Cinco grandes santos que trataron a Dios como a un amigo cercano

«Que el verano de tu vida no sea el invierno de tu alma»: con este eslogan la Asociación Católica de Propagandistas (ACdP) ha lanzado su última campaña, «para recordad a los católicos la importancia de mantener la relación personal con Dios también durante las vacaciones».

A través de un spot de poco más de un minuto que ya acumula más de 80.000 reproducciones en solo cuatro días, y carteles en marquesinas de 20 ciudades y zonas de costa, la ACdP hace un símil entre las respuestas que una persona corriente nunca le daría a sus amigos o familiares en casos como la enfermedad de un ser querido, el nacimiento de un hijo, o incluso la muerte de un allegado, y los pretextos que pueden ponerse a la vida de fe.

Tratar a Dios como a un amigo

La campaña también incluye carteles con el eslogan «No trates a Dios como no tratarías a tus amigos», junto a un código QR para que cualquier persona pueda acceder al vídeo, y ya se puede ver en paradas de autobús y vallas publicitarias de Madrid, Santander, Vigo, Gijón, Almería, Málaga, Torremolinos, Cádiz, El Puerto de Santa María, Sancti Petri-Chiclana, Sanlúcar de Barrameda, Huelva, Benidorm, Villajoyosa, Calpe, Jávea, Santa Pola, Gandía, San Javier (Murcia) y Calafell.

Su objetivo es «animar a cultivar la amistad con Dios durante el verano, y mostrar la incoherencia de dejar aparcada la vida de oración y la participación en los sacramentos cuando llegan las vacaciones». Una idea fuertemente enraizada en la tradición de la Iglesia, y que a lo largo de los siglos han expresado de múltiples formas numerosos santos, algunos de ellos tan célebres como santa Teresa de Jesús o san Francisco de Sales.

Aquí van cinco botones de muestra, sobre la importancia de tratar a Dios como tratamos a un amigo:

Santa Catalina de Siena

«Si sois lo que debéis ser, prenderéis fuego al mundo entero, y vuestra amistad con Dios será el primer paso», dice la santa Doctora de la Iglesia y copatrona de Europa en su Diálogo de la Divina Providencia.

Santa Teresa de Jesús

«Es gran cosa lo que agrada al Señor cualquier servicio que se haga con deseo de contentarle, y para con un amigo fiel no hay cosa de tanto valor como la voluntad de agradarle», dejó escrito en Camino de perfección la santa abulense, autora también de la célebre cita de su Libro de la Vida-: «La oración es un trato de amistad, estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos nos ama».

San Francisco de Sales

El que es considerado uno de los mayores padres espirituales de la modernidad, y estrechamente vinculado a la devoción del Sagrado Corazón de Jesús –cuya estampa junto a la frase «Amigo que nunca falla» es tan popular en España–, escribió en su Introducción a la vida devota que «La oración es un gran amigo del alma; la mantiene despierta y la conforta, y la guía en todas sus acciones».

Santa Teresita de Lissieux

«Jesús, Jesús, si tan delicioso es el deseo de amarte, ¿qué será poseer al Amor, gozar del Amor...? ¿Cómo puede aspirar un alma tan imperfecta como la mía a poseer la plenitud del Amor...? ¡Oh, Jesús, mi primer y único amigo, el único a quien yo amo!, dime qué misterio es éste. ¿Por qué no reservas estas aspiraciones tan inmensas para las almas grandes, para las águilas que se ciernen en las alturas...? Yo me considero un débil pajarito cubierto únicamente por un ligero plumón», dejó escrito en su Historia de un alma la carmelita patrona de las misiones.

San Alfonso María de Ligorio

Al gran apóstol de la devoción a la Virgen como camino para entrar en relación con Dios y estrechar la unión con Cristo, autor del clásico espiritual Las glorias de María, se le atribuye comúnmente una cita que bien podría aparecer como corolario de la última campaña de la ACdP: «Feliz el alma que ha conseguido hacerse amiga fiel de Jesucristo». También en verano, podríamos añadir.