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Un puesto de guardia de Corea del Norte, en el lado norte de la Zona Desmilitarizada (DMZ) que divide las dos Coreas

Un puesto de guardia de Corea del Norte, en el lado norte de la Zona Desmilitarizada (DMZ) que divide las dos CoreasAFP

Ya van más de mil misas por la paz entre Corea del Norte y del Sur

Desde 1965, la Iglesia coreana ha celebrado el 25 de junio como jornada de oración por la reconciliación y la unidad del pueblo coreano, día en que comenzó la guerra de Corea

Ya han pasado 73 años desde la guerra de Corea, que terminó con la separación irreconciliable en dos naciones separadas por una zona desmilitarizada. Desde entonces, se han celebrado ya nada menos que 1.413 misas destinadas a la reconciliación entre ambos Coreas.

Desde 1965, la Conferencia Episcopal Coreana ha celebrado el 25 de junio como Día de Oración por la Iglesia en Silencio. En 1992, se renombró como la jornada de Oración por la Reconciliación y la Unidad del Pueblo Coreano. Aunque en 1995, con el fin de impulsar un compromiso que se considera crucial para el futuro, la archidiócesis de Seúl creó el Comité para la Reconciliación del Pueblo Coreano, con motivo del 50 aniversario de la liberación.

Oración por la Iglesia en silencio

Esta comisión organiza momentos espirituales y actividades de carácter material y humanitario. Una de las más destacadas es la misa y oración por la paz que se celebra todos los martes a las 19.00 horas en la catedral de Myeongdong. Hasta la fecha, se han celebrado esas más de 1.400 misas, lo que subraya la inquebrantable dedicación del comité y de los surcoreanos a cultivar la paz y la unidad mediante la oración, la reflexión, la cultura y la acción.

El mismo compromiso es compartido por el Comité Nacional para la Reconciliación de la Conferencia Episcopal Coreana. El obispo Simon Kim Ju-young, su presidente, ha declarado con motivo de esta jornada: «Debemos mirar dentro de nuestros corazones y ver si realmente tratamos a la gente del Norte como hermanos. Debemos iniciar un nuevo camino con un corazón humilde, creyendo firmemente en el ministerio de la reconciliación: quienes creen en la paz dada por Cristo nunca pierden la esperanza».

Renovar el compromiso con la paz

Ante la conmemoración del estallido del conflicto bélico y en la vigilia del Día de oración por la reconciliación y la unidad del pueblo coreano, instituido por la Conferencia Episcopal Coreana en 1965, precisamente para conmemorar aquel trágico suceso, Peter Soon-taick Chung, arzobispo de Seúl, ha realizado un llamamiento para renovar el compromiso con la paz y la reconciliación, subrayando «que es crucial no transmitir un legado de odio a las generaciones futuras».

Durante la homilía de la misa celebrada el pasado 24 de junio, en la catedral de Myeongdong, con ocasión de la jornada especial, monseñor Chung ha señalado: «Aunque la situación entre las dos Coreas pueda parecer sombría, los cristianos no podemos permanecer en la desesperación. Por el contrario, en este momento de creciente animosidad, nuestra oración puede iluminar este tiempo con una luz mayor».

El arzobispo ha insistido en las enseñanzas del Evangelio: «Jesús mismo ha demostrado que la paz no se consigue con el ojo por ojo. La paz sólo puede alcanzarse a través del diálogo». A continuación, ha animado a los fieles a rezar no para transformar al otro, sino para que cada uno «sepa emular la misericordia y la paciencia sin límites de Dios, eligiendo el camino de la paz».

Reflexionando sobre la capacidad de resistencia del pueblo coreano, ha afirmado: «Nuestro pueblo albergaba la esperanza de que pudiéramos superar la pobreza, lo cual nos ha llevado al desarrollo económico; albergaba la esperanza de que pudiéramos superar la dictadura, lo cual nos ha llevado a la consecución de la democracia. Ahora debemos aferrarnos a una nueva esperanza, la de ser capaces de superar la división. Esta esperanza traerá sin duda la verdadera paz a la península coreana». Al concluir su homilía, monseñor Chung ha hecho un llamamiento a todos los habitantes de la península coreana para que «elijan el camino del perdón y la reconciliación frente al del odio y el resentimiento».

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