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Adela de Cáceres ha presentado en Madrid su libro sobre Francisco Butinyá

Adela de Cáceres ha presentado en Madrid su libro sobre Francisco ButinyáJorge Ruiz

Adela de Cáceres: «Para Francisco Butinyá, Jesús era el centro y el objetivo de su apostolado obrero»

Adela de Cáceres, de la Orden de las Hermanas Josefinas, ha presentado en el Santuario de Atocha (Madrid) la vida del jesuita Francisco Butinyá, apóstol de Jesucristo en el mundo obrero del siglo XIX español

Adela de Cáceres ha presentado en el Santuario de Atocha, en Madrid, el libro Francisco Butinyá de cerca: un jesuita en el siglo XIX sobre la vida y obra del padre jesuita, nacido en Bañolas en 1834 y fallecido en Tarragona, en 1899. Adela de Cáceres ha condensado en el itinerario individual de Francisco Butinyá todas las grandes cuestiones religiosas, sociales y políticas de su tiempo, en las que se implicó desde su pertenencia a la Compañía de Jesús como apóstol del mundo obrero y de las gentes sencillas, en medio de dificultades y destierros.

Butinyá, a juicio de la religiosa, «consideró a Jesús trabajador manual en Nazaret, viviendo en una familia de artesanos con María y José». Jesús era «el centro de su vida personal y el objetivo de su apostolado obrero», al que presentó «como luz y guía» para la vida y para el trabajo, concebido este como santificación de lo ordinario.

Butinyá «vio el cambio del mundo trabajador del artesanado y se convirtió en transmisor de valores cristianos al proletariado, alejado de la Iglesia, explotado e ideológicamente revolucionario».

A estos desafíos, según Adela Cáceres, Butnyá «quiso dar respuesta desde el valor transformador del Evangelio». Buscador de Dios en todas las cosas, «se dispuso a amar y servir con alegría a los más vulnerables de su tiempo, en especial a la juventud femenina trabajadora en riesgo de explotación». Con este fin fundó los Talleres de Nazaret, lugares de acogida, promoción y evangelización en su fundación religiosa las Siervas de San José.

Predicador incansable como misionero popular entre la gente sencilla, mostró la compasión de Dios para con todos, tarea que continuo con su importante obra literaria en favor de los trabajadores.

Consideraba 'cuestión social' no solo en el aspecto económico , sino también moral y religioso, opinión que «vio confirmada con la publicación de la encíclica de León XII Rerum Novarum en 1891 al mismo tiempo que también se confirmaba toda su vida entregada al mundo de los trabajadores».

Francisco Javier Butinyá

Francisco Javier Butinyá

Tesis doctoral de El Debate

Al mismo tiempo, Adela de Cáceres fue la primera que acometió una tesis doctoral sobre el periódico recientemente refundado de Ángel Herrera Oria El Debate, que en palabras de la religiosa «nace en un momento histórico de España complejo: clericalismo-anticlericalismo, la oposición a Canalejas, el papel beligerante el catolicismo español, que supuso una fuerza juvenil renovadora, la Asociación Católica Nacional de Propagandistas».

El Debate nació para el servicio de Dios y de la Patria, las directrices del Vaticano y de la Jerarquía

Portada del libro

Portada del libro de Adela de Cáceres, 'Francisco Butinyá, de cerca. Un jesuita en el siglo XIX'

El grupo de hombres de El Debate, en su mayoría propagandistas, intentaron liderar «el catolicismo activo en la vida pública, intento que llegó a su plenitud en el periodo republicano 1931-1936», señala Adela de Cáceres.

La figura que, a juicio de la religiosa formó, dirigió y aglutino al equipo y que le dio un carácter estable y homogéneo «fue Ángel Herrera Oria, uno de los hombres más significativos del catolicismo español del S. XX y director del periódico durante 21 años».

Los objetivos generales del diario fueron «el servicio de Dios y de la Patria, las directrices del Vaticano y de la Jerarquía»; servicio que realizó por medio de una información rigurosa dirigida a la opinión pública católica. Por primera vez los colabores de El Debate mostraron que «se podía ser católico y republicano, basada en la doctrina de León XIII sobre el acatamiento de los poderes públicos constituidos, lo que no fue lo suficientemente entendido».

Los católicos de El Debate ocuparon puestos públicos importantes durante la Segunda República, ministros, diputados en las Cortes defendieron las leyes justas, el tema religioso, el problema agrario y los problemas del mundo obrero.

En El Debate, la «cuestión social» fue prioritaria, basada en las encíclicas sociales, en especial la Rerum Novarum, «como programa de actuación y renovación del catolicismo nacional, haciendo un gran esfuerzo para crear en el catolicismo nacional una conciencia social», señala Adela de Cáceres.

De El Debate surgieron posteriormente el Instituto Social Obrero, la Escuela de Periodismo, el CEU, las Semanas Sociales, los Cursos de Verano y la CEDA , aunque no fue inspiración directa del periódico.

En 1936 el periódico fue destruido, lo que significó el fracaso de la obra más querida de Herrera Oria. La ideología democrática del periódico era incompatible con el nuevo régimen franquista. Solo salió un número el 29 de Marzo de 1939.

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