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En España hay 28.552 personas sin hogar, según el INE

En España hay 28.552 personas sin hogar, según el INECáritas Valencia

Cáritas acompañó a 42.336 personas sin hogar en 2023, un 7,2 % más que el año anterior

El 29,9 % de las personas sin hogar declara además no tener ninguna fuente de ingresos

Cáritas Española acompañó el año pasado a 42.336 personas sin hogar, un 7,2% más que el año anterior, según la Memoria de actividades presentada el pasado mes de junio. Dos de cada diez son mujeres y la mitad, de nacionalidad española.

«De forma alarmante, Cáritas es testigo de cómo sigue en aumento la vulnerabilidad en muchas personas y familias que no pueden acceder a su derecho a una vivienda digna y adecuada. Por ello, es necesario y urgente seguir sensibilizándonos como sociedad y continuar interpelando a las administraciones públicas, garantes de los derechos humanos, y al resto de la sociedad acerca de la realidad que están viviendo estas personas», explica María Santos, responsable del programa de personas sin hogar de Cáritas Española.

Con motivo del Día de las Personas sin Hogar, que se celebrará el próximo 27 de octubre, la campaña –que este año lleva por lema «Caminemos juntos», ha contado con la participación de personas en situación de calle–. «Han sido las personas sin hogar quienes, en primera persona, nos han trasmitido: quienes son, cuál es su historia y qué nos piden: como individuos, comunidades y sociedad en general», explica María Santos.

Muchos obstáculos

A lo largo de un año, una treintena de personas que participan en los programas de personas sin hogar de diversas Cáritas diocesanas han compartido su realidad vital y dificultades para dar forma a esta campaña, cuyo principal objetivo es la sensibilización social.

La falta de un techo obliga a estas personas a afrontar a diario una serie de obstáculos que impiden su integración plena en la sociedad. Entre ellas destacan, la falta de intimidad, las dificultades de acceso a un trabajo decente y a una vivienda adecuada, las trabas para acceder a los trámites de la administración pública, como por ejemplo el empadronamiento, o los problemas de salud física y mental.

«La salud mental merece especial atención, ya que es tanto un factor de riesgo como una consecuencia del sinhogarismo. Las crisis personales y las situaciones estresantes suelen ser detonantes que llevan a la persona a perder su hogar», indica María Santos. El 29,9 % de las personas sin hogar declara además no tener ninguna fuente de ingresos. «Entender estas causas es esencial para desarrollar estrategias efectivas que aborden el sinhogarismo desde sus raíces, ofreciendo apoyo integral y soluciones sostenibles para quienes se encuentran en esta situación», añade la responsable de la campaña.

Sin ningún tipo de ingresos

En el contexto estatal y según recoge el INE (2022), hay 28.552 personas en situación de sin hogar, representando un aumento del 24,5 % desde la última cifra publicada el año 2012. Es necesario ser conscientes del sesgo que representa este dato, ya que deja fuera muchas situaciones de exclusión residencial que contempla la clasificación ETHOS, así como aquellas personas que no han estado atenidas por los recursos asistenciales o que viven en municipios inferiores a 20.000 habitantes.

«Se prevé que el volumen real del sinhogarismo sea mucho mayor. Desde esta realidad, también se creó la Estrategia Nacional contra el sinhogarismo a España. Estrategia que debe convertirse en ley de obligado cumplimiento si queremos dar pasos hacia adelante», apunta María Santos.

El sinhogarismo es un problema social que no solo aglutina a las personas en situación de calle. El número de personas afectadas por esta realidad varía en función del grado de exclusión residencial que se tome en cuenta. De acuerdo con la Tipología Europea de Sin Hogar y Exclusión Residencial (ETHOS) hay cuatro categorías: en situación de calle, sin vivienda, vivienda insegura o vivienda inadecuada. Las personas que están en la calle y las que van de alojamiento en alojamiento son la cara más conocida de este fenómeno. Sin embargo, las personas que viven en chabolas, caravanas, en asentamientos, amenazadas de desahucios, con problemas de suministros o en viviendas cedidas son la parte más invisible del sinhogarismo.

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