Barcelona tiene tres nuevos diáconos permanentes
Sus esposas e hijos les acompañaron en la celebración que tuvo lugar en la catedral de la Ciudad Condal
Sobre la alfombra del presbiterio de la catedral de Barcelona se postraron los tres nuevos diáconos. A pocos metros de ellos, en los primeros bancos, sus respectivas esposas e hijos. El cardenal Juan José Omella ordenó el pasado fin de semana en la catedral de Barcelona tres nuevos diáconos permanentes (nunca llegarán a alcanzar el sacerdocio, pero sí pueden acceder al diaconado permanente) después de seis años de formación.
Muchos sacerdotes y diáconos de la archidiócesis arroparon a Rafael Cervera, Manuel Garrido y Carles Rubio en la celebración, en la que el arzobispo agradeció a las esposas de los tres candidatos haber dado su aprobación. «Sólo el hombre será diácono, pero ella estará presente en la misión. El Señor bendecirá su esfuerzo», subrayó el purpurado.
En la promesa de los elegidos, los candidatos expresaron su compromiso ante el obispo y todo el pueblo fiel de ejercer el oficio de diácono. En la promesa de obediencia, los escogidos prometieron respeto y obediencia al obispo ya sus sucesores. Los candidatos se postraron en el suelo en señal de humildad mientras se cantaban las letanías de los santos.
El momento central de la ordenación fue la imposición de las manos a los tres escogidos y con la oración de ordenación. Con estos dos gestos se les confirió el don del Espíritu Santo para el oficio de diácono.
Ya ordenados, Manuel, Rafael y Carles fueron revestidos con la estola en forma diaconal y la dalmática, y recibieron del cardenal Omella el libro del Evangelio para proclamarlo en las celebraciones litúrgicas.