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Jóvenes disfrutando de un concierto de música

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Sociedad

Pinchazos en discotecas: el lamentable engaño que agitó el fantasma de la sumisión durante dos meses

Medio año después de la explosión de denuncias que sacudió el ocio nocturno español el pasado verano, los casos se han desvanecido y la totalidad de las pruebas toxicológicas practicadas resultaron negativas

Casi medio año después de que las primeras denuncias por pinchazos desataran el pánico entre jóvenes de toda España, el episodio de histeria colectiva que se instaló durante varias semanas en fiestas, discotecas y conciertos apenas queda ya como una anécdota relegada al olvido.

Un total de 217 expedientes fueron abiertos el pasado verano a instancias de mujeres (con la excepción de algunos hombres) que recibieron asistencia sanitaria o policial en fiestas, conciertos y discotecas de casi todos los puntos del país, según datos revelados por el Portal de Transparencia el pasado diciembre.

La mayor parte de ellos se concentraron en julio y agosto, cuando no había día en que no se reportara uno o varios casos en diversos entornos festivos. Llegado de Francia e Inglaterra, donde cientos de jóvenes habían denunciado hechos similares meses atrás, el fantasma de la sumisión química se apoderó rápidamente de amplios sectores de la sociedad (incluida parte de la clase política) sin haberse aún determinado con certeza qué era lo que motivaba o estaba detrás de aquel desconcertante fenómeno.

Prueba tras prueba, los resultados de las analíticas echaban por tierra esa hipótesis: ni rastro de sustancias en los organismos de ninguna de las mujeres que afirmaban haber sentido las punzadas.

¿Imaginaciones? ¿Bromas de mal gusto? Aunque las investigaciones de la Policía no han conseguido concretar una casuística común para todos los casos, sus principales hipótesis apuntan más a lo segundo, concretamente a posibles retos virales atendidos por jóvenes que, pertrechados con objetos punzantes –como alfileres o bolígrafos de insulina–, se divertían sembrando el caos entre las asistentes.

En total, solo dos personas fueron arrestadas en plena explosión de pinchazos: un menor de Palma de Mallorca que simuló haber sufrido uno para cobrar el seguro del teléfono móvil tras afirmar que se lo habían robado, y otro menor de edad en Albacete que fue identificado como autor de varias punzadas realizadas con un alambre. Ni rastro alguno, por el contrario, de jeringuillas o cualquier otro utensilio que pudiera ser empleado con un móvil delictivo (sexual u orientado al robo) mediante efectos intoxicantes. Transcurrido agosto, las denuncias comenzaron a desvanecerse en septiembre hasta disiparse por completo a finales de ese mes.

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