Guerra nuclear
¿Se puede sobrevivir a una guerra nuclear?
El uso de armas nucleares solo se han llevado a cabo en 1945 durante los ataques de las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki
No sería la primera vez. De hecho, aunque indirectamente, ya hemos vivido la experiencia de acción que conlleva el uso de armamento nuclear.
Cuando el presidente de Rusia, Vladímir Putin, decidió invadir Ucrania y comenzar la guerra creyó que iba a ser una misión fácil. Con lo que no contó fue con la defensa de todo un país que resiste para defenderlo.
La experiencia de una guerra nuclear no la tenemos. Lo que tenemos es la experiencia de acción que conlleva el uso de armamento nuclear, que afortunadamente solo se ha comprobado una vez en la historia durante la Segunda Guerra Mundial.
Desde entonces el miedo a una guerra nuclear se está extendiendo por toda Europa, que trata de para los pies a Putin mediante grandes sanciones económicas y aislando a Rusia en el contexto internacional.
Tras más de dos semanas de bombardeos en varias ciudades ucranianas, el ministro de Energía de Ucrania, Herman Galuschenko, ha advertido que el mundo está al borde de la mayor catástrofe nuclear en la historia. Por otro lado, el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, ha avisado de que una tercera guerra mundial será nuclear y destructiva.
«El alcance del armamento nuclear consternó tanto a la humanidad que no se ha vuelto a reproducir. Lo cual que no quiere decir que no exista la tensión de armas nucleares», explica Javier Porras, profesor de Derecho Internacional de la Universidad CEU San Pablo.
El uso de armas nucleares solo se han llevado a cabo en 1945 durante los ataques de las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki. Cuando se evaluaron los daños se vio que las consecuencias de estos ataques nucleares fueron los más dañinos de la historia.
De hecho, tras la decisión de Washington y Bruselas de desconectar los bancos rusos, Putin ordenó a sus Fuerzas de Disuasión Estratégicas que se pongan en «estado especial de combate». Aunque muchos analistas creen que es nada más que una estrategia para asustar a la OTAN.
El miedo a una guerra nuclear se está extendiendo por Europa, que trata de frenar a Putin con sanciones económicas y aislando a Rusia en el contexto internacional. «Podemos ver que la prensa y literatura norteamericana publicaba contantemente cómo crear refugios antinucleares. Esto generó una psicosis colectiva», comenta el profesor.
«En cambio, en Europa no tiene miedo nuclear porque estaba pendiente en la reconstrucción económica y construimos los cimiento de la Unión Europea», realza Porras.
¿Dónde esconderse durante una guerra nuclear?
La realidad es que, según los expertos, no hay refugios suficientemente resistentes como para paliar los daños de una guerra nuclear.
Actualmente, Rusia posee un total de 6.255 cabezas nucleares, de las cuales 1.625 están desplegadas. Pero, si deciden activar las bombas nucleares, ¿qué posibilidad tenemos de sobrevivir? Por desgracia, aquellos que se encuentren en el epicentro de la explosión no podrán salvar su vida, ya que no existen refugios que puedan proteger a la población civil de tan impacto.
«Una bomba de 150 kilotones que estallara en el aire sobre el bajo Manhattan (Nueva York, Estados Unidos) produciría una bola de fuego de 450 metros de radio, con un nivel letal de radiación en 1 kilómetro a la redonda y una onda expansiva destructiva de 3,74 kilómetros. La radiación térmica causaría quemaduras de tercer grado a la población en un radio de más de 5 kilómetros. El número de víctimas mortales se estima en más de 700.000», explica OpenMind BBVA.
Lluvia radiactiva
Las personas que se encuentren alejadas de la explosión tampoco estarán a salvo, ya que inhalaran gases tóxicos y se originará una gran lluvia radiactiva.
Según la la Agencia Federal de Gestión de Emergencias (FEMA, por sus siglas en inglés) lo primero que se debería hacer sería buscar un refugio.
Una de los principales puntos es que se debe encontrar bajo tierra, aunque también podría refugiarse dentro de un edificio, aunque eso sí: es importante alejarse de las ventanas y de los pisos que se encuentren cerca de la azotea. Por eso lo mejor es una habitación interior, ya que los ladrillos y el cemento ayudarían a bloquear parte de las partículas del ambiente.
Por otro lado, habría que tirar toda la ropa que ha estado en contacto con el ambiente tras la explosión, y lavar todas las partes de nuestro cuerpo que hayan estado expuestas con champú y agua. En este sentido es fundamental que no nos frotemos con violencia para evitar que las partículas radiactivas penetren en las heridas. Tampoco recomiendan no utilizar acondicionador de pelo porque «actuaría como pegamento» para las partículas, según la FEMA.
Durante las 24-48 horas siguientes es mejor no salir del refugio, ya que después de ese tiempo el riesgo de radiación es mejor que el de estar en un lugar sin ningún tipo de abastecimiento de comida.
Por último, otra de las recomendaciones es elaborar planes familiares y kits de supervivencia con lo indispensable.