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San José juega con el Niño Jesús en la 'Sagrada Familia del pajarito', de Murillo

San José juega con el Niño Jesús en la 'Sagrada Familia del pajarito', de MurilloMuseo Nacional del Prado

'San José al Niño Jesús', el desconocido villancico que comparte estribillo con otro muy popular

Como si de una voz en off se tratara, alguien interviene en la segunda estrofa para increpar al «señor José», indicándole que sus largas barbas pueden asustar al Niño

Villancico popular castellano con letra y música anónimas. Las tres estrofas son cuartetas con idéntica rima asonante /á-a/ en los versos pares. Y en esta ocasión, dejando a un lado el estribillo, los protagonistas son San José y el Niño Jesús, y el «conflicto» que se plantea ya en la primera estrofa es bien simple: al darle un beso en la cara al Niño Jesús, san José le pincha con sus barbas; y es el propio Niño el que toma la palabra para advertírselo: «Que me pinchas con las barbas» (verso 4).

Como si de una voz en off se tratara, alguien interviene en la segunda estrofa para increpar al «señor José» («no le arrime usted la cara», imperativo negativo expresado en presente de subjuntivo) indicándole que sus largas barbas pueden asustar al Niño. Por lo tanto, la barba de san José, además de pincharle la cara (estrofa 1) lo «va a asustar» (perífrasis verbal incoativa 'ir a+infinitivo', de gran fuerza expresiva en el contexto), dado que es muy larga. El «conflicto» se soluciona en la tercera estrofa: las barbas de san José le sirven de entretenimiento al Niñito, que las acaricia y tira de ellas, mientras el propio san José sonríe satisfecho (y ahora las formas verbales están en pasado imperfectivo).

Adviértase que en la primera estrofa, el narrador emplea el pretérito perfecto simple: «dio» (verso 2), «dijo» (verso 3), mientras que el Niño Jesús habla en presente de indicativo: «que me pinchas» (verso 4). Por otra parte, en la segunda estrofa, la forma verbal «oiga [usted]», empleada en el verso 1, sirve para llamar la atención de San José, a la par que el hablante va a expresar su disgusto: «no le arrime usted la cara» (verso 2). Estos cambios verbales son típicos de las composiciones populares desde los orígenes de los romances, cuyas formas recuerdan muchos villancicos.

Pero tal vez lo más conocido de este villancico sea el estribillo, formado por cinco versos hexasílabos, ya que el tercero y el cuarto son idénticos y ayudan a generar un ritmo intenso: («a adorar al niño, / a adorar al niño»), al que contribuyen las formas verbales agudas: «venid/llegad» (imperativos dirigidos a los pastores; versos 1 y 2, en perfecta construcción paralelística), «a adorar» (versos 3 y 4). Y a la sonoridad también coadyuva la asonancia agua /á/ en los versos 2 («pastores llegád») y 5 («que ha nacido yá»). Y ahora es el empleo del pretérito perfecto («ha nacido»), combinado con el adverbio de tiempo «ya», la manera de expresar que el nacimiento acaba de producirse, y de ahí que se apremie a los pastores a que acudan a adorar al Niño. Por otra parte, este estribillo figura también en otros villancicos, y de ahí su popularidad.

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