España, siempre por detrás de ómicron con medidas insuficientes
Las restricciones del Gobierno y CCAA se han demostrado inútiles ante el avance imparable de ómicron
«De haber sabido que ómicron era como era, evidentemente no tomas estas restricciones». Hace unas semanas, el consejero de Salud de la Generalitat, Josep Maria Argimon, reconocía cierto exceso de celo a la hora de tomar medidas para frenar el avance de la sexta ola del coronavirus. Cataluña fue sin duda la comunidad más restrictiva, pero no la única: varias regiones implantaron la obligatoriedad del pasaporte covid mientras Sanidad, a nivel nacional, apostó por la obligatoriedad de las mascarillas en exteriores.
El caso catalán fue paradigmático, ya que impuso durísimas medidas –cierre del ocio nocturno, toque de queda o limitación de aforos– que no sirvieron para mermar el número de contagios y la presión hospitalaria, muy superior a la de comunidades que no habían aplicado políticas tan restrictivas. Estas restricciones hicieron mella, especialmente en el sector hostelero, con pérdidas millonarias y una recuperación difícil de alcanzar.
La hostelería calcula que las restricciones les han costado 8.500 millones de euros solo en diciembre
De hecho, desde la Confederación Empresarial de Hostelería de España (CEHE) apuntan a que las pérdidas por las limitaciones a la hostelería en diciembre han costado al sector 8.500 millones de euros para un cierre de año con pérdidas de 70.000 millones respecto al 2019, el último que se recuerda de normalidad.
Sanidad, por su parte, impuso desde el pasado 24 de diciembre el uso obligatorio de mascarillas en exteriores a pesar de que el Instituto Carlos III había revelado unos días antes en un informe que tan solo el 0,1 % de los contagios se producía en restauración frente al 38,8 % que ocurría en domicilios.
Las restricciones no parecen haber hecho demasiado efecto en vista de las cifras. Desde que comenzó la sexta ola, los contagios no dejaron de crecer hasta la tercera semana de enero, cuando la curva empezó a decaer. Es más, el número de fallecidos ha aumentado hasta las 9.078 personas, más muertes que en la cuarta y quinta ola.
Detrás del virus
Estanislao Nistal, virólogo y profesor de Microbiología de la Universidad CEU San Pablo, explica que la variante ómicron «tiene una serie de mutaciones que consigue que muchos de los anticuerpos neutralizantes que se producen cuando nos infectamos no sean efectivos».
«Medidas que hasta entonces estaban siendo muy efectivas, con ómicron no lo fueron», comenta Nistal, que pone como ejemplo el uso de mascarillas en exteriores: «Los principales lugares donde está ocurriendo la trasmisión del virus son de puertas adentro: en el hogar, lugares comunes… Plantear medidas que vayan encaminadas a imponer sanciones a personas que no llevan la mascarilla en el exterior cuando no se está haciendo lo posible para garantizar el respeto a medidas en el interiores, no tiene mucho sentido».
«El problema», continúa este experto, «es que al principio de la sexta ola se comenzó a administrar la tercera dosis; cuando apareció ómicron se probó que esas terceras dosis eran capaces de estimulas algunos anticuerpos neutralizantes que el virus no era capaz de evadir».
Fuimos detrás del virus y las medidas no fueron suficientes para contener tantísimos casos
«Si fuera así, con un boosting se podría contener el virus y por eso se aceleró la vacunación. Pero estas dosis llegaron cuando la ola ya estaba encima, fuimos por detrás del virus y las medidas no fueron suficientes para contener tantísimos casos», añade.
Nistal recuerda además que muchas personas han seguido padeciendo la enfermedad severa después de tener la pauta completa, lo que ha provocado cierta desconfianza a la vacunación. Por eso apunta a alternativas de vacunación. «Hay otras vacunas en el mercado distintas a las de ARNm y adenovirus. Vacunas basadas en virus inactivados que están disponibles en otras partes del mundo y son relativamente fáciles de readaptar a nuevas variantes», concluye.