Gabriele Allegra, el franciscano que tradujo la Biblia al mandarín

El 26 de enero se conmemora la memoria litúrgica del beato Gabriele Maria Allegra (1907-1976), fraile franciscano conocido por traducir la Biblia al mandarín. Los católicos chinos, agradecidos por su labor, se han unido para renovar su casa natal en Sicilia. Incluso el Papa Francisco respalda la iniciativa Una baldosa para el beato, contribuyendo a este proyecto de preservación histórica y espiritual.

Los fieles chinos, al conocer que la casa natal de Allegra no podía ser un lugar de peregrinación, iniciaron una colecta. La casa, ubicada en San Giovanni La Punta (Sicilia), ha sido renovada gracias a las contribuciones, incluyendo la del Papa Francisco, quien compró una baldosa.

Gabriele Allegra sigue siendo recordado no solo como un erudito, sino como un apasionado servidor de la fe, cuyo legado perdura en la completa traducción de la Biblia al chino, publicada en Hong Kong en 1968, y en la renovación de su casa natal en Italia.

El franciscano italiano es un testigo del Evangelio a redescubrir en el Año de la Oración en preparación para el Jubileo de 2025. Nacido el 26 de diciembre de 1907, Giovanni Stefano Allegra, su nombre secular, el primogénito de ocho hijos, mostró una inteligencia y memoria extraordinarias desde una edad temprana.

En diciembre de 1918, a los 11 años, ingresó en la Orden de los Frailes Menores en el convento de San Biagio en Acireale y su dedicación lo llevó a asumir el nombre de Gabriele Maria cuando vistió el hábito franciscano el 13 de octubre de 1923. En 1924, durante la peregrinación en Sicilia de la reliquia del brazo de san Francisco Javier, solicitó y obtuvo la gracia de la vocación misionera.

Su voto de traducir la Biblia al chino

Enviado a Roma en 1926, al Colegio Internacional San Antonio de los Frailes Menores, para continuar sus estudios teológicos, tuvo la oportunidad de escuchar en 1928 una conferencia sobre Giovanni da Montecorvino, misionero en China de 1294 a 1328 y primer arzobispo de Pekín, con motivo del VI Centenario de su muerte. Este evento marcó su convicción de ser un misionero en el gigante asiático y lo llevó a emprender la monumental tarea de traducir la Biblia al mandarín, al enterarse de que aún no existía una traducción católica completa del Antiguo y Nuevo Testamento.

El 20 de julio de 1930 fue ordenado sacerdote en Roma por monseñor I. Dubowski. Llegó a China en 1931, a los 24 años. En pocos meses, logra confesar, predicar y celebrar la misa en chino. Y es inmediatamente amado por la gente. El gran proyecto de traducción comienza el 11 de abril de 1935 y completó este proyecto ambicioso en 1968. En esa línea, en1945, él funda un Estudio Bíblico en Pekín.

Durante años, el padre Gabriele se dedica a esta monumental tarea en solitario, profundizando en el estudio de las lenguas semíticas y el sánscrito, los comentarios exegéticos y las traducciones parciales anteriores. El misionero comienza a considerar la posibilidad de establecer un Estudio Bíblico franciscano en China, donde expertos en disciplinas bíblicas y literarias podrían colaborar, traducir y comentar.

La vida de Allegra, caracterizada por su dedicación a la Palabra de Dios y su amor por el pueblo chino, lo convirtió en una figura venerada. La alegría era un elemento fundamental de su carácter y solía decir: «¡Vive en la alegría, que es medio camino hacia la santidad!».

Los últimos meses de su vida

Los últimos meses de su vida los pasó visitando a los leprosos y a los niños afectados por la polio, además de trabajar en un comentario al libro de los Salmos. Falleció en el Hospital Canossa de Hong Kong el 26 de enero de 1976.

El 29 de septiembre de 2012 fue beatificado en Acireale, Sicilia, donde descansa su cuerpo en la iglesia de San Biagio del Convento de los Frailes Franciscanos. Su legado perdura, recordándolo no solo como un erudito sino como un apasionado servidor de la fe.

Un puente de amor entre China y Sicilia

En 2017, una monja franciscana china, sor Lucy, que llegó con otros católicos compatriotas a San Giovanni La Punta, encontró la casa donde nació el beato Allegra en ruinas, con algunas construcciones ilegales cercanas. Desde hace tiempo, el edificio ya no pertenecía a la familia del franciscano.

Los peregrinos decidieron salvar la casa y organizaron una recaudación de fondos en China. La casa fue comprada y luego donada a los frailes menores de Sicilia. El sobrino del padre Allegra, el señor Rosario, siguió de cerca los trabajos de renovación. Según cuenta la sobrina del padre Allegra, Chiara, posteriormente se pensó en continuar recogiendo ofrendas para el mantenimiento de la vivienda, tomando como modelo el «camino empedrado» de Asís a Santa María de los Ángeles.

Una baldosa para la casa del beato

Así comenzó la iniciativa «una baldosa para la casa del beato», donde cualquiera puede comprar una, en la que se graba su nombre, con una oferta mínima de 50 euros. Hasta ahora, se han pavimentado el camino de entrada y el patio, y la intención de los promotores de la iniciativa es convertir la casa en un centro de acogida y espiritualidad.

En un congreso organizado por una comunidad parroquial de Roma, el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado del Vaticano, se enteró del proyecto y lo compartió con el Santo Padre. El Papa quiso contribuir con una oferta para una baldosa y lo mismo hizo el cardenal Parolin. El pasado 22 de octubre, Día Mundial de las Misiones, la baldosa con el nombre del Pontífice fue bendecida por el obispo auxiliar de Hong Kong, Joseph Ha Chi-Shing.

Los fieles pueden visitar la casa que está ubicada en la Via Soldato Salvatore Torrisi 16 en San Giovanni La Punta y se puede contactar a la asociación Gabriele fra le genti onlus para saber más sobre la vida y la obra del beato. Esta asociación está preparando un pequeño museo en la casa que es de propiedad de los Frailes Menores de Sicilia.