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Día Mundial del Asma

¿El asma se hereda? ¿Si tengo alergia tendré asma?

El 7 de mayo se celebra el Día Mundial del Asma

El asma es una enfermedad crónica que ha ido incrementando su incidencia en las últimas décadas. En España afecta en torno al 5 % de los adultos y el 10 % de los niños, siendo una enfermedad bastante común que se caracteriza por la aparición de episodios de dificultad respiratoria en forma de crisis o ataques, generalmente asociados a otros síntomas como tos, pitidos al respirar y sensación de ahogo.

El asma se caracterizan por una obstrucción reversible de las vías respiratorias, fundamentalmente los bronquios. Esta obstrucción es debida a dos factores: a la contracción de los músculos que rodean los bronquios y a la inflamación de la pared bronquial que hace que su luz se estreche. La inflamación de los bronquios contiene moco, líquido y células.

Tipos de asma

El asma no tiene por qué ser igual en todas las edades. El Dr. Joaquín Sastre Domínguez, Jefe de Servicio de Alergología del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz de Madrid explica que las manifestaciones clínicas y las causas del asma pueden variar: «En los tres o cuatro primeros años de vida, la inflamación bronquial que causa el asma es debida, en muchas ocasiones, a infecciones víricas que en los niños predispuestos puede causar una intensa obstrucción bronquial. A partir de los cuatro años y hasta pasada la adolescencia, el asma suele tener una causa alérgica. Sin embargo, a partir de la tercera década de la vida el asma no suele ser alérgica, o bien su causa alérgica tiene menos importancia».

Cuáles son los síntomas

Los síntomas del asma pueden variar de una persona a otra incluso en función de la edad. En los niños, a veces la única manifestación es la tos, o la tos tras hacer un ejercicio o reírse.

Como norma general los principales síntomas son una sensación de falta de aire, tos y ruidos al espirar el aire que se asemejan a un silbido, aunque no siempre todos los síntomas están presentes en los episodios de asma.

Relación entre la alergia y el asma

En aproximadamente la mitad de los asmáticos adultos y casi en el 80 % de los niños la alergia desempeña un papel importante en el desencadenamiento del asma. Los alérgenos más relacionados con el asma son los ácaros del polvo, los pólenes, los epitelios de animales como perros, gatos, caballos, roedores y los hongos del ambiente. En algunos casos, los alérgenos son tan responsables del asma de los pacientes, que su evitación hace que desaparezcan prácticamente los síntomas.

¿El asma se hereda?

Numerosos estudios han demostrado que hay una predisposición genética a desarrollar asma. La posibilidad de que un hijo tenga asma si uno de sus progenitores es asmático es del 25-50 %, y del 75 % si ambos son asmáticos.

Hay genes que marcan una predisposición a desarrollar reacciones alérgicas así como a tener unos bronquios con mayor facilidad para cerrarse o abrirse, que es la principal característica del asma bronquial. Sin embargo, los factores ambientales tales como exposición a humos, polvo u otras sustancias también influyen.

Asma y obesidad

La obesidad y el asma son dos enfermedades bien diferenciadas pero muy prevalentes, por lo que pueden coincidir en el mismo paciente, ya que la obesidad cuadruplica el riesgo de padecer asma, según afirma el jefe del servicio de Neumología del Hospital Quirónsalud Córdoba, el doctor Luis Manuel Entrenas.

En la obesidad hay un estado proinflamatorio de base que favorece la inflamación que provoca el asma, por lo que este proceso crónico incide a largo plazo propiciando el deterioro del paciente.

¿Se puede curar el asma?

Ninguna forma de asma, ya sea asma hereditaria o ocupacional es completamente curable. Sin embargo, existen varios medicamentos eficaces y medidas de estilo de vida que se pueden utilizar para controlar y tratar sus síntomas con éxito.

El asma, como cualquier otra enfermedad crónica, requiere un tratamiento completo y no solo basado en la administración de fármacos.

Los medicamentos preventivos de control a largo plazo reducen la inflamación de las vías respiratorias que produce los síntomas. El tratamiento del componente inflamatorio es la pieza fundamental del tratamiento a largo plazo. Para ello se utilizan, con gran éxito, corticoides inhalados en diferentes dosis. En muchas ocasiones se añade un broncodilatador de acción prolongada que abre los bronquios.