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Santiago Carbó, Catedrático de Economía de la Universidad de Granada y Director de Estudios Financieros de Funcas

Santiago Carbó, Catedrático de Economía de la Universidad de Granada y Director de Estudios Financieros de FuncasJavier Valeiro

Entrevista

Santiago Carbó: «En España falta un modelo energético definido desde hace décadas»

Catedrático de Economía de la Universidad de Granada y Director de Estudios Financieros de Funcas

«En España, en general, falta un modelo energético definido desde hace décadas. No es un problema de un gobierno concreto». Son palabras de Santiago Carbó, Catedrático de Economía de la Universidad de Granada y Director de Estudios Financieros de Funcas.

El 'melón nuclear' está sobre la mesa tras la decisión de la Comisión Europea de que la nuclear y el gas se consideren energías verdes.

El Gobierno español, bajo el liderazgo de la ministra de Transición Ecológica Teresa Ribera, ha roto la baraja. Su posición permanece inalterable pese al dictado de la CE y exige para ellas una categoría intermedia pero no que queden a la misma altura de otras tecnologías «sin riesgo ni daño ambiental».

Todo ello, en un contexto político, social y económico delicado. España sigue pagando su dependencia energética del exterior tras acumular semanas de sequía, ausencia total de precipitaciones y unas facturas de la luz disparadas en cuanto a precio.

¿Cuál es el precio que puede pagar España tras la decisión de la Comisión Europea de incluir a la energía nuclear y al gas dentro de la taxonomía verde de la Unión y el enroque del Gobierno por rechazarla?

–La introducción de estas energías en la taxonomía verde se debe a varios factores, entre los que pueden destacarse dos. En primer lugar, es necesario comprender que algunas fuentes energéticas, gusten o no, tienen un papel importante en la transición hacia modelos más «verdes». Desde luego, el gas y la nuclear lo tienen. En segundo lugar, desde una óptica más de economía política, al papel y postura de Francia en materia nuclear. Para este país, es de momento, un pilar energético relevante que defiende fuertemente. Sin embargo, España renunció a buena parte de la aportación nuclear y tiene dependencias delicadas en torno al gas. Esto le genera un problema común a otros países de encarecimiento de precios y de dificultades en transición energética.

La renuncia de España a la aportación nuclear le genera encarecimiento de precios

¿Cree que ha habido precipitación por parte del Gobierno y en concreto del Ministerio de Transición Ecológica y Teresa Ribera por su no rotundo sin calibrar alcance de propuesta ni impacto?

–No es mi papel hacer valoraciones políticas, pero en España, en general, falta un modelo energético definido desde hace décadas. No es un problema de un gobierno concreto. Además, cuando se ha planteado algún modelo, siempre ha habido una cierta falta de realismo sobre los costes y un diseño insatisfactorio de los incentivos, incluyendo los fiscales.

La alternativa de las renovables

España es sin duda un país dependiente energéticamente hablando, ¿Qué propuestas haría por hacer del nuestro un país más independiente?

–España tiene grandes oportunidades en las renovables por su situación geográfica y características climáticas. El problema es cómo llegar hasta ahí de forma no traumática y sin excesivos costes a corto y medio plazo. Y siempre debe considerarse cómo hacer el modelo propio y compatible con los incentivos. Pensarlo a 50 o 70 años y no a cinco o diez.

¿No es muy arriesgado seguir dependiendo del gas argelino y el de cualquier país del Magreb, tan inestables políticamente hablando?

–Lo es y lo sabemos, pero también media Europa dependen del gas que viene a través de Rusia y Ucrania y está en vilo. Hay que gestionarlo como buenamente se pueda pero es un elemento de debilidad estratégica, claro.

Sin duda que los residuos radiactivos son un importante debe en el balance de la nuclear, ¿hay solución para ello?

–Evidentemente, son un problema. Hay quien no puede concebir el concepto de «verde» sin añadirle el de «seguro». De hecho, hay almacenes de residuos en varios enclaves internacionales que requieren de revisión y tratamiento porque no se plantearon bien. Se ha mejorado mucho en la forma de tratar estos residuos. Lo ideal sería no depender de ellos, de fuentes de energía que los generen, pero la transición y sus tiempos deben incluirlos para que el coste sea asumible.

Apoyar la nuclear políticamente hablando no es popular entre los partidos

¿Cree que apoyar la energía nuclear políticamente hablando hoy resta votos? ¿Cómo contrarrestarlo?

–No es un tema seguramente popular. El problema es el mismo que con tantas otras cosas hoy día, desde el papel de las vacunas a la importancia de la ciencia: requiere pedagogía. Luego están algunos eventos internacionales desgraciados de accidentes que quedan fuertemente grabados en la ciudadanía. De lo que hay que hablar es de a qué modelo se quiere llegar y qué costes se quieren asumir. Sin la nuclear, hoy por hoy, son mayores.

No hay fecha para el fin de la subida del precio de la luz

La ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, no se atreve ya a fijar una fecha de fin de a la escalada del precio de la luz aunque asegura que el Gobierno está estudiando medidas.

La también vicepresidenta tercera se ha desdicho así de lo que llevaba asegurando desde hace meses: que el precio de la luz bajaría a partir de marzo de este año. Sin embargo, la falta de lluvias, la sequía y el conflicto entre Ucrania y Rusia le han llevado a reconocer su preocupación en cómo se verá afectada la factura de la luz.

Ribera ha comentado que ante la decisión de Estados Unidos de limitar sus exportaciones de gas o los movimientos de China, demandando grandes cantidades de esta fuente de energía, «otros proveedores pueden sentir la tentación de elevar los precios. Me preocupa el impacto en el ámbito doméstico en España y ahí seguiremos trabajando sobre todo en la parte fiscal. No hay que prejuzgar hasta cuándo. Lo que hay que pensar es si se necesitan más medidas para el consumidor industrial».

​Por tanto, mientras persisten las diferencias entre los socios comunitarios sobre qué modelo seguir, parece seguro que los consumidores seguirán rascándose el bolsillo en las facturas de los próximos meses.
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