¿Cuál es el riesgo real de contagiarse del virus del Nilo?
Ocho de cada diez infecciones pasan de forma asintomática
El virus del Nilo Occidental, causante de la conocida como fiebre del Nilo, es una enfermedad que se transmite por la picadura de mosquitos infectados. Fue identificado por primera vez en el año 1937 en Uganda y en los últimos años se han detectado casos en diversos países de África, Europa, Oriente Medio, América del Norte y Asia occidental.
En España se empezó a vigilar esta enfermedad en humanos en 2007. Este año nuestro país afronta su segundo mayor brote, con un total, hasta la fecha, de 56 casos –nueve en Extremadura y el resto en Andalucía– y cinco muertes, todas ellas en la provincia de Sevilla. Pero, ¿cuál es el riesgo real de contagio?
El virus del Nilo Occidental se propaga por la picadura de un mosquito infectado. Para que estos insectos se infecten tienen que haber picado a un ave que lleve el virus en la sangre. Después de 10 a 14 días, el mosquito puede trasmitir el virus a las personas, a las aves y otros animales al picarlos.
¿Se contagia de persona a persona?
Este virus se transmite por la picadura de mosquitos, especialmente del género Culex pero no se propaga de persona a persona como un catarro. Tampoco se transmite, según los expertos, por tocar o besar a una persona infectada o por animales infectados vivos o muertos. Sin embargo, la transmisión si puede ocurrir por transfusión de sangre y sus componentes o trasplante de órganos o por exposición accidental (autopsias, laboratorio, etc.). También se puede propagar de una madre embarazada a su bebé y a través de la leche materna.
Ocho de cada diez infecciones se pasan de forma asintomática, de hecho, la mayoría de las personas que se infectan con el virus del Nilo Occidental no presentan síntomas, ni siquiera saben que lo tienen. Menos de 1 % de las personas infectadas desarrolla la enfermedad de forma grave y es en estos casos cuando se puede provocar meningitis o encefalitis del Nilo Occidental. Los síntomas incluyen dolores de cabeza, fiebre alta, rigidez del cuello, desorientación, debilidad muscular, coma y convulsiones.
El riesgo aumenta con la edad, en hombres, en receptores de órgano sólido, en personas que consumen alcohol en exceso, con diabetes, enfermedad renal crónica o cardiovascular, hipertensión, cáncer o inmunosupresión. Puede dejar secuelas entre el 30 % y el 60 % de las ocasiones.
No hay vacunas para uso en humanos ni tratamiento específico, tan solo para controlar los síntomas; por eso, la prevención se basa en medidas de control del vector y de protección personal frente a las picaduras, así como la identificación y manejo de los casos con afectación neurológica. La mayoría de las personas se recuperan sin tratamiento.
Difícil de controlar
El virus del Nilo Occidental es difícil de controlar ya que, según explica la Organización Mundial de la Salud (OMS) se mantiene en la naturaleza mediante un ciclo de transmisión mosquito-ave-mosquito. Generalmente, se considera que los vectores principales son los mosquitos del género Culex y el virus se mantiene en las poblaciones de mosquitos gracias a la transmisión vertical de los adultos a los huevecillos siendo las aves los reservorios del virus.
Como no hay vacuna, la única manera de reducir la frecuencia de la infección en seres humanos es mediante la concientización acerca de los factores de riesgo y aplicando medidas para reducir la exposición al virus.
¿Cómo podemos protegernos?
Utilizar aire acondicionado y mosquiteras en las ventanas y puertas para evitar la entrada de mosquitos en casa.
Es importante tener en cuenta que el riesgo de enfermedad grave debido al virus del Nilo Occidental es mayor en personas de 60 años o más, o en personas con condiciones médicas subyacentes. Si se experimentan síntomas graves, se debe buscar atención médica de inmediato.