Psicóloga
María Martínez Diez: «Si tienes 15 minutos aprovéchalos y no te frustres por querer una hora»
La psicóloga, especializada en la metodología Kaizen explica como tomar el control de nuestra propia vida para ser felices
Cada día son más los que afirman no tener un minuto para sentarse tranquilamente con una taza de café sin hacer o pensar en nada. La idea de no tener tiempo, la dificultad de implementar hábitos o el miedo a la frustración por no cumplir las expectativas son problemas cada día más frecuentes en una sociedad que vive de manera frenética. La psicóloga María Martínez, especializada en la metodología Kaizen, explica en su el libroVivir en modo Kaizen (Alienta Ed) cómo desbloquearnos y aprender a ser nosotros quienes tomemos el control de nuestra propia vida.
–Cuáles son los pilares del método Kaizen
–Yo suelo hablar de funcionar en modo Kaizen, porque al final, esto es un funcionamiento de vida y para todos los aspectos de la vida, un cambio de percepción que tiene las siguientes características:
- Usar aquello que ahora tienes disponible, en lugar de quedarte esperando a tener lo que sea que creas que necesites. Así pues, si me gustaría tener 1 hora para mí, pero tengo 15 minutos, aprovecharé esos 15 minutos. En lugar de enfadarme, frustrarme y quejarme y perder ese tiempo porque no es el que quería tener.
- Saber diferenciar lo que depende de ti de lo que no. Ya que el origen de todas las preocupaciones y frustraciones está en querer controlar aquello que escapa a nuestro control.
- Enfocarte en actuar sobre lo que depende de ti, eliminando tu atención de aquello que no.
- Elegir siempre para avanzar el paso más pequeño que puedas dar ahora. Esto te garantiza movimiento sin desgaste. Por lo que siempre lo puedes mantener en el tiempo. Los pasos grandes generan estrés y no se pueden sostener.
- Si te bloqueas, volver al paso anterior preguntándote: ¿Cuál es el paso más pequeño que puedo dar ahora sobre lo que depende de mí?
–En muchas ocasiones nos bloqueamos ¿cómo podemos seguir adelante?
–Nos bloqueamos porque estamos poniéndonos delante una montaña. Y le estamos diciendo a nuestra mente que tenemos que hacer toda la montaña de golpe. Es decir, le estamos planteando un reto imposible, por lo que nos quedamos bloqueados esperando a ser capaces de hacerlo de esa forma.
–¿Cómo evitarlo y seguir adelante?
–Cambiando la forma de enfocarnos, cambiando la percepción. En lugar de pensar en el objetivo final, completo, como si fuera una sola acción, mirar hacia el granito de arena pequeño y manejable que ahora tenemos delante, que depende de nosotros y sobre el que en este instante podemos actuar. Así es como se avanza en modo Kaizen. Así es como se puede avanzar siempre y evitar los bloqueos.
Todo es cuestión de qué le proponemos a nuestra mente hacer. Si es algo que puede (es decir, que ahora depende de ti), se pondrá en marcha y te moverás. Si es algo que no puede, es decir, que no depende de ti ahora, se atascará y te quedarás bloqueado. Busca algo que sí puedas hacer ahora, y ese movimiento generará otros.
–¿Cómo puedo tomar el control de mi propia vida?
Controlando lo que depende de ti. Cuando hablamos de control, parece que, o bien lo vemos como algo negativo «soy controlador y quiero saber todo lo que va a pasar y cómo va a pasar», o como algo inexistente «nada está bajo nuestro control». Ninguna de las dos son reales.
Necesitamos tener sensación de control para lograr estabilidad emocional
No podemos vivir con la constante de estar en unas arenas movedizas. Por eso, para tomar el control de nuestra vida necesitamos saber qué es lo que podemos controlar y qué no. Si yo quiero tener el control de algo que no depende de mí, me frustraré y tendré esa sensación de que nada está seguro. Pero si yo sé que sólo puedo controlar aquello que depende de mí: lo que siento, lo que digo, lo que pienso y lo que hago, entonces me enfoco en ello y me siento seguro.
Todo lo que no depende de mí no lo puedo cambiar, así que no tiene sentido que le dedique pensamientos o energía de más. Porque sólo genera impotencia y frustración. Para esto, tenemos la aceptación. La herramienta que nos permitirá pasar a actuar sobre lo que está en nuestra mano. La que nos permitirá poner el foco en pensar y actuar sobre lo que depende de uno mismo. Eso hace que sintamos que ocurra lo que ocurra, siempre podremos tomar acción. Eso es sentir que tienes el control de tu vida.
–Ante una enfermedad, un cambio de trabajo o una crisis de pareja surgen los ‘¿y si…?’ ¿qué propone el modo Kaizen?
–Es natural buscar seguridad cuando sentimos que los pilares en los que nos apoyábamos se tambalean. Quizás está ahí el quid de la cuestión. Cuáles son nuestros pilares, nuestros cimientos, esos que nos mantienen estables.
La incertidumbre hace que necesitemos anclarnos a algo, y eso suele pasar por querer saber lo que va a pasar. Como si el hecho de tener una bola de cristal nos diera la confianza para actuar. La idea de que necesitamos asegurar el resultado antes de movernos.
Sea lo que sea que ocurra en la vida, el proceso de percepción que propone el modo Kaizen es el mismo:
- Observa qué es lo que tienes entre manos
- Qué es lo que ahora depende de ti
- Enfócate en ello
- Actúa con el paso más pequeño que ahora puedas dar para seguir avanzando hacia donde quieres estar.
Cada paso que das en modo Kaizen, hace que tu autoestima suba, hace que te equilibres, hace que te recuperes a ti mismo
Si actuas con lo que ahora tienes disponible, si te pones en marcha, los «¿y si...?» empiezan a desaparecer. Porque no les vas a buscar respuesta, porque sabes que sólo avanzando puedes crear esas posibilidades que ahora quieres «adivinar» para poder protegerte de ellas. Cada paso que das en modo Kaizen, hace que tu autoestima suba, hace que te equilibres, hace que te recuperes a ti mismo. Mira el lugar al que quieres ir y pregúntate: ¿cuál es el paso más pequeño que puedo dar ahora para acercarme a mi objetivo?
–¿Habría que desterrar la cultura del esfuerzo y fomentar la constancia?
–A mí hay una palabra que me encanta: perseverancia. Es como un baile fluido. Es un seguir adelante sin estrés, sin agobios, sin esfuerzo. Es tener un enfoque claro desde la calma. Una certeza que te hace seguir en tu camino.
El esfuerzo es gasolina. Es un golpe de combustible que se necesita en momentos puntuales, al empezar o terminar algo. Es un sprint. Y la vida es una carrera de fondo. Bueno, en realidad es un paseo en el que a veces esprintas para coger un taxi o el autobús. Y es para esos momentos para los que está el esfuerzo.
Confundimos el esfuerzo con la perseverancia o la constancia. Y nos hemos llegado a creer que es una herramienta, cuando no lo es. Por mucho que te esfuerces, si quieres tirar una pared abajo a base de cabezazos, no lo vas a conseguir. Coge una herramienta adecuada y entonces usa el esfuerzo para los momentos que sea necesario poner más gasolina.
A los niños les decimos muchas veces eso de «es que tienes que esforzarte más», pero entonces siguen haciendo lo mismo «con más estrés», cuando igual lo que necesitan es aprender herramientas diferentes que les permitan avanzar sin ese esfuerzo.
Necesitamos ser perseverantes y tener curiosidad para descubrir. Necesitamos hacer menos pero hacerlo de la manera correcta. Aprender a preguntarnos ¿cómo puedo hacerlo más sencillo?
–Qué son las ‘gafas Kaizen’
–Me encanta que me hagas esta pregunta. Las gafas Kaizen es la metáfora que mejor describe la percepción. Desde que te levantas hasta que te acuestas estás filtrando el mundo –lo que te pasa, lo que hacen los demás, lo que ocurre a tu alrededor– a través de unas gafas que interpretan y dan significado a cada cosa que te rodea. El mejor ejemplo es cuando nos levantamos 'con mal pie'. ¿Qué significa eso? Significa que nos hemos puesto las gafas del 'mal pie', así que todo lo que ocurra pasará por ese filtro. Todo lo interpretaremos como algo malo, como mala suerte, como negativo... Y eso seguirá ocurriendo hasta que nos cambiemos las gafas. Porque ¿qué es diferente cuando te sientes bien? Puede ocurrir lo mismo otro día pero que tú ese día lleves las gafas del 'no hay problema', y todo lo filtrarás a través de ellas, pensando que sea lo que sea que ocurra, se puede resolver.
Las gafas Kaizen son unas gafas de percepción que hacen que, cuando te las pones, todo lo filtres a través de:
- Separar lo que depende de ti de lo que no.
- Enfocarte en lo que sí depende de ti y puedes cambiar.
- Ser capaz de ver los granitos de arena pequeños y manejables dentro de la montaña.
- Proponerte dar el paso más pequeño sobre lo que ahora puedes actuar.
- Aceptar lo que escapa a tu control y quitarle tu atención.
- Saber que ocurra lo que ocurra lo podrás gestionar.
- Tener calma mental en cualquier situación (porque la mente está enfocada en actuar sobre lo que depende de ti).
- La paciencia porque sabes que no puedes hacer que las cosas se aceleren pero sí que puedes ponerte a hacer mientras esperas.
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–En qué consiste tener la mente en calma
–La mente en calma no es tenerla en blanco o que necesites estar sentada meditando o que implique no tener que hacer nada.
La mente sólo está en calma cuando está enfocada en aquello sobre lo que puede actuar ahora. De hecho, siempre que estamos con la mente en modo centrifugadora, sin poder parar los pensamientos y con el estrés que eso implica, lo que realmente ocurre es que estamos queriendo cambiar algo que escapa a nuestro control. Estamos pensando que deberíamos haber hecho algo diferente en el pasado, que necesitamos que tal persona cambie, le damos vueltas a lo que los demás pensarán o queremos saber lo que va a ocurrir antes de tomar una decisión.
La mente sólo está en calma cuando está enfocada en aquello sobre lo que puede actuar ahora
Una mente en calma se enfoca en lo que depende de ti. Y, cuanto más lo haga, más en calma estás. Puedes ir muy rápido con la mente en calma –centrada en lo que ahora estás haciendo–, y puedes ir rápido, aunque menos, con la mente en estrés, pensando en lo que te falta por hacer o en lo que hiciste mal.Muchas veces creemos que la velocidad física sólo es posible si la mente está en modo centrifugadora. Y es exactamente al contrario.
–¿Por qué es importante ‘aprender a soltar’?
–Cuando llevas mucho lastre, el movimiento cuesta más. Y cuando hablamos de lastre mental, literalmente llegas a paralizarte. Esto ocurre porque el lastre siempre es del mismo tipo: cosas que quiero que sean diferentes pero no depende de mí que lo sean, y me quedo mirándolas, frustrado, enfadado, bloqueado, porque no cambian. Básicamente condiciono mi vida a que cosas que no dependen de mí, ocurran, y entonces poder permitirme actuar yo.
Soltar ocurre sin darte cuenta, en el momento en el que cambias la mirada, en el momento en el que tu percepción se modifica y aprendes a enfocar la atención y los pensamientos en aquello que depende de ti ahora. Porque vas hacia donde tu atención va. No puedes soltar pensando en soltar. Sueltas en el momento en el que «agarras» otra cosa. Por eso muchas veces sentimos que es complicado soltar, porque seguimos mirando aquello que queremos soltar, y eso hace que, en lugar de prestarle menos atención, le prestemos más.
Si sueltas puedes avanzar, dejar hueco para algo nuevo. Si no sueltas, cada vez te bloqueas más y más incapaz te sientes
Soltar, para mí, es saber separar las lentejas del arroz (esto lo explico en mi libro con un cuento de Kaizenita), lo que depende de ti de lo que no. Cuando te deshaces de la carga del arroz, todo cambia. Y puedes hacerlo de dos maneras: la primera, para soltar lo que ahora cargas, enfocándote cada vez más en las lentejas (en lo que depende de ti), y la segunda, para no cargar de nuevo el saco de lastre, diciendo no cada vez que veas que alguien intenta responsabilizarte de algo que no es tuyo (y dándote cuenta de cuando tú quieres actuar sobre lo que no está en tu mano). Si sueltas, puedes avanzar, dejas hueco para algo nuevo. Si no sueltas, cada vez te bloqueas más y más incapaz te sientes.