El altar de Notre Dame guardará las reliquias de cinco santos modernos
La catedral de París también estrena un muro relicario contemporáneo de madera de cedro y vidrio con forma de aureola donde se albergarán la corona de espinas, un pedazo de la Cruz de Cristo y uno de los clavos
Cinco años después del incendio que la devastó, la catedral de Notre Dame se prepara para volver a recibir a los primeros visitantes. Será el próximo 8 de diciembre cuando el arzobispo de París dedique el altar del templo y ponga en su interior un pequeño relicario con los restos de cinco santos modernos. Las reliquias pertenecen a cinco santos que han marcado la diócesis de París. En concreto, se trata de tres mujeres y dos hombres que respondieron de distinta manera a la vocación.
El nuevo altar de Notre Dame de París guardará en su interior los restos de santa Magdalena Sofía Barat, fundadora de la Sociedad del Sagrado Corazón, quien se dedicó toda su vida a «abrir y liberar las almas» a través de la educación. A su lado, estará también santa María Eugenia Milleret, otra educadora de jóvenes mujeres en una época en la que estas debían permanecer en el hogar y prepararse para el matrimonio. Esta Sierva de los Pobres canonizada en 2007 fundó la orden de las Religiosas de la Asunción. La tercera mujer que descansará en la catedral parisina es santa Catalina Labouré, gracias a cuyas visiones de la Virgen se fabricaron las primeras medallas milagrosas.
Las tres estarán acompañadas por san Charles de Foucauld, quien tras una juventud desenfrenada se convirtió en místico y misionero que dedicó toda su vida a la oración y el servicio a los más pobres en el desierto el Sáhara; y por el beato Vladimir Ghika, convertido al catolicismo a los 29 años y precursor del ecumenismo tras pasar toda su vida en la causa de la unidad de los cristianos.
La iglesia ubicada en la isla de la Cité estrenará también en su próxima reapertura un muro-relicario de madera de cedro y vidrio con forma de aureola donde se albergarán la corona de espinas, un pedazo de la Cruz de Cristo y uno de los clavos de la crucifixión. Es de estilo contemporáneo y mide tres metros de alto.
En un gran cajón de mármol se guardan el clavo y el madero. Sobre él, hay una estructura vertical cubierta con vidrios en forma circular. Esta nueva pieza de artesanía, elaborada en la Fundación de Coubertin de París, sustituirá al anterior soporte de la corona de espinas, que se dañó durante las labores de extinción del grave incendio que causó importantes destrozos en abril de 2019.