
Santo Sepulcro Semana Santa 2024
Cuál es el origen de las procesiones de Semana Santa
Los inicios se remontan al siglo XV, cuando comenzaron a formarse en España las primeras hermandades y cofradías, creadas con el propósito de apoyarse mutuamente en tiempos difíciles y, sobre todo, para vivir intensamente la Pasión de Cristo
Con la llegada de la Semana Santa, las calles de las ciudades españolas se llenan de color, olor a incienso, solemnidad y fervor religioso. Las procesiones, parte fundamental de todo ese escenario, son uno de los principales medios de los cristianos para conmemorar la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo. Pero, ¿cómo nacieron estas manifestaciones de devoción popular? ¿Qué historia esconden las procesiones que hoy conocemos?
Su origen se remonta al siglo XV, cuando comenzaron a formarse en España las primeras hermandades y cofradías. Estas agrupaciones de fieles nacieron con dos objetivos claros: acompañarse mutuamente en momentos difíciles y, sobre todo, vivir de cerca la Pasión de Cristo.
En este panorama, las procesiones cobraron un papel esencial, ya que ofrecían una manera tangible y visible de representar el dolor y sufrimiento de Jesús en sus últimos días de vida. Es en esta época cuando aparecen las primeras imágenes de Crucificados y Dolorosas, figuras centrales de muchas de las procesiones actuales.
Devoción y pedagogía
Poco a poco las procesiones fueron añadiendo elementos de representación más teatralizados. La liturgia en latín era difícil de entender para los fieles, por lo que las procesiones surgieron como una forma de llevar la fe a las calles, acercando la Pasión de Cristo al pueblo y haciendo más cercanos sus misterios.
Posteriormente, en el siglo XVII, un hito fundamental marcó su desarrollo: la Contrarreforma impulsada por el Concilio de Trento (1545-1563). Este evento provocó el notable crecimiento de estas en toda España como respuesta al auge del protestantismo e impulsó la creación de nuevas cofradías y hermandades en diversas regiones del país, consolidándolas como una de las manifestaciones religiosas más poderosas y populares.
En Madrid, por ejemplo, una de las cofradías más influyentes de la época fue la de los Esclavos del Santísimo Sacramento, que atrajo a destacados intelectuales y figuras del Siglo de Oro, como Lope de Vega y Andrés Spínola.
Los actos de penitencia
En sus primeras etapas, las procesiones incluían un componente muy significativo: los «disciplinantes», miembros de las cofradías que se autoflagelaban durante el recorrido como acto de penitencia para expiar sus pecados.
Esta práctica, que llegó a ser habitual en los días de Jueves y Viernes Santo, fue objeto de controversia y rechazo por parte de diversos monarcas, entre ellos Enrique IV y Carlos V, quienes intentaron prohibirla en vano. Hoy en día, persisten formas de expiación más conocidas, como los fieles que, en algunas localidades, arrastran pesadas cadenas descalzos y cargando una cruz, especialmente en las procesiones de Viernes Santo.
Fue en el siglo XIX cuando las procesiones de Semana Santa sufrieron uno de sus cambios más notables: la incorporación de bandas de música. Este añadido transformó las procesiones, confiriéndoles la estética y el formato que hoy conocemos. Las melodías solemnes acompañan ahora el paso de los pasos (las imágenes religiosas) por las calles, creando un ambiente único de recogimiento y emoción.