Los perros de caza, arma arrojadiza de Podemos y los animalistas contra el PSOE
La coalición de Gobierno continúa a la gresca debido a la enmienda que presentaron los socialistas y que hace que la ley de bienestar animal siga encallada
Los animalistas no cejan en su empeño. Continúan presionando para que el PSOE retire la enmienda en el proyecto de ley de bienestar animal que sigue tramitándose en el Congreso de los Diputados y cuya aprobación sigue encallada debido justamente a este problema.
Los socios de la coalición de Gobierno, PSOE y Podemos, están enzarzados a propósito de este punto. Por ello, los animalistas se reunieron esta semana con el sector morado para intentar presionar a los socialistas. Fueron la secretaria de Estado para la Agenda 2030, Lilith Verstrynge, y el director general de los Derechos de los Animales, Sergio García Torres quienes conformaron ese comité de bienvenida a los defensores de los animales.
El Ministerio de Derechos Sociales se pone del lado de los animalistas y se da la mano con ellos para seguir presionando a la parte socialista del Gobierno. Los colectivos consideran que la enmienda es problemática, no solo por la vulnerabilidad que plantea para los perros de los cazadores, sino porque también «afecta a otros canes que sí que desean contar con la misma protección que todos los perros», como los de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado o los que realizan labores de asistencia o terapia.
Tanto las organizaciones como el partido morado tienen ahora un objetivo común: continuar con la coacción y retomar las negociaciones con el PSOE para retirar esa enmienda que, según ellos, «deja desprotegidos a perros como los que realizan actividades cinegéticas».
El papel de García-Page
El PSOE logró dejar fuera a los perros de caza, las rehalas de trabajo, los animales auxiliares y los cetáceos gracias al apoyo del PP, Vox, Foro Asturias, Coalición Canaria, Partido Regionalista de Cantabria (PRC) y Unión del Pueblo Navarro (UPN).
Esta enmienda se llevó adelante debido, en parte, a la solicitud de uno de los barones socialistas, el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page. Con unos sondeos que amenazan con teñir de azul este histórico feudo socialista, lo que menos necesitaba Page era que se le echasen encima las federaciones de caza castellano-manchegas.
Por ello, el partido decidió aplicar para la ley de bienestar animal la «fórmula Castilla-La Mancha», con la cual se deja al margen la regulación de la caza. «Celebro que el PSOE, con PNV y PP, hayan pactado claramente dejar al margen la regulación de la caza, que es la fórmula auténtica y original de Castilla-La Mancha», expresó Page el pasado mes de diciembre cuando la enmienda salió adelante.
Ahora, casi dos meses después, los animalistas y Podemos presionan al PSOE para que se retomen las negociaciones y poder aprobar de una vez esta norma. Y es que desde las filas del partido morado ya se teme que las diferencias sean insalvables y se les eche encima el tiempo, puesto que el fantasma de un adelanto electoral podría hacer saltar por los aires todo el esfuerzo por sacar adelante este polémico texto.