La primera obra de teatro navideña de autor la compuso el eclipsado tío del poeta Jorge Manrique
Representación del Nacimiento de Nuestro Señor es un auto encargado por su hermana, María Manrique, por entonces vicaria del convento de clarisas de la Consolación de Calabazanos
Si bien en lo político y militar, la figura de Gómez Manrique (nacido en Amusco, Palencia hacia 1412 y fallecido en Toledo hacia 1491) queda algo desdibujada por la de su hermano Rodrigo Manrique, y en lo literario por la de su sobrino, Jorge Manrique, lo cierto que que este poeta cortesano es el autor de la primera obra teatral de autor conocido, al menos de temática sacra referida a la Navidad, y ya no solo en España, sino probablemente en toda Europa. Su Representación del Nacimiento de Nuestro Señor es un auto encargado por su hermana, María Manrique, por entonces vicaria del convento de clarisas de la Consolación de Calabazanos (localidad hoy en día adscrita a Villamuriel de Cerrato, Palencia).
El carácter dramático del texto es evidente, ya que hay diferentes cuadros escénicos y diálogos de los personajes, que interactúan. Pero quizá lo más curioso sea que, al final de la obra (versos 161-180) son las propias monjas las que dejan de ser simples espectadoras para incorporase a la acción dramática, cantando el texto final que reproducimos, y que sirve para acallar el llanto del Niño, tras la presencia en escena de siete personajes alegóricos que representan los instrumentos de la Pasión que más adelante sufrirá cáliz, madero, soga, azotes, corona de espinas, cruz, clavos y lanza.
La Cançión para callar al Niño está formada por cinco estrofas de versos hexasílabos. En cada una de ellas, tres versos presentan la misma rima consonante —aunque distinta en cada estrofa: I /-ór/, II /-élo/, III /-áro/, IV /-íno/ V) /-ósas/)—; y el verso cuarto de todas las estrofas tiene la misma rima consonante -/ito/. Esta combinación de rimas dota a la composición de una grata musicalidad; lo cual pone de manifiesto —por expresarlo con palabras de Lázaro Carreter— que «el ilustre poeta no poseía una conciencia nítida y distinta de lo teatral, y cede a sus hábitos líricos».
Cançion para callar al Niño
mío chiquito.
Callad vos, Señor,
nuestro Redentor,
que vuestro dolor
durará poquito.
Ángeles del cielo,
venid, dar consuelo
a este moçcuelo
Jesús tan bonito.
Este fue reparo,
aunqu’el costo caro,
d’aquel pueblo amaro
cativo en Egito.
Este sano dino,
Niño tan benino,
por redemir vino
el linaje aflito.
Cantemos gozosas,
hermanas graciosas,
pues somos esposas
del Jesús Bendito.
Callad, hijo
mío chiquito.
Callaos, Señor,
nuestro Redentor,
que vuestro dolor
durará poquito.
Ángeles del cielo,
traedle consuelo
a este pequeñuelo
Jesús, tan bonito.
Este fue reparo,
aunque costó caro.
de aquel pueblo amaro
cautivo en Egipto.
Este santo digno,
Niño tan benigno,
por redimir vino
el linaje aflito.
Cantemos gozosas,
hermanas graciosas,
pues somos esposas
del Jesús bendito.