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FOTODELDÍA Ciudad del Vaticano (Santa Sede), 20/11/2024. - El Papa Francisco saluda a los fieles durante su audiencia general semanal en la Plaza de San Pedro, Ciudad del Vaticano, este miércoles.-EFE/ Fabio Frustaci

El Papa Francisco saluda a los fieles durante su audiencia general semanalEFE

Audiencia General

Francisco: «Evangelio significa buena nueva y no se puede comunicar con cara larga»

El Santo Padre no dejó de mencionar durante la audiencia la necesidad de rezar por los numerosos países que sufren la guerra, especialmente en estas fechas cercanas a la Navidad

En la audiencia general de este miércoles, 27 de noviembre, el Papa Francisco centró su catequesis en los «frutos del Espíritu Santo», una manifestación de la colaboración entre la gracia divina y la libertad humana. Al citar a san Pablo, recordó que estos frutos –como el amor, la paz, la paciencia y la alegría– son signos visibles de la acción del Espíritu en nuestras vidas, y destacó especialmente la alegría como uno de los más significativos.

«La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús», afirmó el Santo Padre, recordando que esta experiencia no es una simple emoción pasajera, sino una fuente constante de plenitud que, cuando se encuentra, se asemeja a ese «tesoro escondido» y a la «perla preciosa» de los que habla el Evangelio.

El Papa Francisco explicó que la alegría que es fruto del Espíritu tiene un aspecto en común con las alegrías humanas: brinda una sensación de plenitud y satisfacción que despierta el anhelo de que perdure para siempre. Sin embargo, reconoció que las alegrías terrenales, como la juventud o la salud, son pasajeras y, con el tiempo, pueden volverse insuficientes o perder su encanto. Ante esta realidad, recordó las palabras de san Agustín: : «Nos hiciste, Señor, para ti, y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en ti»

La alegría evangélica, explicó el Papa, trasciende los límites del tiempo y se renueva constantemente, alimentando el deseo de compartirla. «Si alguien ha acogido ese amor que le devuelve el sentido de la vida, ¿cómo puede contener el deseo de comunicarlo a otros?», preguntó retóricamente, haciendo un llamado a vivir una evangelización alegre.

¿Quién es el santo de la alegría?

El Santo Padre ilustró esta enseñanza con la figura de san Felipe Neri, conocido como el «santo de la alegría». Este sacerdote romano del siglo XVI, famoso por su carisma y amor por los más pobres, aconsejaba a los niños de su Oratorio: «Hijos, estén alegres; no quiero escrúpulos ni melancolía; me basta con que no pequen». Sin embargo, el Papa destacó que la alegría de san Felipe tenía una raíz profunda: su intenso amor por Dios era tal que parecía que «el corazón le iba a estallar en el pecho».

Francisco señaló que este santo, fundador de la Congregación de los Sacerdotes del Oratorio, fue un ejemplo vivo de cómo la alegría puede ser un instrumento poderoso de evangelización. «La palabra 'evangelio' significa buena nueva, y no se puede comunicar con caras largas y rostro sombrío», recordó, exhortando a los cristianos a ser testigos de la alegría que nace del encuentro con Cristo.

Una vez más, el Santo Padre destacó durante la audiencia la necesidad de rezar por los numerosos países que sufren la guerra, especialmente en estas fechas cercanas a la Navidad. En particular, señaló: «Pensemos en los ucranianos, será un invierno duro para ellos». Además, se dirigió a los niños presentes en la catequesis para recordarles: «Pensad en los niños ucranianos en este periodo, no tienen calefacción en un invierno difícil. ¿Rezaréis por ellos?».

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