¿Se puede comer el hilo negro de las gambas?
Esta parte constituye el intestino del animal y su consumo puede llegar a ser perjudicial y modificar el sabor de los alimentos
Miles de toneladas de gambas son consumidas cada año en España. Con la llegada de la temporada navideña, su consumo y el de otros crustáceos como los langostinos se incrementa, y es que no suelen faltar en muchas cenas familiares.
Al ingerir estos animales marinos suele surgir una duda: ¿se come ese hilo negro que los recorre desde la cabeza a la cola? La respuesta rápida es que se puede comer –como seguramente hayas estado haciendo hasta ahora–, pero es más recomendable quitarlo.
Esta parte no es más que el intestino de la gamba, por lo que puede estar lleno de sustancias que haya ingerido el animal que, recordemos, es carroñero y se le considera 'limpiador de las aguas'. Asimismo, puede contener bacterias en su interior.
Estas no deberían afectar a nuestra salud, ya que cualquier tipo de microorganismo debería quedar destruido durante el proceso de cocción. Pero en caso de cocinar las gambas mal o de ingerirlas más crudas, estos patógenos sí que podrían infectarnos. Sin embargo, aunque las preparemos bien, podrían modificar el sabor tanto del marisco como de los alimentos a los que acompaña.
Además de bacterias, esta tripa también puede contener arena y otras sustancias que las gambas ingieren en el fondo del mar. Esto no supondría ningún riesgo para la salud, pero sí una sensación rara en boca.
Por todo ello, se recomienda eliminar esta parte de la gamba antes de cocinarlas o compararlas directamente destripadas. Esta actividad puede ser algo complicada, en especial si no se está acostumbrado. Se puede hacer después de pelar la gamba o langostino y con la ayuda de un palillo o un cuchillo afilado. Es importante no romper la tripa en este proceso, puesto que de esta forma los restos pueden estropear el sabor.
La cabeza
Uno de los riesgos más importantes a la hora de comer gambas es el de chupar la cabeza. Esta práctica muy habitual y extendida –y para muchos todo un placer– no es recomendable, ya que esta parte del cuerpo de los animales suele contener mucha cantidad de cadmio. Este metal puede acumularse en el hígado y los riñones y permanecer ahí durante décadas, llegando a causar disfunción renal, desmineralización de los huesos e incluso cáncer.
Desde la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición se aconseja limitar «en la medida de lo posible» el consumo de carne oscura que hay en la cabeza de los crustáceos. Otras instituciones, como la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Comisión Europea también se han sumado a esta advertencia.