Agricultura y ganadería
El campo español, angustiado por la guerra: «Ucrania nos abastece para alimentar a los animales»
Agricultores y ganaderos temen la llegada de la «tormenta perfecta», ya que a los efectos de la sequía se sumarán las alzas en los costes de insumos y de las energías
El campo español ya no solo mira al cielo, afligido por la falta de lluvia, sino que ahora ha encontrado otra zona de preocupación y zozobra donde echar la mirada: el frente ucraniano.
La invasión de Rusia no hace sino empeorar una situación que ya era mala este 2022 por la sequía. La guerra puede provocar la paralización del maíz y el trigo ucraniano, lo que aumentará la subida que ya registra el alimento para el ganado. A ello hay que añadir que el conflicto provocará un importante alza de los precios de la energía.
«Hay mucha incertidumbre desde la crisis de Crimea del año 2014, porque tras las sanciones de la Unión Europea, Rusia impuso un veto a las importaciones de productos donde España era el principal proveedor, como frutas y hortalizas», recuerda Andrés Góngora, responsable de producción agraria de COAG (Coordinadora de Organizaciones Agrarias y Ganaderas).
Hay riesgo de que exista escasez de fertilizantes y plásticos para la agricultura
La crisis también provocará que los precios de las energías importadas se disparen, con su consiguiente impacto: «Nos preocupa el encarecimiento del coste de los componentes vinculados a los fertilizantes, que necesitan gas, y los plásticos, que necesitan petróleo, en la agricultura. Hay riesgo de que exista escasez de fertilizantes y plásticos porque los fabricantes no van a querer fabricarlos a estos precios», añade Góngora.
La ganadería también saldrá malparada de la guerra: «Con la sequía, si no hay pastos los animales no pueden salir a pastar, y cuando eso sucede hay que tirar de alimentación externa, que está sufriendo el aumento del coste del pienso y el cereal que importamos de Ucrania».
La respuesta de la Unión Europea
El portavoz de COAG advierte de que la respuesta de la Unión Europea tiene que pasar no solo por la diplomacia y la geopolítica, sino también con medidas claras para los sectores primarios: «Europa tiene que saber leer la situación internacional, o de lo contrario pasará dificultades de alimentación. Pedimos a la UE que fomente la agricultura y la ganadería en todo su territorio. Cuando un tercer país como Ucrania nos tiene que abastecer para alimentar a nuestros animales, eso significa que no tenemos capacidad de surtir nuestras propias explotaciones y abastecer nuestros mercados».
«Pedimos a la Comisión Europa la revisión de acuerdos con terceros países y un control exhaustivo a los productos que importamos para no tener esa dependencia de fuera; ese tiene que ser el objetivo y Europa tiene que plantearse que cuando el mercado internacional se tensiona, aquí se pasa mal», finaliza.
El granero de Europa
Desde su independencia en 1991, las fértiles tierras ucranianas siguen viéndose como esenciales para Europa. Entre Rusia y Ucrania, los dos países en guerra, se encargan de más de un cuarto de la producción mundial del trigo.
Además, Ucrania es el primer productor de aceite de girasol del mundo, seguido por Rusia y Argentina.
Países como Turquía y Egipto dependen de las importaciones de trigo ucranianas en casi un 70 %. Además, esta república está entre los primeros proveedores de maíz a China.
Los puertos ucranianos están bloqueados y los compradores europeos buscan soluciones ante la elevada demanda. Las exportaciones están, a día de hoy, totalmente interrumpidas.
Según AFP, China esperaba la entrega de entre cuatro y cinco millones de toneladas de maíz ucraniano y ahora intenta abastecerse de otra manera.
El trigo ya había alcanzado un precio récord el lunes por la noche. Además de los cereales, el precio del petróleo también aumentó de manera fulgurante a causa del conflicto en el este de Europa.