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El Papa Francisco en Trieste, llegando al sitio donde celebrará la Santa Misa

El Papa Francisco en Trieste, llegando a la plaza de la Unidad de Italia, donde celebró la Santa MisaEFE

El Papa Francisco explica que la democracia «no goza de buena salud»: «Está en juego el bien del hombre»

La 50 edición de la Semana Social de los Católicos en Trieste ha dado lugar a una visita express del Pontífice el pasado domingo 7 de julio

Aterrizando en helicóptero a las 8 de la mañana en el palacio de la congresos Generali Convention Center de la ciudad portuaria, el Santo Padre fue recibido por el presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, el cardenal Matteo Zuppi, y otras personalidades como monseñor Enrico Trevisi, obispo de la ciudad o Massimiliano Fedriga, presidente de la región, para concluir la Semana Social de los Católicos, una iniciativa que se lleva a cabo desde 1907.

Comenzaba así lo que sería una visita de 5 horas del Papa. En este encuentro participaron cerca de mil delegados de todas las diócesis y agrupaciones laicales de Italia, que buscan promover soluciones prácticas a desafíos actuales en política, economía y sociedad. Este año el lema fue «En el corazón de la democracia. Participación entre historia y futuro».

Fieles y participantes en la Semana Social de los Católicos durante la celebración de la misa

Fieles y participantes en la Semana Social de los Católicos durante la celebración de la misaEFE

En su primera intervención, en el Centro General de Convenciones, el Papa remarcó que la democracia actual «no goza de buena salud» y que «esto nos interesa y nos preocupa porque está en juego el bien del hombre», añadiendo: «Nada de lo que es humano puede sernos extraño».

Señaló la importancia del diálogo antes los problemas actuales explicando que «la democracia exige siempre el paso del partidismo a la participación, de la 'ovación' al diálogo» y que no habrá fraternidad universal «mientras nuestro sistema socioeconómico siga produciendo una sola víctima y haya un solo descartado».

Misa y Ángelus

Después de su intervención ante los participantes del congreso, el Papa Francisco saludó a diversos grupos de la Semana Social de los Católicos, como los emigrantes, los discapacitados, los académicos y grupos ecuménicos. No faltó concluir con la celebración de la Santa Misa y el rezo del Ángelus en la plaza de Trieste.

En la homilía de la Misa, el Papa hizo referencia al Evangelio del día (Jn 1,11) en el que se narra que la gente «se escandalizaba» de Jesús por sus milagros. El Pontífice explicó el pasaje diciendo que «el obstáculo que impide a esta gente reconocer la presencia de Dios en Jesús es el hecho de que es humano, es simplemente el hijo de José el carpintero”. Y por ello, añadió la idea de que «necesitamos precisamente esto: el escándalo de la fe». Explicando que esta es «una fe enraizada en el Dios que se hizo hombre y, por tanto, una fe humana, una fe de carne, que entra en la historia, que acaricia la vida de las personas, que cura los corazones rotos, que se convierte en levadura de esperanza y semilla de un mundo nuevo».

Posteriormente, en el rezo de la oración mariana del Ángelus, no dejó de agradecer la labor que habían hecho todos los presentes y participantes del proyecto: «¡Tienen todos los 'papeles en regla'. ¡Gracias! ¡Tienen los papeles en regla para encarar este desafío!». Y concluyó diciendo antes de la bendición final: «¡Y entonces, adelante! Adelante. Sin temor, abiertos y firmes en los valores humanos y cristianos, acogedores, pero sin compromisos sobre la dignidad humana. Sobre esto no se juega».

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