Pensar mucho cansa
Esta es la razón por la que dormir es la única forma de recuperarse de un desgaste mental
La presencia de glutamato podría explicar el por qué pensar mucho agota
Te has preguntado alguna vez el por qué después de un largo día de trabajo sentado cómodamente en una butaca o estudiando tranquilamente en el sofá de casa te sientes agotado físicamente. El glutamato podría estar detrás de este cansancio, según un trabajo llevado a cabo por un equipo de investigación, dirigido por el neurocientífico parisino e investigador del comportamiento Antonius Wiehler y publicado en la revista Current Biology.
La neurociencia lleva años estudiando los motivos por los que ejercer el control cognitivo es agotador con teorías como la del autocontrol o la del agotamiento, sin encontrar una respuesta clara a la pregunta ¿por qué pensar mucho cansa tanto?
Incluso los ajedrecistas profesionales comienzan a cometer errores generalmente después de 4 a 5 horas en el juego, que no hubieran cometido estando descansados. Una explicación consensuada de por qué jugar al ajedrez induce a una fatiga cognitiva es que la planificación de movimientos no puede basarse en rutinas aprendidas sin esfuerzo porque el espacio de posibilidades es demasiado grande.
Teorías del autocontrol y agotamiento
La teoría del agotamiento de recursos sugiere que ejercer dicho control puede poner en riesgo el suministro energético global como la glucosa en sangre. Por su parte, la teoría del autocontrol o la autorregulación explica que este agotamiento podría estar relacionado con la resistencia a un impulso como, por ejemplo, controlarse para no comer azúcares, comida basura o gritar de dolor en aras de conservar una buena salud o seguir siendo socialmente aceptable.
Sin embargo, falta base empírica para estas teorías que no logran explicar qué tiene de especial el autocontrol y por qué otros procesos cognitivos, como la visión, por ejemplo, no inducirían al agotamiento de los recursos globales. Además, aseguran los investigadores, estas teorías contradicen la idea de que el consumo de energía por parte del cerebro es constante y, sin embargo, no se ve afectado por el procesamiento cognitivo.
Teoría cálculo costo-beneficio
Al notar la ausencia de motivos biológicos para la fatiga relacionados con el control cognitivo, otros autores han sugerido explicaciones funcionales.
La idea general es que la fatiga cognitiva sería una sensación generada por el cerebro, cuyo fin es dejar de realizar la exigente tarea actual en beneficio de una actividad más gratificante.
En ese marco, la fatiga provendría de un cálculo de costo-beneficio que ajusta el comportamiento para disfrutar de otras actividades más gratificante. Un argumento a favor de la fatiga cognitiva como adaptación funcional es que aumentar la recompensa de la tarea en curso tiende a mejorar el rendimiento, incluso en un estado de agotamiento lo que sugiere que no hay una verdadera pérdida de capacidad.
Wiehler y su equipo vuelven a cuestionar este argumento alegando, en este caso, que la fatiga parece innecesaria: «Si hay una buena razón para dejar de trabajar en una tarea y dedicarse a una actividad más gratificante, el cerebro podría resolverlo sin generar una ilusión de fatiga», aseguran
Desmontando teorías
En un estudio anterior se consiguió respaldar la hipótesis de que la fatiga cognitiva era consecuencia de un esfuerzo del sistema cerebral. Sin embargo, estos estudios previos que utilizaron resonancia magnética funcional (fMRI) no pudieron abordar la pregunta de por qué aumenta el coste del control cognitivo cuando se usa durante un período prolongado.
Esta nueva investigación tuvo como objetivo llenar este vacío, utilizando espectroscopia de resonancia magnética (MRS) de 1 H in vivo para cuantificar los metabolitos en los tejidos neurales, mientras que los participantes siguieron un protocolo similar de un día.
La teoría del glutamato
Se ha sugerido antes que el agotamiento cerebral podría surgir de la necesidad de eliminar los productos de desecho que se acumularían durante el ejercicio del control cognitivo y que serían potencialmente tóxicos para las funciones neuronales.
Otra posibilidad sería que el cansancio surgiera de la necesidad de restituir algún recurso energético o precursor metabólico que, a diferencia de la glucosa en sangre, sería consumido específicamente en regiones cerebrales de control cognitivo.
El caso del glutamato es particularmente interesante, ya que cuando se libera en grandes cantidades, puede faltar dentro de la célula, para que la neurona mantenga su actividad y perturbar la transmisión sináptica a otras neuronas fuera de la célula. Por lo tanto, el glutamato puede considerarse una sustancia que podría agotarse o acumularse con la actividad neuronal.
Wiehler asegura: «El glutamato es el neurotransmisor estimulante más importante y se produce cuando hay mucho intercambio de información o actividad general en el cerebro», el problema surge cuando existe demasiado cantidad de este neurotransmisor que, según el investigador «probablemente no sea bueno».
Demasiado glutamato en el cerebro no solo es agotador, en casos extremos también podría provocar que las células cerebrales se sobreestimulen y mueran. Las enfermedades neurodegenerativas como el Parkinson también se asocian con niveles alterados de la sustancia mensajera.
Sustancia tóxica
El estudio afirma que sigue siendo posible que el cerebro no controle el glutamato en sí, sino cualquier fenómeno relacionado con la acumulación de glutamato pero aún no se ha dado con una explicación de por qué las regiones de control cognitivo acumularían más glutamato que otras regiones como la corteza visual.
Así pues, el trabajo concluye con la necesidad de investigar la recuperación de los niveles de glutamato en reposo o durante el sueño. Curiosamente, la red de control cognitivo se desactiva en condiciones de reposo y se ha demostrado que las concentraciones de glutamato disminuyen durante el sueño. Por lo tanto, el glutamato podría pertenecer a las sustancias potencialmente tóxicas que se eliminan durante el sueño, lo que podría mediar en la recuperación de la fatiga cognitiva. «Lo único que ayuda es descansar y dormir», concluye Wiehler.