Jubilarse aumenta el riesgo de depresión pero, ¿una copita de vino podría ayudar?
Los jubilados que beben con moderación parecen tener menos síntomas de depresión que quienes se abstienen por completo
Los jubilados muestran más signos de depresión que aquellos que todavía trabajan, y el consumo excesivo de alcohol puede empeorar sus síntomas, según revela un nuevo estudio realizado a decenas de miles de personas mayores de 50 años en Estados Unidos.
Los hallazgos, publicados en la revista revisada por pares Aging and Mental Health, que monitorearon a los participantes durante un período de 14 años, pintan un panorama complejo. Los resultados destacan que el consumo excesivo de alcohol parece aumentar los síntomas de depresión en comparación con quienes no beben en absoluto. Sin embargo, quienes beben con moderación parecen tener menos síntomas de depresión que quienes se abstienen por completo.
En general, los autores de la investigación dicen que es vital brindar apoyo a las personas cuando se jubilan para evitar que recurran al consumo excesivo de alcohol y así ayudarlas a adaptarse al cambio.
La Dra. Christina Sellers, profesora asociada de Trabajo Social de la Universidad Simmons, explica: «Ofrecer mecanismos alternativos de afrontamiento al consumo excesivo de alcohol a los jubilados es fundamental» y añade: «Abordar la combinación de síntomas depresivos y consumo de alcohol entre los adultos mayores también es fundamental, especialmente si se tiene en cuenta su mayor vulnerabilidad a los efectos negativos del alcohol y a las condiciones de salud subyacentes».
Investigaciones anteriores han demostrado que las personas mayores tienen más probabilidades de estar deprimidas que en el pasado.
Jubilación, depresión y alcohol
Los estudios también indican que la gente bebe más en la época de la jubilación. La generación de los baby boomers, que están cerca de jubilarse ahora, beben más que las generaciones anteriores. Según la Encuesta Nacional sobre Consumo de Drogas y Salud de 2020, el 20 % de las personas de entre 60 y 64 años en los EE. UU. y el 11 % de las personas de 65 años o más beben en exceso.
Sin embargo, hasta ahora no ha quedado claro si la salud mental mejora o empeora con la jubilación. Tampoco se sabe qué papel desempeña el alcohol en la relación entre la jubilación y los cambios en la salud mental.
Para saber más, expertos de la Universidad Mayor, de Santiago de Chile, y de la Universidad Simmons, de Boston, EE.UU., realizaron el primer estudio que examina la relación entre la jubilación, la depresión y el consumo de alcohol.
Analizaron datos de 27.575 participantes del Estudio de Salud y Jubilación, un estudio longitudinal en el que una muestra representativa a nivel nacional de hombres y mujeres de 50 años o más en los EE.UU. son interrogados sobre sus vidas cada dos años durante un promedio de 14 años. El consumo de alcohol se midió preguntando a los participantes si bebían alcohol y, si lo hacían, cuántas bebidas solían tomar en los días que bebían.
Más alcohol, más depresión
Los síntomas de depresión se midieron haciendo preguntas como si se habían sentido tristes durante la última semana o si todo había sido un esfuerzo. Los participantes fueron identificados como no jubilados (esto incluía a aquellos que estaban semi-jubilados) o jubilados.
En promedio, los participantes tenían 1,4 de ocho síntomas posibles de depresión, y los jubilados mostraban más signos de depresión (0,04 síntomas más, en promedio) que aquellos que todavía estaban trabajando.
La cantidad de alcohol consumida durante la jubilación pareció afectar los síntomas de depresión. Por ejemplo: Los jubilados que informaron haber bebido en exceso (esto se definió como cuatro o más bebidas en el mismo día para las mujeres, cinco o más para los hombres) tenían más síntomas de depresión (0,07 síntomas más, en promedio) que los no bebedores.
Sin embargo, aquellos que bebían con moderación (de una a tres bebidas al día para las mujeres, de una a cuatro para los hombres) tenían menos síntomas (0,09 menos) que los abstemios.
Los autores dicen que la pérdida de identidad, los desafíos económicos y los cambios en las rutinas y redes sociales que pueden surgir al dejar la fuerza laboral pueden conducir a un deterioro en la salud mental, y advierten que algunos jubilados pueden recurrir al alcohol para ayudarlos a sobrellevar la situación.
Sin embargo, el consumo de alcohol y la depresión están asociados a problemas de salud. Además, los adultos mayores asimilan el alcohol peor que sus contrapartes más jóvenes y pueden estar tomando medicamentos que interactúan con el alcohol. Por lo tanto, es vital que los jubilados tengan acceso a apoyo, además del alcohol, cuando se jubilen.
En cuanto a por qué el consumo moderado de alcohol se asoció con menos síntomas depresivos en la jubilación, el autor dice que esto puede deberse a la capacidad del alcohol para mejorar el estado de ánimo a través de la socialización.
Copa de vino... si pero no
Sin embargo, esto no significa que defiendan tomar una copa o dos con regularidad para adaptarse a la jubilación. «Beber alcohol aumenta el riesgo de caídas y otras lesiones y puede provocar dependencia, y la mala salud que suele acompañarla», afirma la Dra. Antonia Díaz-Valdés, de la Universidad Mayor de Santiago de Chile.
La Organización Mundial de la Salud ha advertido anteriormente que ninguna cantidad de alcohol es beneficiosa para la salud, y agregó que aproximadamente la mitad de los cánceres relacionados con el alcohol son causados por un consumo ligero o moderado.
El Dr. Díaz-Valdés concluye: «Es vital que los adultos mayores sean examinados para detectar la depresión y que se evalúe la cantidad de alcohol que beben» y añade: «No hay duda de que adaptarse a la jubilación puede ser difícil para algunas personas, pero recurrir al alcohol no es la respuesta. Debemos encontrar y ofrecer alternativas más saludables».
El documento recomienda que los responsables de las políticas «prioricen la prestación de apoyo a las personas durante la transición a la jubilación y ofrezcan intervenciones a distintos niveles para gestionar eficazmente el consumo de alcohol».
Entre las limitaciones del estudio se encuentran la imposibilidad de distinguir entre la semijubilación y la jubilación, y entre la jubilación voluntaria y la forzosa. Además, es posible que los participantes no recordaran con precisión detalles como, por ejemplo, cuánto bebieron, o que los informaran de forma insuficiente.