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Gregorio XIII, por Lavinia Fontana

Gregorio XIII, por Lavinia Fontana

La noche de 1582 en la que el calendario avanzó 10 días gracias a Gregorio XIII

Los diez días que desaparecieron con la reforma del calendario gregoriano son la causa de que se diga erróneamente que Cervantes y Shakespeare murieran el mismo día

Hay diez días en la historia que en realidad no han existido. La noche del 4 de octubre de 1582 la humanidad se fue a dormir y cuando despertó a la mañana siguiente era día 15 de ese mismo mes. Este fenómeno tiene una sencilla explicación: Gregorio XIII decidió reformar el calendario.

Desde el año 46 a.C., los días, semanas y meses se regían bajo el calendario juliano, una reforma del romano introducida por Julio César. Este también tenía 12 meses y 365 días, pero tenía un problema. El año juliano tenía 11 minutos y 14 segundos más que el solar. La diferencia acumulada con el paso del tiempo hizo que el equinoccio de primavera se adelantara diez días. Los mismos que desaparecieron.

Dos estudios españoles

Para la reforma, el Pontífice contó con el asesoramiento del astrónomo jesuita alemán Christopher Clavius, quien fue seleccionado para tal misión en 1579. Junto con el matemático y teólogo español Pedro Chacón, se les encargó dar una solución al desplazamiento de las fiestas religiosas cristianas cada año.

Había dos estudios anteriores que apoyaban la revisión del anuario, uno de 1515 –fue ignorado– y uno posterior, de 1578; ambos elaborados por los jesuitas de la Universidad de Salamanca. Estos fueron enviados a la Comisión del Calendario, creada por Gregorio XIII, y se tomaron como base para corregir el paso del tiempo, aunque el mérito se lo han llevado otros. Este comité de expertos astrónomos estuvo encabezado sus primeros años por Luigi Lilio, uno de los autores principales del proyecto. El italiano no lo pudo ver terminado su obra, ya que murió en 1576.

El legado más valioso

La idea de Clavius de hacer avanzar el calendario diez días en una noche no fue apoyada inicialmente. Algunos matemáticos, como Francois Viète, consejero privado de los reyes de Francia, mostraron su oposición contra Clavius y su equipo. Como respuesta a esta disputa, que incluso llegó a las descalificaciones personales, el astrónomo alemán escribió su epístola Novi calendarii romani apologia (Apología del nuevo calendario romano, de 1595).

En 1580 ya estaba todo dispuesto, pero no sería hasta dos años después cuando se actualizase el calendario. Con la bula Inter gravissimas de Gregorio XIII se quitaron esos diez días de sobra de 1582 y también se eliminaron tres años bisiestos cada cuatro siglos.

Este ha permanecido como el legado más valioso de este pontífice, el 226 de la Iglesia católica. La reforma fue aplicada en los países de la onda católica, como el Imperio español y Portugal, toda la zona italiana y Polonia. Poco después se expandió por toda Europa, a excepción de Gran Bretaña y sus colonias, que no lo reconocieron hasta 1752. Por esta razón se dice que Shakespeare y Cervantes murieron el mismo día, el 23 de abril de 1616. No obstante, en realidad fallecieron con diez días de diferencia porque uno vivía bajo el calendario juliano y otro, ya bajo el gregoriano.

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