Campylobacter: así es la bacteria que más infecciones alimentarias provoca

Aunque podría parecer que las infecciones alimentarias más comunes son la salmonelosis o la listeria, la bacteria más temida y común es la campylobacter. Según datos de 2016, es la causante del mayor número de casos de enfermedad de origen alimentario en la Unión Europea, con unos 200.000 casos anuales.

La infección transmitida por alimentos es una enfermedad que resulta de la ingesta de alimentos que contienen microorganismos patógenos vivos, como Salmonella, Shigella, el virus de la hepatitis A, Trichinella spirallis y otros muchos, según explica la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Carne de ave

La infección por Campylobacter se contrae cuando se consumen alimentos contaminados. Las especies de esta bacteria están ampliamente distribuidas en la mayoría de los animales de sangre caliente, sobre todo de aves que no están bien cocidas o crudas, pero también en vacunos, porcinos, ovinos y en los animales de compañía, como perros y gatos. El consumo de agua contaminada y leche cruda o la manipulación de excrementos de animales también puede derivar en enfermedad.

Es importante tener en cuenta una posible contaminación cruzada de la carne con otros alimentos listos para su consumo. Por ejemplo, si cortamos la carne de pollo cruda en una tabla y a continuación hacemos lo propio con unas verduras, aumenta considerablemente la posibilidad de una infección.

Por ello, conviene tener una buena higiene en la cocina, limpiando manos, superficies y utensilios que hayan estado en contacto de la carne cruda. Asimismo, hay que evitar lavar esta carne para evitar salpicaduras, refrigerarla correctamente separada de otros alimentos y cocinarla bien hasta que pierda su color rosado y no suelte líquidos.

Síntomas

Esta es una de los cuatro principales motivos de enfermedad diarreica a nivel mundial y está considerada como la causa bacteriana más frecuente de gastroenteritis en el mundo.

Aunque muchas personas no cursan síntomas, estos se suelen dar entre dos y cinco días después de la infección, siendo los más frecuentes diarrea, dolor abdominal, fiebre, dolor de cabeza, náuseas y/o vómitos. Suelen durar, por lo general, de tres a seis días.

El fallecimiento por esta infección es poco frecuente, ocurriendo solo en pacientes muy jóvenes o de edad avanzada. Se han observado también complicaciones con diverso grado de frecuencia, como bacteremia (presencia de bacterias en sangre), hepatitis, pancreatitis y abortos.