'A Belén, pastorcitos', el villancico popularizado por el grupo infantil Parchís
Este villancico —que, por cierto, difunde por internet la Junta de Andalucía en su recopilación de 9 «Villancicos populares»— vincula su letra y su música al grupo musical infantil español Parchís fundado en 1979 por los hermanos Francisco y José Manuel Santamaría, sus productores musicales.
La banda, integrada, por Yolanda Ventura —ficha amarilla—, David Muñoz —ficha azul—, Constantino Fernández [Tino] —ficha roja—, Gemma Prat —ficha verde— y Óscar Ferrer —ficha azul, reemplazado poco después de la creación del grupo, en 1982, por Frank Díaz— alcanzó un gran éxito en España e Hispanoamérica, desde la década de los ochenta, hasta prácticamente su disolución, en 1992; entre otras razones, por las novedosas estrategias de marketing que se diseñaron; por la imagen jovial que proyectaban unos chavales alegres y divertidos que aparecían con frecuencia en los medios audiovisuales; y porque estos se dirigían conjuntamente tanto a niños, que quedaban cautivados por las letras pegadizas de las canciones, como a adultos, en los que la evocación de un juego de carácter familiar —el parchís— despertaba no pocos sentimientos nostálgicos.
Y en su discografía recogieron muchos villancicos, que sonaban en las fiestas navideñas en todas partes (en televisión, centros escolares, centros comerciales, domicilios, etc.). En las Navidades de 1980 saltaron a la fama dos discos: el titulado «Villancicos» y, en catalán, el titulado «Nadales» —todos los miembros de la banda son barceloneses, aunque no grabaron ningún otro disco en catalán—. Y en 1982, «Feliz Navidad» se publicó pensado exclusivamente para el mercado mexicano. Cuatro años más tarde, en 1986, se difunde en España con el título de «15 nuevos villancicos», uno de los cuales se titula precisamente «A Belén, partorcillos», que alcanzó gran popularidad. Es innecesario recordar que con el paso del tiempo, las voces de la banda fueron cambiando; pero en este enlace está la grabación original.
El villancico consta de tres estrofas con versos de arte menor, entre las que se intercala un estribillo de cuatro versos endecasílabos: estrofa 1/estribillo; estrofa 2/estribillo; estrofa 3/estribillo, que cierra el villancico. El argumento del villancico es de gran sencillez. En la estrofa primera se apela a los pastorcillos a que acudan a Belén para ver a Jesús; en la segunda, alguien acude con un pandero, que es un instrumento rústico cuyo sonido es del agrado de los niños; y en la tercera, la Nochebuena se presenta como sinónimo de felicidad, y junto a los pastores acuden los Reyes Magos a postrarse ante Jesús. En cuanto al estribillo, se ponderan y glosan en él algunas de las cualidades que distinguen a Jesús, comparado en belleza y hermosura con un lucero.
Empecemos, pues, con el estribillo, que cuenta con cuatro versos endecasílabos —si eliminamos la sinalefa en el segundo de ellos—; y que se repiten dos a dos. La construcción sintáctica es idéntica, lo que origina construcciones paralelísticas: «verbo copulativo [es]+adverbio comparativo [tan]+atributo [«precioso/llndo/bello/hermoso»]. Los adjetivos calificativos están teñidos de valores connotativos; y, además el adjetivo comparativo «tan», ante dichos adjetivos, indica que la magnitud designada es semejante a otra que se menciona: «como un lucero». La idea de brillantez y esplendor está en la base de la comparación. Por lo demás, cada dístico rima en asonante /é-o/ («béllo/lucéro»).
En la primera estrofa destaca el «tratamiento» que se le da a Jesús: es «el Rey de los reyes» (verso 2), el «Niño divino» (verso 3); y pese a ello, y como símbolo de humildad y pobreza, «ha nacido en un pesebre»). Los versos impares son heptasílabos, y riman en asonante /í-o/ («pastorcítos/divíno»), mientras que los verso pares son octosílabos y riman en asonante /é-e/ («réyes/pesébre»).
En la segunda estrofa, aparece un instrumento rústico, provisto de sonajas o cascabeles, lo que es muy propio para «aderezar» situaciones festivas. El hablante aporta uno que lleva a toda velocidad para regocijo general. Y se vuelve a repetir el esquema de la estrofa anterior en cuanto a la distribución de versos: heptasílabos los impares y octosílabos los pares; pero varía la rima: los impares quedan sueltos, y los pares riman en asonante /é-o/ («pandéros/traérlo»). Más aún, la asonancia interna es la misma en el verso 12 («vine corriéndo a traérlo»). La secuencia de los pretéritos perfecto simple («salí/compré/vine») ayuda a percibir una idea de velocidad en la realización las acciones expresadas.
Y en la tercera estrofa, la voz del narrador actualiza las acciones que se suceden: «Hoy es…» (verso 17) y «van a adorar» (verso 20). La Noche Buena se asocia a la idea de «felicidad» (verso 18). Y ahora son hexasílabos los versos impares (el 17 y el 19), que quedan libres; y siguen siendo octosílabos los pares (el 18 y el 20, que riman en asonante aguda /á/ («felicidad/adorar»). Sin duda, la banda Parchís, a través de su discografía, sigue reviviendo y haciéndonos revivir la Navidad.