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Las otitis aumentan en veranoPexels

¿Por qué aumentan las otitis en verano? ¿Cómo prevenirlas?

En la mayoría de los casos se producen por bacterias

La otitis externa aguda (OEA) es una inflamación del conducto auditivo externo que puede extenderse hacia el pabellón auricular o la membrana timpánica.

Begoña Carazo Gallego, pediatra del Hospital Regional Universitario de Málaga explica en un artículo de la Asociación Española de Pediatría que en la mayoría de los casos se producen por bacterias (Pseudomonas aeruginosa y Staphylococcus aureus). Con menos frecuencia, los hongos también pueden producirla, especialmente la especie Candida.

La doctora asegura que hay una serie de factores que favorecen su aparición, como las temperaturas cálidas y la humedad del conducto auditivo externo: «aquellos niños que practican la natación o que pasan mucho tiempo dentro del agua en la playa o piscina, tienen más predisposición a desarrollarla, por eso, también se denomina otitis del nadador».

También influyen otros factores como la introducción de objetos en el conducto auditivo, el uso de bastoncillos para los oídos que pueden producir erosiones en el conducto o enfermedades dermatológicas que afecten el pabellón auditivo como el eczema o la psoriasis.

Por tanto, la humedad y las erosiones del conducto auditivo externo son las principales causas que predisponen la infección.

¿Cuál es el tratamiento?

Para calmar el dolor producido por la otitis el médico o pediatra prescribirá analgésicos, ibuprofeno o paracetamol.

Para tratar la infección el médico prescribirá, normalmente, antibiótico tópico en gotas, que se aplican directamente en el conducto auditivo. En ocasiones, afirma la doctora Carazo Gallego, este tratamiento en gotas, además de antibiótico, va a incluir un corticoide para disminuir la inflamación del conducto y mejorar el dolor.

Cómo prevenir la otitis del nadador

Prevenir la otitis del nadador es sencillo. Médicos de Adeslas aconsejan:

  • Evitar que entre agua en los oídos a la hora del baño o la ducha. Se pueden utilizar gorros y tapones, preferiblemente si están adaptados a la morfología de cada oído.
  • Si se va a estar mucho tiempo en el agua, utilizar tapones junto con unas bandas de neopreno que se ponen alrededor de la cabeza y que evitan que los tapones se salgan, además de minimizar el riesgo de la entrada de agua.
  • Terminado el baño, inclinar la cabeza a derecha e izquierda y mantenerla un rato en cada posición para eliminar el agua que haya podido quedarse almacenada en el conducto auditivo. Puede ser de ayuda tirar de los lóbulos en diferentes direcciones.
  • Secarse las orejas con una toalla o paño tras el baño o ducha, pero sin introducirlo en el oído.
  • Si todavía queda algo de agua en los oídos se puede utilizar un secador, a la temperatura y potencia mínima, colocado a una distancia de al menos 30 cm de la oreja hasta conseguir que los oídos estén secos por completo.
  • No usar bastoncillos o hisopos de algodón. En muchas ocasiones provocan daños en el oído externo y empujan la cera hacia dentro, impidiendo que realice su función de protección de agresiones externas. Aunque es una práctica muy extendida, está totalmente contraindicado por los otorrinolaringólogos.
  • Si en las últimas 3 semanas se ha padecido una otitis, evitar la entrada de agua en los oídos para que no se produzca un nuevo episodio.
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