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Varios pasajeros desembarcan de un avión recién aterrizado al aeropuerto israelí de Ben Gurion, este domingo

Varios pasajeros desembarcan de un avión recién aterrizado en el aeropuerto israelí de Ben Gurion, el domingoEFE/EPA/Abir Sultan

COVID-19

La variante ómicron continúa su expansión por el mundo

Países Bajos, Dinamarca, Australia e Israel, que cierra sus fronteras, registran casos mientras otros países estudian posibles infecciones de la nueva versión del virus

Era lo esperable, y probablemente se trate del asunto que acapare los noticieros de todo el mundo en los próximos días. La nueva variante ómicron del coronavirus, cuyas numerosas mutaciones han vuelto a poner en guardia a científicos y gobernantes de los cinco continentes, continúa expandiéndose por el planeta a la misma velocidad a la que los países afectados van sumando restricciones de distinta índole.

Tras detectarse los primeros casos en Botsuana, Sudáfrica y Hong Kong en las últimas semanas; en Bélgica, el viernes; y en Reino Unido, Italia, Alemania y República Checa, el sábado, ayer fue el turno de Países Bajos (trece contagios registrados de 61 que mantenía bajo sospecha) Australia (dos), Dinamarca (dos) e Israel (otros dos). Este último, que investiga otros seis posibles casos, fue más allá al convertirse en el primero de toda la comunidad internacional en replegarse y cerrar sus fronteras durante, al menos, las dos próximas semanas. Horas después, en una línea similar, Marruecos decidió cancelar el tráfico aéreo desde hoy y hasta el próximo 12 de diciembre.

Todos los positivos procedían de países del sur de África, lo que ha llevado a una miríada de gobiernos a imponer, al menos, restricciones que incluyen la suspensión de vuelos con esa región. Las PCR y las cuarentenas para los viajeros, asimismo, vuelven a estar a la orden del día. Y la desconfianza hacia la posible peligrosidad de la versión ha hecho torcer el gesto de los mandatarios, que desde el primer momento desoyeron la recomendación de la Organización Mundial de la Salud de no cancelar el tránsito con esos países hasta conocer más información sobre la variante.

España, que se adhirió rápidamente a la decisión de otros nueve países europeos de cancelar los trayectos hacia el África austral, no ha registrado por ahora ningún caso del nuevo linaje, pero más de 150 viajeros a los que el anuncio les ha cogido allí por sorpresa tratan ahora de regresar a casa tras conocer las medidas. «Hay más de 100, pero no calculamos muchos más de 160 o 180. Nos referimos a turistas o a personas que estaban de paso, no a residentes», apuntaron a la Agencia Efe fuentes de la Embajada española en Sudáfrica en base a los datos recopilados por sus servicios. «Muchos están ya en el aeropuerto o esperando vuelos que pueden salir dentro de un día o dos», añadieron.

Por su parte, otros de los países que investigan casos son Francia (cuyo ministro de salud ha dicho que la identificación es «cuestión de horas»), Austria o Portugal. Alemania y Reino Unido, además, confirmaron sendos positivos más ayer y ambos cuentan ya con tres. Este último país convocó una reunión de urgencia con los ministros de Salud del G7 que tendrá lugar este lunes para abordar la situación actual y su proyección.

Ante la adopción de medidas preventivas y la preocupación por los efectos de la nueva variante, la presidenta de la Asociación Médica Sudafricana, Angelique Coetzee, quiso realizar un llamamiento a la calma al señalar que hasta 30 de los pacientes de ómicron que ha tratado (en su mayoría hombres menores de 40 años, más de la mitad sin vacunar) solo presentan síntomas leves y no han requerido hospitalización. 

El sábado, Sudáfrica lamentó que la comunidad internacional la esté «castigando» con el aislamiento (junto a otros países) tras haber descubierto la cepa y haberla puesto en conocimiento público. Ayer, el ministro de Salud de Botsuana reportó un total de 19 casos activos, aunque aseguró que su origen es «importado» y se negó a revelar la procedencia de las «cuatro» personas que han dado las muestras más antiguas para no «politizar» los orígenes de las variantes.

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