emociones que, de por sí, transmite su pintura.
Licenciado en Historia del Arte por la Universidad de Málaga, Raúl Berzosa ha logrado realizar una labor de evangelización por todo el mundo desde su estudio de pintura.
–¿Cómo apareció el arte sacro en su vida?
–En el año 2000 realizo mi primera pintura pública, se trataba del cartel de la salida procesional de la cofradía del Rocío de Málaga. Estas primeras obras cofrades sirvieron para dar salida a esa necesidad de hacer arte sacro, pero poco a poco derivaron: ya no copiaba las imágenes de las cofradías, sino que yo creaba mis propias figuras. Hoy en día, el arte sacro ocupa, con diferencia, la mayor parte de mi producción pictórica.
–También resulta llamativo el gran tamaño de sus obras
–Yo realizo obras de todos los tamaños, aunque sí es cierto que me gustan los grandes proyectos con lienzos de gran formato. Puede lucir más y normalmente en las iglesias encajan mejor que una obra de pequeño tamaño. El proceso previo a la ejecución de una obra de gran formato es el mismo que el de uno pequeño, pero la impresión al ver el resultado final es más llamativa en un lienzo de cuatro metros de altura que otro de 65 centímetros. Mi obra más grande precisamente no es un lienzo, sino que está pintada en un techo, el Oratorio de Santa María Reina en Málaga, una obra de casi 140 metros cuadrados, llena de figuras donde se representa la Coronación de la Virgen María. Para realizar esta pintura tardé 9 meses.
–¿Cómo es que le contacte el Vaticano? ¿Y China?
–Es una enorme satisfacción cada vez que en El Vaticano tiene en cuenta mis pinturas, desde los libretos de las ceremonias del Santo Padre, a realizar algún encargo para ilustrar algún sello o retratos de algunos prefectos. En un principio pensé que sería algo puntual, pero se ha alargado en el tiempo.
Como artista católico se puede decir que es una doble bendición el recibir un encargo de El Vaticano, por un lado el trasfondo artístico y por otro el religioso. Que busquen a un pintor de Málaga para realizar pinturas para Iglesias de Estados Unidos, Guatemala, Colombia, Portugal, Italia, el propio Vaticano o ahora China, es una gran responsabilidad, pero alegra mucho saber que el trabajo que uno realiza puede servir para evangelizar.
Para el proyecto de China se pusieron en contacto conmigo para solicitar realizar unos nuevos lienzos para la Catedral del Sur en Pekín, edificio que se encuentra en restauración, un proyecto muy llamativo para mí y muy ilusionante. Además, son lienzos de gran formato, un tipo de obra con la que disfruto mucho y en la que me he especializado como he comentado anteriormente.
–¿Cuál es el proceso que lleva a cabo cuando le encargan una pintura?
–Si es una obra sacra, lo primero es informarme. Ahora mismo con el proyecto de Pekín debo ver la iconografía previa de lo que tengo que realizar, estudiar las medidas, el espacio, el por qué aparece una cosa u otra… Es decir, hacerme una idea de lo que tengo que representar y una vez dado este primero paso, es hora de coger los lápices para realizar el boceto. Normalmente también hay un proceso de fotos que me sirven para realizar los dibujos previos. Cuando tengo el boceto terminado se lo muestro al cliente para que vea lo que voy a pintar. Decir en este sentido que la confianza de los clientes en mí es absoluta a la hora de confeccionar la obra.
A partir de aquí paso al óleo, traslado el boceto, la idea al lienzo que dependiendo de la dificultad de la obra se puede alargar más o menos semanas. Me gusta empezar por lo mollar, si es un retrato me voy directamente al rostro. Una vez acabada la obra, y dejando un tiempo prudencial, siempre la barnizo. En la mayoría de las ocasiones hay que realizar el envío de la obra. Si es de un formato muy grande, que suele ser lo común, van los lienzos enrollados en el interior de cajas.
–¿Tiene presente que su trabajo pueda llevar a otros a encontrarse con Dios?
–Dentro del arte sacro siempre busco que la pintura transmita mis creencias como católico al espectador de la obra, que haya una interacción, que la obra sea útil, es decir, no ver solamente una obra bella o una pintura que pueda ser fría, sino que esa belleza como dijo el Papa Benedicto XVI sea un camino para encontrar a Dios.
En muchas ocasiones las pinturas pueden servir a los sacerdotes como «herramientas» para las homilías o para los rezos. En numerosas ocasiones me escriben personas de muchos lugares del mundo para agradecerme la realización de las obras, que en muchas ocasiones llegan al corazón.
–¿Su trabajo le ha ayudado en su fe, o viceversa?
–Mi estudio se encuentra cerca de la iglesia de San Antonio María Claret aquí en Málaga. Es la iglesia de mi niñez, siempre que voy andando entro un momento para saludar al Señor en el sagrario y dar las gracias por el nuevo día. En mi estudio tengo una reproducción de la Sábana Santa, es mi lugar de rezo allí, siempre me acompaña, lo mismo ocurre en mi casa.
Me he criado en una familia católica y mi educación ha estado ligada a los Hermanos Maristas. Creo que mi trabajo me ha ayudado a crecer en mi fe y al revés, mi fe ha hecho mejorar las pinturas, ha sido recíproco el proceso.
–¿Qué es lo que le ha aportado tener la Sábana Santa?
–La Síndone de Turín siempre me ha acompañado, desde pequeño he visto en casa de mis padres una gran foto de la Sábana Santa, ellos me han inculcado que ahí está el auténtico rostro de Cristo.
Después he tenido reproducciones en mi estudio, en mi casa y en mi cartera... En mi taller está presente junto a mis lienzos, todo está presidido por una foto de la Sábana Santa de Turín, colgada en el centro de la pared. Es mi lugar de agradecimiento y de rezo en el taller, siempre acudo a la Síndone.
–¿Cree que es necesaria una pintura realista en el arte sacro?
–No creo que sea obligatorio. Vemos o escuchamos muchos elementos que los situamos dentro del arte sacro como la arquitectura o la música, la luz que entra a través de las vidrieras o ciertos mosaicos que no son figurativos los relacionamos con el arte sacro y nos elevan el alma. En mi caso sí que utilizo la pintura realista porque es lo que me llena y así lo siento.
–Por último, ¿cuál es la pintura que más ha disfrutado al realizar?
–Cada obra tiene su encanto, por ejemplo, mi última obra ha sido la tercera del proyecto de China, el arcángel San Gabriel, he disfrutado bastante realizando esta pintura por la fuerza que buscaba en ella, es una obra potente.
Uno de los proyectos de los que más he disfrutado en los últimos años ha sido el de los Jesuitas de Tampa (Florida, Estados Unidos), donde trabajé junto al gran arquitecto Duncan Stroik, o actualmente con el afamado arquitecto Jorge L. Hernández en Miami, para mí ha sido un auténtico honor.
El conjunto del oratorio de Santa María Reina aquí en Málaga o el encargo que me hizo la Santa Sede por el 80 cumpleaños del Papa Francisco, una obra que se utilizó para emitirla en sellos, ilusionan mucho y disfruto trabajando y viendo el resultado final.