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El tribunal consideró que la mujer sufrió trastorno de ansiedad con depresión y síntomas de estrés postraumático.

Las mujeres han tenido más problemas que los hombresGTRES

El 17,8 % de los jóvenes españoles ha sufrido algún tipo de victimización sexual en el último año

La electrónica es la más frecuente y la reportan un 5,9 % de los chicos y un 18,3 % de las chicas. Le sigue la victimización sexual por pares, afectando a un 5,9 % de los chicos y un 11 % de las chicas

El 17,8 % de los jóvenes españoles ha sufrido algún tipo de victimización sexual durante el último año. Esta victimización es más prevalente en chicas (24 %) que en chicos (11,2 %), aunque este segundo colectivo reporta con mayor frecuencia formas muy graves, que incluyen la penetración o el sexo oral por parte de personas adultas, conocidas y desconocidas.

Esta es la principal conclusión que arroja el primer estudio realizado en España con una muestra representativa del país sobre victimización sexual en la adolescencia, liderado por Noemí Pereda, directora del Grupo de Investigación en Victimización Infantil y Adolescente (GReVIA) de la Universidad de Barcelona. El informe se ha presentado en el marco de la jornada Radiografía y prevención de la violencia en adolescentes, que ha tenido lugar en CaixaForum Madrid.

Los resultados se han extraído de las respuestas de una muestra de 4.024 chicos y chicas de entre catorce y diecisiete años escolarizados en setenta centros educativos de toda España y distribuidos de forma representativa entre todas las comunidades autónomas.

Los resultados

El estudio también categoriza las formas de victimización sexual más frecuentes entre la adolescencia española. La electrónica es la más frecuente (12,1 %) y la reportan un 5,9 % de los chicos y un 18,3 % de las chicas. Le sigue, con un 8,8 %, la victimización sexual por pares (entre iguales), afectando a un 5,9 % de los chicos y un 11 % de las chicas. A continuación, aparece la victimización sexual con contacto físico por parte de adultos, que alcanza el 3,1 % y afecta de forma similar a chicos y chicas. Por último, la explotación sexual que supone el intercambio de sexo por recompensas, como obsequios y dinero, afecta a un 2,6 % y es similar en chicos y chicas.

En el caso de los chicos, algunos tipos de victimización fueron significativamente más frecuentes, como es el caso de la victimización sexual con penetración o sexo oral por parte de una persona adulta conocida (1 % frente al 0,3 % de las chicas) y desconocida (1 % frente al 0,4 % de las chicas), así como la explotación sexual con penetración (1,2 % frente al 0,5 % de las chicas).

En cuanto a la victimización sexual con contacto físico ejercida por adultos conocidos, fueron los padres las principales figuras que cometieron la victimización –tocamientos, sexo oral o penetración– fueron los padres, seguidos de otra figura familiar adulta. En cuanto a la victimización sexual física ejercida por iguales o menores de edad, las agresiones más frecuentes proceden de compañeros y compañeras o de amigos y amigas del colegio, seguido de otros chicos y chicas que no forman parte del núcleo familiar.

Al hilo, en la categoría de contacto con las víctimas, se pone de relieve que la más habitual es el contacto en línea para la generación de materiales de carácter sexual frente al contacto en persona. En este tipo de explotación sexual, el contacto se hizo mayoritariamente a través de redes sociales como Instagram o aplicaciones de mensajería como WhatsApp. En los casos de explotación con tocamientos, penetración o sexo oral, lo más frecuente fue el contacto en persona, ya fuera en la calle, el centro educativo o en el hogar.

La importancia del estudio

El estudio realizado por GReVIA supone un antes y un después en el análisis de victimización sexual en los adolescentes españoles, ya que facilita el acercamiento a un problema de alta relevancia sexual pero todavía muy desconocido en España. Los estudios llevados a cabo hasta el momento sobre violencia sexual son retrospectivos –se ha preguntado a adultos sobre sus experiencias en la infancia y adolescencia, o regionales– y no extrapolables al resto del país.

Pereda afirma que «la violencia contra la infancia y la adolescencia tiene su base en la desigualdad en función de la asimetría de edad entre víctima y victimario y no en función del género de sus víctimas, si bien, desde una perspectiva interseccional, el género incrementa el riesgo de violencia sexual en las niñas y adolescentes».

La profesora de la UB señala que un problema importante y muy poco estudiado en España es «la explotación sexual, que afecta a un 2,5 % de las chicas y un 2,3 % de los chicos». «Las cifras en Europa se sitúan entre el 1,5 % y 2 %, por lo que la realidad española supera este rango más alto», confirma Pereda.

Propuestas de actuación

Según explican los creadores del estudio, estos resultados deben servir para concienciar «a los agentes políticos, sociales y educativos», entre otros, de la «magnitud del problema» y traducirse en planes de acción concretos.

En el ámbito de la información y de la orientación, los autores del estudio proponen difundir información sobre los recursos disponibles en casos de victimización, publicitar los protocolos y guías a seguir en caso de ser víctima o testigo y elaborar guías de apoyo y acompañamiento para los familiares de las víctimas.

Por otra parte, destacan la importancia de promover una campaña nacional de concienciación social ante el problema y organizar actividades educativas sobre violencia sexual en espacios comunitarios.

En cuanto a la formación y capacitación, es fundamental «integrar la formación en victimización sexual en los planes de estudio universitarios, capacitar a docentes para identificar señales de alerta y actuar, e incluir en el currículum escolar estatal programas de educación sexual integral y un uso seguro de internet», concluye Pereda.

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