Tener la tensión arterial alta reduce la capacidad respiratoria
La hipertensión afecta a unos 1.000 millones de personas en todo el mundo
La hipertensión arterial provoca el engrosamiento de los vasos sanguíneos y el endurecimiento de las arterias (arteriosclerosis), ahora, un estudio realizado por investigadores brasileños, ha demostrado por primera vez que un fenómeno similar ocurre en los pulmones. La hipertensión arterial endurece los bronquios y aumenta la resistencia de las vías respiratorias, lo que perjudica la capacidad respiratoria.
El estudio, publicado en la revista Advances in Respiratory Medicine, se realizó con 731 hombres y mujeres mayores de 60 años, con y sin hipertensión arterial, y se diseñó para investigar los efectos de la hipertensión sobre la mecánica pulmonar, detectando dónde y cómo la presión arterial alta afecta la función pulmonar.
Rodolfo de Paula Vieira, director del Laboratorio de Inmunología Pulmonar de la Universidad Federal de São Paulo, y coautor del estudio, explica: «Nuestro análisis mostró que los sujetos que practicaban actividad física regularmente parecían estar parcialmente protegidos contra el endurecimiento de los bronquios».
Según Vieira, los resultados ponen de relieve la necesidad de evaluar la función respiratoria en pacientes con hipertensión arterial, que afecta a unos 1.000 millones de personas en todo el mundo: «Hace tiempo que se sabe que la hipertensión afecta a la función pulmonar, pero hasta ahora no se entendía con claridad el mecanismo implicado. Nuestros resultados indican que los médicos deberían derivar a los pacientes diagnosticados con hipertensión arterial a un especialista para que les realice pruebas de evaluación de la función y la mecánica pulmonar, especialmente a los pacientes de edad avanzada. También se les debería orientar sobre la importancia de un estilo de vida activo para evitar la pérdida de la función pulmonar debido a la hipertensión arterial», afirmó Vieira.
Investigaciones anteriores mostraron que la función pulmonar está estrechamente relacionada con la capacidad de los pulmones para expandirse y volver a su estado anterior (elastancia y resistencia), y que ésta estaba más alterada en pacientes mayores con hipertensión.
«Los cambios en la mecánica pulmonar son esperados como resultado natural del proceso de envejecimiento, pero básicamente el estudio muestra que la hipertensión acelera el endurecimiento de los bronquios y que el ejercicio físico mantiene este proceso parcialmente a raya», dijo Vieira.
«Esto es muy importante, ya que cuanto más endurecidos estén los bronquios, más difícil será que el aire entre y salga de los pulmones. A largo plazo, este proceso acelerado de endurecimiento de los bronquios dificulta la respiración de las personas mayores. Peor aún, es un ciclo: la menor saturación de oxígeno acelera el proceso de envejecimiento en todo el organismo».
Las consecuencias no terminan ahí: «La aceleración del envejecimiento aumenta el riesgo de cáncer, enfermedades crónicas no transmisibles como diabetes, infarto y trombosis. Esto resalta la importancia de incluir el cuidado de los pulmones en el tratamiento de la hipertensión», afirmó.
Ejercicio para el corazón y los pulmones
En otro estudio, aún no publicado, los mismos investigadores analizaron la relación entre el ejercicio físico y la protección contra el endurecimiento de las arterias y los bronquios debido a la hipertensión en un grupo diferente de 150 voluntarios mayores, centrándose en el grado en que el grado de rigidez podría afectar al flujo sanguíneo y provocar aneurismas o trombosis (hemodinámica). Los voluntarios fueron sometidos a un protocolo de entrenamiento de tres meses que incluía tres sesiones de ejercicio por semana.
«El ejercicio físico prácticamente eliminó estas alteraciones cardiovasculares. Esto demuestra una vez más que la actividad física debe formar parte de la vida de las personas mayores. No existe envejecimiento saludable con sedentarismo», afirmó Vieira.