Los obispos de EE.UU. piden que las trans no compitan en el deporte femenino
La Iglesia estadounidense ha pedido a los católicos que se movilicen a favor del proyecto de ley que busca proteger a mujeres y niñas deportistas de la competencia de atletas transexuales. Joe Biden se opone
Los obispos estadounidenses han pedido a los católicos que hagan presión a sus representantes en el Congreso para que voten a favor del proyecto de ley que busca proteger a las mujeres y niñas deportistas, exigiendo que los programas deportivos femeninos financiados por fondos federales «se reserven a mujeres biológicas».
La propuesta de «Ley de protección de mujeres y niñas en el deporte de 2023», conocida como «propuesta H.R. 734», busca promover «la justicia y la seguridad para las mujeres y las niñas, garantizando que las atletas puedan competir en condiciones seguras y de igualdad con otras mujeres», afirmó la Conferencia Episcopal de los Estados Unidos en una comunicación emitida el 14 de abril.
Oposición de Biden
A pesar de ser católico, tres días después, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, expresó a través de su oposición a este proyecto de ley, que ha recibido el apoyo oficial de los obispos.
En un comunicado, emitido por la Casa Blanca, se especificaba que de ser presentada la propuesta de ley al presidente Biden, la vetaría.
Antes del cierre de esta edición, este jueves, la Cámara de Representantes, de mayoría republicana, se disponía a aprobar el proyecto de ley. Se prevé, sin embargo, que la propuesta sea rechazada por el Senado, de mayoría demócrata.
Aclarando conceptos
Según la Conferencia Episcopal, el proyecto de ley es «coherente» con la «clara enseñanza de la Iglesia católica sobre la igualdad de hombres y mujeres y la verdad, según la cual, hemos sido creados varón y mujer», afirmó el comunicado de la Conferencia Episcopal.
Ahora bien, aclara el episcopado, «los jóvenes que experimentan discordancia de identidad de género deben poder participar en deportes, y cualquier acoso contra estos jóvenes es inequívocamente incorrecto».
Añade que, en caso de que se apruebe esta medida, «el Congreso no negaría a estos jóvenes la posibilidad de practicar deportes, sino que simplemente estaría protegiendo a las mujeres y a las niñas y preservando las oportunidades que tanto les ha costado conseguir».
La medida promovida por el senador Tommy Tuberville, republicano de Alabama, y el representante Greg Steube, republicano de Florida, castigaría a quien reciba fondos federales y gestione programas deportivos que permitan a varones biológicos competir en programas deportivos destinados a mujeres o niñas.
El sistema vigente, que se remonta a 1972, prohíbe ya sea directa o indirectamente la discriminación por razón de sexo en cualquier programa educativo, incluido el atletismo universitario.
Hito necesario para la igualdad
El 3 de marzo habían dirigido una carta a los dos representantes promotores de la propuesta el obispo Robert E. Barron de Winona-Rochester (Minnesota), presidente del Comité de Laicos, Matrimonio, Vida Familiar y Juventud, y el obispo Thomas A. Daly de Spokane (Washington), presidente del Comité de Educación Católica.
En la misiva escriben: «Reafirmamos que, en la educación y en el deporte, debemos tratar de evitar todo lo que socave la dignidad humana, incluida la negación del cuerpo de una persona que es genética y biológicamente femenina o masculina, o el trato desigual entre mujeres y hombres».
Los representantes del episcopado calificaron la propuesta de ley como «hito necesario para establecer la igualdad de oportunidades educativas para mujeres y niñas».
«La igualdad de trato entre mujeres y hombres tiene especial relevancia en el atletismo, donde la competición masculina en actividades designadas para mujeres y niñas puede ser injusta y, especialmente en los deportes de alto contacto, insegura», escriben los dos obispos. «En general, los varones poseen claras ventajas físicas en varios deportes, y esto ya está ocurriendo en pruebas atléticas de todo el mundo».
Al menos 20 estados del país han aprobado leyes que prohíben a los atletas que se identifican como transexuales competir en equipos opuestos a su sexo biológico.
Contra toda discriminación
Los obispos Barron y Daly aclaran que el acoso o la discriminación injusta de los jóvenes que experimentan discordancia de sexo «es algo inequívocamente incorrecto».
«Una respuesta comprensiva, que afirme el valor de todas las personas como semejantes, ayuda a quienes experimentan discordancia de identidad de género a alcanzar la paz con su mente y su cuerpo, en lugar de facilitar ‘transiciones’ drásticas en busca de una identidad totalmente independiente de su cuerpo físico».