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Ana de Jesús será beatificada en Bruselas, donde fundó el primer convento Carmelita de la ciudadX.com Carmelitas Descalzos

Francisco beatifica hoy a Ana de Jesús, la mano derecha de santa Teresa y «caudillo de todas las monjas»

La revolucionaria reformadora del Carmelo elogió la imponente figura de esta monja española, así como su prudencia y aciertos en la dirección de las comunidades, afirmando que «estaba hecha para gobernar un imperio»

Hay una pieza clave en la expansión teresiana que ha pasado más desapercibida a lo largo de los siglos, pero que este domingo, 29 de septiembre, subirá a los altares: Ana de Jesús. Nacida como Ana Lobera Torres, es una figura esencial en la historia del Carmelo Descalzo y en la expansión de la obra reformadora de aquella santa recia y mística, Teresa de Jesús. En los 75 años que vivió, Ana se convirtió en uno de los principales puentes de transmisión del carisma teresiano por Europa, no solo acompañando a la santa hasta sus últimos días, sino también tomando decisiones valientes y audaces, facilitando la apertura de caminos para la expansión de la reforma carmelita en Francia, Países Bajos y Bélgica.

Compartió 12 años cruciales con Teresa de Ávila, durante los cuales ayudó a cimentar los principios y la espiritualidad de la orden. Posteriormente, tras la muerte de la madre reformadora y fundadora de la rama de las Carmelitas Descalzas, Ana de Jesús tomó las riendas de la expansión del Carmelo. Su papel en la historia del Carmelo no se limitó a ser una seguidora de Teresa, sino que, según los cronistas, como fray Ángel Manrique, el mejor bió­grafo de la Venerable, fue también «capitana de las prioras» y «caudillo de monjas». Su vida estuvo marcada por su entrega a la causa y su capacidad para gobernar con prudencia, liderazgo y determinación, lo que llevó a santa Teresa a afirmar que «estaba hecha para gobernar un imperio».

Retrato anónimo de Ana de Jesús

'La reina de las mujeres' a la que no le faltaron los pretendientes

Nacida en Medina del Campo, Ana quedó huérfana a una edad temprana, perdiendo a su padre a los dos años y a su madre a los siete, lo que la dejó al cuidado de su abuela. A pesar de las dificultades de su infancia, su inteligencia y madurez precoz se hicieron evidentes desde muy joven. Su belleza física la convirtió en el centro de atención en su adolescencia, especialmente cuando se mudó a Plasencia a los quince años.

Conocida como 'la reina de las mujeres' por su atractivo y gracia, Ana deslumbraba a sus contemporáneos, pero su verdadero deseo estaba en consagrarse a Dios. Los jóvenes competían entre ellos para intentar ganar su atención, y tanto familiares como mayores colaboraban en sus esfuerzos. Sin embargo, la imperturbable conquistadora de corazones dejó a todos desilusionados y sin esperanzas cuando, una mañana de agosto de 1570, se divulgó la noticia de que había tomado los hábitos la noche anterior.

Como uña y carne desde el primer momento

A los 25 años, Ana ingresó en el convento de San José en Ávila, el primer monasterio fundado por santa Teresa. La relación entre ambas se consolidó rápidamente, y pronto Teresa confió en Ana para ayudarla en varias de sus fundaciones más importantes. En 1575, Ana acompañó a la santa en su primera fundación en Beas, Andalucía, donde también comenzó una estrecha relación con san Juan de la Cruz, quien le dedicaría su obra cumbre, Cántico Espiritual, como reconocimiento a su gran valía espiritual.

Tras la muerte de santa Teresa en 1582, Ana de Jesús asumió un papel clave en la expansión del Carmelo Descalzo. En 1603, lideró la fundación de conventos en Francia y más tarde en Flandes, consolidando la obra teresiana en Europa. Su influencia fue tan grande que el padre Doria, uno de los líderes de la reforma masculina, la consideraba una amenaza por su capacidad para guiar a las comunidades y defender la pureza del carisma teresiano.

En el Capítulo General de junio de 1588, las prioras, siguiendo la iniciativa de María de San José, pidieron que se mantuvieran sin cambios las Constituciones teresianas de 1581. Ana de Jesús, preocupada por posibles modificaciones que afectarían lo que consideraba la esencia del legado de Teresa de Jesús, logró llevar esta preocupación hasta el Papa Sixto V. Gracias al apoyo de figuras influyentes de la Corte, el Papa confirmó en 1590 las Constituciones de Alcalá mediante el breve Salvatoris.

Sin embargo, esta decisión provocó tensiones significativas dentro del Carmelo Descalzo. Tanto Ana de Jesús como la carmelita María de San José, promotoras del breve, enfrentaron difamación, lo que llevó a que Ana fuera destituida como priora del Carmelo de Madrid. A raíz de esta situación, se trasladó a Salamanca en 1596, donde se desempeñó como priora hasta 1599. Lamentablemente, Juan de la Cruz, un gran apoyo para ella, había fallecido en diciembre de 1591, marcando una etapa difícil para la comunidad.

Seis monjas y una reina, unidas por el mismo objetivo

Sin embargo, el carácter decidido de Ana, a la que describieron como una recia estampa de la reformadora del Carmelo, le impulsó a seguir adelante y llevar a cabo la publicación de las obras de santa Teresa, confiando la edición de sus escritos a su amigo y confidente fray Luis de León, quien también la elogió en la dedicatoria de sus propios trabajos.

Durante aquellos años de constantes desplazamientos por la península, Ana fue elegida junto a otras cinco carmelitas para llevar la reforma a Francia. En un periodo de tres años, lograron fundar monasterios en París, Amiens y Dijon. Fue precisamente en esta última ciudad donde Ana contrajo la peste; sin embargo, fue sanada milagrosamente gracias a un velo de santa Teresa de Jesús. En 1606, la Infanta Isabel Clara Eugenia de Austria, hija del Rey Felipe II y gobernadora de los Países Bajos, les hizo una petición especial: establecer un convento en Bruselas. Así fue como, en 1607, Ana fundó el primer convento en Bélgica, seguido de otras fundaciones en Mons y Lovaina.

Ana de Jesús, tras siete años de una terrible enfermedad que la dejó completamente paralítica, falleció a los 75 años el 4 de marzo de 1621 en su Carmelo de Bruselas. Su vida estuvo marcada por la fidelidad al carisma de santa Teresa y su dedicación a la expansión de la reforma carmelita.

Este domingo, Ana de Jesús será beatificada en el estadio Rey Balduino de Bruselas, en una ceremonia presidida por el Papa Francisco, quien concluye hoy su viaje a la capital belga y Luxemburgo que inició el jueves 26. La aprobación del documento que reconoce el milagro atribuido a la Venerable fue firmado por el Pontífice el 14 de diciembre de 2023.