China y el Vaticano amplían su acuerdo sobre el nombramiento de obispos por cuatro años más
Un reciente informe elaborado por Nina Shea para el Hudson Institute sostiene que la represión religiosa en China contra la Iglesia católica ha empeorado desde que se firmó el acuerdo con la Santa Sede
China y el Vaticano han acordado extender su acuerdo provisional sobre el nombramiento de obispos por un periodo de cuatro años, marcando la primera vez que el pacto supera su ciclo original de dos años. El anuncio fue realizado este martes por el portavoz del Ministerio de Exteriores chino, Lin Jian, quien declaró que «tras consultas amistosas, ambas partes han decidido prolongar el acuerdo por cuatro años más».
Este acuerdo, firmado en 2018 y renovado en 2020 y 2022, ha sido valorado positivamente por ambos Estados. Lin destacó que las «conversaciones constructivas» continuarán para fortalecer las relaciones bilaterales. El Vaticano sostiene que el propósito del acuerdo es fomentar la unidad entre los católicos chinos. En el pasado, el control de las autoridades sobre las prácticas religiosas llevó a la creación de comunidades «clandestinas», que buscaban evitar la supervisión oficial.
Sin embargo, un reciente informe elaborado por Nina Shea para el Hudson Institute, sostiene que la represión religiosa contra la Iglesia católica en China ha empeorado desde que se firmó el acuerdo. El documento ha arrojado luz sobre la persecución que enfrentan diez obispos católicos en China, quienes han resistido los esfuerzos del Partido Comunista del país por controlar los asuntos religiosos desde la firma del acuerdo de 2018 entre el Vaticano y China.
Este documento detalla las difíciles situaciones que han enfrentado estos obispos, quienes han sido detenidos sin el debido proceso, sometidos a vigilancia y expulsados de sus diócesis por negarse a integrarse en la Asociación Católica Patriótica China (CPCA), una entidad controlada por el Estado bajo la supervisión del Departamento de Trabajo del Frente Unido del Partido Comunista chino.
Diplomacia suspendida entre China y Vaticano
El pasado agosto, la Sede Apostólica celebró el reconocimiento de Melchiorre Shi Hongzhen como obispo de la diócesis de Tianjin, cinco años después de su nombramiento por el Papa, que no había sido aprobado inicialmente por las autoridades chinas. Este reconocimiento es visto como un avance en el diálogo entre el Vaticano y el Gobierno chino, bajo el marco del acuerdo de 2018 que permite un proceso de elección consensuada de obispos, facilitando varias ordenaciones episcopales en los últimos años.
Desde 1951, las relaciones diplomáticas entre China y el Vaticano están formalmente suspendidas, tras la excomunión de dos obispos nombrados por Pekín, decisión tomada por Pío XII, a la que el gobierno chino respondió expulsando al nuncio apostólico, quien se trasladó a Taiwán.
China estableció su propia Iglesia Patriótica Católica en 1949, año de la fundación de la República Popular China por Mao Zedong. Durante el pontificado del Papa Francisco, se ha producido un acercamiento gradual entre el Vaticano y Pekín, con la intención de mejorar las relaciones.
La visita del cardenal Matteo Zuppi a China en septiembre de 2023 fue vista como una oportunidad para avanzar en el diálogo entre ambas partes, tras años de tensiones en torno a la designación de obispos. Para restablecer relaciones diplomáticas con el Vaticano, China exige que Roma corte sus vínculos con Taiwán, en línea con la política de «una sola China», y que no interfiera en los asuntos religiosos internos del país.