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Los beneficios de los ingredientes básicos de las torrijas: pan, leche y huevos

Si hay un dulce típico de Semana Santa es la torrija, un postre de origen popular realizado a base de pan frito, huevos y leche que por la sencillez de sus ingredientes se ha convertido en el alimento perfecto para comer durante la Semana Santa.

Desde el punto de vista nutricional, la Fundación Española de Nutrición explica los beneficios nutricionales de leche, pan y huevos. El consumo de productos lácteos aportan componentes nutricionales básicos que contribuyen a una dieta equilibrada.

Beneficios de la leche

  • La leche y los productos lácteos aportan del 60-70% del calcio total recomendando en la dieta.
  • Contiene ácido linoleico, el cual contribuye a mantener los niveles normales de colesterol en sangre.
  • La leche es necesaria por su alto contenido de calcio, fosforo y proteínas, indispensable para el crecimiento durante la infancia y la adolescencia y el desarrollo de los huesos y mantenimiento de los dientes.
  • La leche y el queso son una fuente importante de vitamina B12, la cual ayuda a la formación de los glóbulos rojos en la medula ósea.
  • Los productos lácteos contienen vitamina D, la cual contribuye a la absorción y utilización del calcio.

La importancia del pan en la dieta

Teniendo en cuenta el valor nutricional del pan, este, según la Fundación Española de Nutrición, debe constituir una parte destacable en la dieta, tratando de estar presente en prácticamente todas las comidas, desde el desayuno a la cena. El hecho de no consumirlo de forma habitual contribuye a desequilibrar de manera importante el perfil calórico de la dieta. Aumentaría el porcentaje del total de las calorías proveniente de alimentos ricos en grasas.

Valor nutricional del pan

  • Es rico en hidratos de carbono complejos (almidón), de bajo contenido graso (1 g por 100 g) y aporta proteínas procedentes del grano de trigo, vitaminas y minerales. En el trigo, la proteína más representativa es el gluten, que confiere a la harina la característica de poder ser panificable.
  • Es fuente de minerales como el selenio y el zinc. La riqueza en estas sustancias nutritivas depende del grado de extracción de la harina y de si se ha enriquecido la masa de pan durante el proceso de elaboración en dichas sustancias.

El huevo es un alimento de elevado valor nutritivo, y con un aporte de energía no muy elevado (84 Kcal/unidad de tamaño medio). La proteína es de máxima calidad, por su elevado poder biológico. La FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación) la toma como término de referencia, al presentar proporciones equilibradas de todos los aminoácidos esenciales.

VALOR NUTRICIONAL DEL huevo

  • En la clara del huevo, algunas de estas proteínas son: la ovoalbúmina (54% de las proteínas de la clara), conalbúmina, ovomucina, ovomucoide, etc.
  • En la yema: las proteínas de los gránulos (lipovitelina, lipoproteínas LDL y fosfovitina), las proteínas del plasma (lipovitelinina y livetina).
  • El huevo incluye un alto contenido de ácidos grasos monoinsaturados.
  • De entre las vitaminas destacan las vitaminas D y A, y las del grupo B (B12, B2 o riboflavina, B3 o niacina y folatos).
  • Entre los minerales, el fósforo (por su elevado contenido en fosfolípidos), el yodo, y el selenio.
  • Además hay pigmentos, de entre los que destacan los carotenoides asociados a lipoproteínas y las xantofilas (zeaxantina y luteína) con carácter antioxidante.

Origen de las torrijas

Tanto si se es de torrija tradicional como más gourmet, además del pan y la leche otro de los ingredientes básicos para elaborar este dulce son los huevos. Pazo de Vilane, empresa pionera desde 1996 en huevo campero y especializada 100 % en este tipo de producción desvela algunas curiosidades de este delicioso postre. El origen de la torrija parece remontarse a la época de los romanos. En este sentido, se han encontrado referencias a una receta del siglo I d.C. de una receta muy similar a partir de una tostada o galleta, leche, aceite y miel.

En toda España se hicieron muy populares en la Cuaresma. El pan, la leche y los huevos proveían de energía a los labradores y eran ingredientes asequibles para los más humildes. Según afirman algunos escritos, allá por el año 1600 la receta de la torrija se utilizaba para aliviar a las parturientas y para favorecer su recuperación tras el parto.

Asociar la Cuaresma y la Semana Santa fue un tiempo después, aunque no se sabe la fecha exacta. Aunque son muchos los expertos que creen que se debía a la necesidad de aprovechar el pan sobrante durante el tiempo en que no se podía comer carne.

Pese a lo que se pueda creer, la torrija no es un dulce exclusivo de España. Aunque versionadas y adaptadas a los gustos locales, hay otros países que tienen sus «propias» torrijas. Un ejemplo de ello es Grecia con su «Avgofeta», las «Fotzelschnitten» suizas, las «Fatias» de Portugal o la tostada francesa en Francia.

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