El preocupante caso del joven que se cambió de sexo tres veces: «La gente no sabía cómo dirigirse a mí»
Devon Price nació mujer, comenzó a hormonarse, revirtió su transición y finalizó volviendo a ser mujer tras someterse a una cirugía superior
La facilidad con la que se puede cambiar de sexo en la mayoría de países occidentales gracias a las nuevas legislaciones woke dejan ya casos curiosos a la par que preocupantes. Hombres que transicionan a mujer y compiten en deportes contando con la superioridad física masculina o militares varones que dicen ser mujeres para obtener ciertos beneficios son solo dos ejemplos de lo que ha provocado la llamada autodeterminación de género.
La ley que en España aprobó el ministerio que por entonces dirigía Irene Montero se ha replicado también en otros países de nuestro entorno. Es el caso de Reino Unido, donde ya han vivido un puñado de polémicas de este estilo en los últimos años, o incluso de Estados Unidos. La última, de la que se han hecho eco medios como USA Today o Chicago Tribune, es el caso de un joven de 35 años de Chicago que se ha cambiado de sexo tres veces utilizando hormonas y cirugía.
Devon Price nació mujer, pero desde pequeña tuvo problemas para identificarse con uno de los dos géneros. Es por ello que en 2018 comenzó a aplicarse testosterona para volverse más varonil. Cuando su salud mental alcanzó un «punto emocional bajo» durante la pandemia intentó volver a ser mujer, para lo que dejó de tomar hormonas y decidió afeitarse el cuerpo y comenzar a usar maquillaje y ropa femenina.
Menos de un año después volvió a cambiar de tercio y decidió retomar la hormonación, esta vez con una dosis aún más alta que en la otra ocasión. De hecho, dio un paso más y optó por someterse a una doble mastectomía, es decir, a extirparse los dos pechos para tener una apariencia más masculina.
Devon actualmente continúa identificándose como varón y, lejos de arrepentirse de sus idas y venidas, reivindica que estas detransiciones se traten como algo normal: «Es mejor para todos los involucrados si no tratamos la detransición como si fuera un tabú aterrador, como si fuera simplemente una persona que experimenta y explora la autonomía de su cuerpo», comentó a USA Today.
El joven acusó de tránsfobos a quienes argumentan que con las detransiciones las personas que las llevan a cabo «se han despertado y han decidido que en realidad no son trans». A medida que su cuerpo cambiaba con las hormonas, también lo hacía su conciencia respecto a las miradas de los demás. «Era muy consciente de que mi apariencia se estaba volviendo más ambigua para los demás, que la gente no sabía cómo dirigirse a mí», explicó.
Lo cierto es que, a pesar de que no existe un censo de las personas que han decidido revertir sus cambios, se trata de una demanda creciente en todos los lugares del mundo donde se ha dado facilidades para llevar a cabo estas transiciones. Es por ello que muchos reivindican la figura de médicos o psicólogos que certifiquen si la voluntad de ese cambio es real para evitar arrepentimientos a futuro.
Los tratamientos para llevar a cabo esa transición son, a menudo, irreversibles, como es el caso de las cirugías. Pero los hormonales también pueden serlo: la testosterona detiene los ciclos menstruales y disminuye la capacidad de los ovarios para producir estrógeno, lo que significa que puede afectar la fertilidad y la función sexual de la mujer. Puede causar, asimismo, atrofia vaginal y síntomas similares a los que ocurren después de la menopausia, como sequedad, irritación y sangrado.