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El Papa Francisco participará en el Congreso de Líderes de Religiones Mundiales y Tradicionales del 14 y 15 de septiembre

El Papa Francisco, saludando en uno de sus viajes apostólicos

El Papa vuelve a hacer las maletas, pero esta vez no cruza el charco: próximo destino, Bruselas

Aunque recientemente Francisco afirmó que «seguimos siendo demasiado eurocéntricos», en su 46º viaje apostólico se queda en el «viejo continente», al cual ha criticado en varias ocasiones por su manejo de la crisis migratoria y su preocupante decadencia demográfica

Tras su reciente peregrinación por las Antípodas en Asia y Oceanía, el Papa Francisco juega en casa y despega desde Roma para realizar su 46º viaje apostólico, en esta ocasión a Bruselas y Luxemburgo, donde estará presente desde este jueves, 26 de septiembre, hasta el domingo 29. Este viaje, que lo lleva al corazón de Europa, tiene como propósito abordar temas como la paz, el cambio climático, las migraciones y el papel del cristianismo en una sociedad cada vez más secularizada. Con la mirada puesta en la educación y los desafíos contemporáneos, Francisco aterriza en la ciudad donde se teje la cultura europea, la cual, según definió san Juan Pablo II, «da la impresión de 'una apostasía silenciosa' por parte del hombre autosuficiente que vive como si Dios no existiera».

La visita del Papa adquiere un significado especial debido al simbolismo que representan Bruselas y Luxemburgo. Bélgica, sede de instituciones administrativas de la Unión Europea, y Luxemburgo, un centro financiero europeo, son naciones que, según el Papa, han sido ejemplos de pacificación tras las devastaciones de las dos guerras mundiales. Sin embargo, en los últimos dos años, Europa se ha vuelto a ver particularmente afectada por la guerra en Ucrania, como tantas veces ha señalado el Pontífice durante el rezo del Ángelus. Francisco lleva consigo un mensaje de paz y unidad a un territorio que todavía busca respuestas ante los conflictos actuales, especialmente en un contexto en el que él ha criticado al «viejo continente» por su manejo de la crisis migratoria y su preocupante decadencia demográfica.

El motivo de este viaje gira en torno a la celebración del 600 aniversario de la Universidad Católica de Lovaina, una de las instituciones educativas más antiguas y reconocidas de Europa. El programa del viaje de Francisco también incluye otras citas significativas, culminando con la beatificación de la carmelita española Ana de Jesús quien dirigió el monasterio de Bruselas durante 14 años. La última visita papal a la región fue la del polaco Juan Pablo II en 1995, con motivo de la beatificación del padre Damián de Veuster, hoy santo, y conocido como Damián de Molokai, un notable misionero belga que dedicó su vida al servicio de los leprosos en Hawái.

Menos de 300 católicos

El viaje no está exento de temas sensibles. Francisco también abordará la cuestión de los abusos dentro de la Iglesia, un tema doloroso para Bélgica, donde casos como el del obispo emérito de Brujas, Roger Vangheluwe, siguen resonando. Aunque no se ha confirmado de manera oficial, se espera que el Pontífice se reúna con víctimas de abusos, como parte de su continuo compromiso de enfrentar estas crisis y apoyar a las personas afectadas.

En Bélgica, al igual que en otros países de Europa, las estadísticas de la Iglesia revelan un declive. Según el Informe Anual de la Iglesia en este país, correspondiente a 2022, la asistencia a las misas dominicales cayó un 40 % desde 2017, a pesar de que el 57 % de la población se declara católica. La secularización representa un desafío importante, pero lo que puede ser aún más preocupante es el reto de dar testimonio del cristianismo en una Europa donde la fe no juega un papel fundamental como lo hizo en el pasado. Como señaló Matteo Bruni, director de la Oficina de Prensa del Vaticano, el cristianismo en Europa actualmente está «lleno de interrogantes, muchos sin expresar, con una percepción de declive». «Ya hay intentos de responder en este sentido dentro de estas comunidades, que serán alentados por el Papa», subrayó Bruni.

Durante el viaje del Santo Padre, la paz será uno de los ejes centrales de los siete discursos que pronunciará, todos en italiano. El director de la Oficina de Prensa destacó que el Pontífice recordará a las tierras que han luchado por establecer condiciones de paz tras el sufrimiento de las guerras, en un momento en que el continente europeo enfrenta nuevamente el riesgo «de verse arrastrado de nuevo al conflicto». Además, se abordará la creciente preocupación por las cuestiones medioambientales.

Por otra parte, el Papa también enfatizará la importancia de la educación católica en una época marcada por el avance tecnológico. Los encuentros programados en la Universidad Católica de Lovaina, previstos para el 27 y 28 de septiembre, ofrecerán una oportunidad para reflexionar sobre la relevancia del cristianismo en la cultura europea actual. En este contexto, la proyección de un vídeo sobre la asistencia a los refugiados en la reunión con los académicos de Lovaina será un evento destacado. Según Bruni, esta decisión resalta la transformación que ha experimentado la sociedad belga en los últimos años, impulsada por la integración de refugiados en las instituciones educativas, lo que refleja la predilección del Pontífice por la integración de las periferias.

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