Los tres motivos de fray Pablo para ofrecer su vida antes de fallecer con 21 años
Se cumple el primer aniversario de la muerte del joven novicio salmantino que hizo su profesión religiosa «in articulo mortis»
la habitación 615 del Hospital Clínico de Salamanca fue su noviciado. Ingresó en él el 21 de junio de 2023, cuando el Sarcoma de Ewing había consumido casi por completo su cuerpo pero elevado su alma, hasta el extremo de querer ser carmelita. Cuatro días después emitió sus votos religiosos in articulo mortis. Y el 15 de julio fallecía serenamente, en paz, rodeado de sus familiares, amigos y hermanos carmelitas. Tenía 21 años.
Fray Pablo María de la Cruz Alonso Hidalgo sabía que su muerte estaba muy próxima, y había reiterado en numerosas ocasiones que quería ofrecer su vida por tres motivos. Ahora, un año después de su fallecimiento, los carmelitas de la provincia de Aragón, Castilla y Valencia han remitido una carta «para hacer memoria» de su breve vida y para «dar gracias a Dios y a la Virgen Madre por este don tan fecundo», y han recordado «las intenciones por las cuales fray Pablo María ofreció su vida»:
- Para que todos los movimientos, congregaciones, órdenes… en la Iglesia sean uno
- Por la conversión de los jóvenes a través de Jesucristo Eucaristía
- Para que los cristianos destierren el miedo de la muerte
«De igual manera, oramos por el don de la pequeñez espiritual que nos acerca a los más débiles y sufrientes, tal como este hermano nuestro nos enseñó», agregan los carmelitas en su carta.
Con 16 años, el joven fue diagnosticado con la letal enfermedad. En medio del dolor y la incertidumbre, fue creciendo en él la llamada de Dios a la vida consagrada a través del carmelo.
Fray Pablo mantuvo su sentido del humor hasta el final: para su funeral solicitó «que no haya luto, que hace mucho calor». La única condición para los asistentes a sus exequias fue que sus rostros no reflejaran tristeza: «Quiero que estéis alegres», dejó dicho, como también que «a la entrada del funeral habrá un escáner para controlar la cara de cada uno». «Lo que quería comunicar es lo increíblemente bonita que es la muerte en Cristo, que es algo que no da miedo, que es alucinante, y que es un tabú que hay que romper», explicó tras su muerte Salvador Villota, provincial de los carmelitas.