¿Por qué no viaja el Papa a España? ¿Podría venir en 2025?
Francisco ha anunciado que en septiembre visitará seis países. Entre ellos, dos europeos. Sin embargo, España sigue fuera de la agenda. ¿Por qué?
Nada menos que 6 países en un mes. Esa será, Dios mediante, la agenda internacional que tendrá el Papa Francisco en el próximo mes de septiembre. Una maratón viajera que llevará a cabo a sus 87 años, y sin que haya llegado a reponerse por completo de sus últimos achaques de salud.
Primero, el Santo Padre llevará a cabo una gira por cuatro islas del Pacífico: Papúa Nueva Guinea, Indonesia, Timor Oriental y Singapur. Se trata de un recorrido muy en sintonía con los que ha venido desarrollando hasta ahora a lo largo de sus 11 años de pontificado: países alejados geográficamente de Roma, con tradiciones culturales notablemente alejadas del cristianismo occidental, con comunidades católicas no muy numerosas –o, al menos, no mayoritarias en la región–, y en entornos socioeconómicos empobrecidos o que sufren grandes desigualdades.
Después, el Pontífice viajará a Bélgica y Luxemburgo, dos destinos que, en el caso de Francisco, pueden considerarse «exóticos», puesto que desde 2013 apenas ha viajado por países europeos. Una decisión que, de nuevo, vuelve a plantear la pregunta de por qué el Papa Francisco sigue sin querer viajar a España.
¿Por dónde ha viajado el Papa?
Un vistazo a sus viajes apostólicos muestra hasta qué punto el Papa Francisco ha querido, explícitamente, apostar por destinos similares a los de su próxima visita a las islas del Pacífico cada vez que se ha desplazado fuera de Italia. Más aún, cuando el Sucesor de Pedro ha pisado tierra europea en estos 11 años, lo ha hecho, bien para participar en algún gran evento eclesial, o bien para visitar, no un país, sino una región muy concreta o para intervenir en alguna institución internacional.
Así, en 2013, primer año de su pontificado, el Papa solamente viajó al extranjero para acudir a la JMJ de Río de Janeiro. En 2014, viajó a Turquía, Tirana, Tierra Santa y Corea del Sur, donde participó en la Jornada de la Juventud Asiática. Ese mismo año también pisó suelo francés, pero lo hizo en una visita exprés de menos de 24 horas, y únicamente para intervenir ante el Parlamento Europeo y el Consejo de Europa, ubicados en Estrasburgo.
En 2015, Francisco viajó a Kenia, Uganda, República Centroafricana, Ecuador, Bolivia, Paraguay, Sarajevo, Sri Lanka y Filipinas. Ese mismo año, en el mes de septiembre, realizó uno de los itinerarios más largos de su papado: un viaje apostólico por Cuba y Estados Unidos, aunque en este caso, su viaje estuvo marcado por sus intervenciones ante la sede la Organización de Naciones Unidas, el Encuentro Mundial de las Familias, que se celebraba en Philadelphia, y sus diferentes encuentros para abordar una problemática común para toda la Iglesia universal, como es el caso de los abusos sexuales.
En 2016, visitó la isla de Lesbos (y no el resto de Grecia), Armenia, México, Georgia y Azerbaiyán. Su viaje a Polonia, en agosto de aquel año, fue debido a la Jornada Mundial de la Juventud, una cita a la que el Papa no hay fallado nunca, fuese en la latitud que fuese.
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Egipto, Myanmar, Bangladés, Colombia y Suecia, país europeo de mayoría protestante, fueron los destinos exteriores a los viajes apostólicos que el Pontífice realizó en 2017. Aquel mismo año, peregrinó hasta el santuario de Nuestra Señora de Fátima, para conmemorar el centenario de las apariciones de la Virgen en Cova da Iría. En el viaje, de a penas un día y medio, se reunió tanto con el Presidente como con el Primer Ministro de la República portuguesa, pero de forma privada.
En 2018, Francisco viajó a Chile y Perú, y a cuatro destinos europeos, aunque de mayoría social no católica: Suiza, Estonia, Letonia y Lituania. Además, como ya había hecho tres años antes en Estados Unidos, participó durante dos días del Encuentro Mundial de las Familias, que en esta ocasión se celebró en Dublín, la capital de Irlanda.
El año anterior al parón provocado por la pandemia del Covid-19 (en 2020 el Papa no llevó a cabo ningún viaje fuera de Italia), el Santo Padre tuvo una de sus agendas internacionales más agitadas, y también más exóticas. Así, en aquel 2019 visitó Tailandia, Japón, Mozambique, Madagascar, Islas Mauricio, Rumanía, Bulgaria, Macedonia del Norte, Marruecos, Emiratos Árabes Unidos y Panamá, donde se celebró la JMJ. Países todos, a excepción de Panamá, donde las comunidades católicas son minoritarias.
Los destinos tras la pandemia
Tras la pandemia, en 2021, el Papa eligió destinos sumamente simbólicos para retomar su agenda internacional. Primero volvió a Grecia y a Chipre, esta vez sí en visita de Estado y no como en 2016, cuando viajó a la isla de Lesbos. A pesar de ser destinos cuna de la civilización europea, la mayoría religiosa de ambos países es ortodoxa, por lo que el viaje tuvo un marcado carácter ecuménico. Además, viajó hasta la castigada tierra de Irak, y más tarde viajó hasta Eslovaquia y tuvo una fugaz visita a Hungría para asistir a la clausura del Congreso Eucarístico Internacional.
Baréin, Kazajistán, la pequeña isla de Malta y la protestante Canadá fueron los únicos cuatro países que recibieron a Francisco en 2022. Y el año pasado, en 2023, lo hicieron Mongolia, República Democrática del Congo, Sudán del Sur, Emiratos Árabes Unidos (donde participó en la Conferencia sobre el Cambio Climático de Dubai), y la ciudad francesa de Marsella para la conclusión de los llamados Encuentros del Mediterráneo sobre inmigración. Además, viajó también a Portugal a su ineludible cita con las JMJ, que en esta ocasión se celebraba en Fátima, y regresó a Hungría para llevar a cabo una visita de Estado, a la que había sido invitado en 2021 por el presidente Viktor Orban.
Sus problemas de salud han llevado al Papa a un forzoso parón en su agenda internacional. De hecho, en lo que llevamos de 2024, Francisco no ha realizado ningún viaje al extranjero, y dentro sólo ha acudido a Verona y a Venecia en sendas visitas de 24 horas. Los seis destinos proyectados para después del verano compensarán este vacío.
¿Por qué no viene a España?
Dos países han estado en el punto de mira cada vez que el Papa anunciaba un nuevo viaje: Argentina y España.
El primero de ellos, su país de origen, ha encontrado siempre el gran obstáculo de una convulsa situación política y social, que ha llevado al Pontífice a reconocer que desearía haber podido visitarlo, aunque aún no lo ha hecho para que su figura no pudiera ser instrumentalizada.
Tras la reciente victoria de Javier Milei, la invitación ha vuelto a ser puesta sobre la mesa, a pesar de las duras críticas contra el Papa vertidas por el presidente durante su campaña electoral. Con todo, los últimos encuentros entre el inquilino de la Casa Rosada y el Sucesor de Pedro han resultado tan elocuentes y distendidos que, por primera vez en 11 años, parece que las posibilidades de que el Santo Padre regrese a su tierra son tantas que incluso no se descarta un viaje antes de que acabe el año.
El segundo país, España, sigue en standby. Es, junto a Alemania, el único gran país de Europa que no ha visitado el Pontífice. Y no será por falta de ocasiones, puesto que las invitaciones al Santo Padre han sido constantes a lo largo de estos 11 años, tanto por parte de responsables políticos, como de obispos e incluso periodistas. Un papel destacado ha tenido en este aluvión de propuestas la corresponsal de COPE en el Vaticano, Eva Fernández, que prácticamente en todos los viajes apostólicos en que ha acompañado a Francisco, le ha hecho llegar, en mano, algún tipo de invitación: de presos, de religiosos, de niños…
La respuesta a todas ella sigue siendo el misterioso «iré cuando haya paz», que el Papa expresó en 2019, sin aclarar a qué se refería: a los constantes procesos electorales en que está sumido el país, a los cambios de mandato en la Conferencia Episcopal Española…
¿Posible visita en 2025?
Fuentes del episcopado español, próximas al Papa, confirman para El Debate que una visita a nuestro país «está casi descartada» para lo que queda de año. Sin embargo, la cosa puede cambiar en 2025.
«El año que viene –señalan estas mismas fuentes– es el año del Gran Jubileo, por lo que es muy probable que dentro de Italia y, en concreto, de Roma, vaya a tener una agenda muy apretada. Pero además de los políticos, los obispos le hemos insistido en que venga. Y tenemos abiertos muchos frentes, como el de la reforma de los seminarios o la crisis de los abusos, que en otros viajes suyos han marcado su agenda. Así que precisamente porque es Año Jubilar, porque ya tenemos un nuevo mandato al frente de la CEE, y porque, en principio, no tendría por qué haber elecciones generales, tal vez podría venir a España».
Además, «el siguiente Año Santo Compostelano, que sabemos es una fecha muy querida para él, no será hasta 2027, y esa fecha, aunque todos esperamos que Dios le dé vida y salud por muchos años, tal vez sea muy tardía. Porque él es consciente de sus problemas de salud, y no parece que vaya a querer dejar a España, que tanto amor ha expresado siempre al Papa y a la Iglesia, sin una visita suya», remarcan las fuentes consultadas por este periódico.
El único que lo sabe, por ahora guarda silencio: el propio Papa Francisco.