Alerta sanitaria en España por presencia de salmonela en unas semillas de sésamo procedentes de Turquía
Estas bacterias se encuentran en las aves crudas, los huevos, la carne vacuna y, algunas veces, en las frutas y vegetales sin lavar
El sistema RASFF Window de la Unión Europea, gracias a un comunicado de España, ha emitido una alerta alimentaria «grave» por la presencia de salmonela en semillas de sésamo procedentes de Turquía. Debido a la rápida actuación del control fronterizo, el envío ha sido detenido, por lo que no se han puesto a la venta.
Según apunta la página, este no es el único producto que se ha parado en las fronteras antes de entrar a nuestro país. El órgano de la UE también ha advertido de la presencia de la misma bacteria en varias referencias de albahaca que trataban de comercializarse en España y procedían de Egipto. Esta alerta, al igual que la anterior, se ha considerado de extrema gravedad.
Tal y como explica el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, el sistema RASFF (Rapid Alert System Feed and Food), se encarga de proporcionar a las autoridades de control de alimentos y piensos una herramienta para el intercambio de información sobre las medidas tomadas ante la detección de un riesgo en un pienso o en un alimento. Este trabajo lo se realiza gracias al intercambio de información que consigue mediante la utilización de las aplicaciones informáticas i-RASFF y RASFF WINDOW.
Qué es la salmonela
Detectar la presencia de salmonela, un grupo de bacterias que generalmente se encuentran en los alimentos, en los productos contaminados, no es sencillo.
Según la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, la salmonela está en las aves crudas, los huevos, la carne vacuna y, algunas veces, en las frutas y vegetales sin lavar. También se puede adquirir tras manipular mascotas, especialmente reptiles como las serpientes, tortugas y lagartos.
Saber si una persona tiene esta enfermedad sin realizar pruebas es bastante complicado, ya que los síntomas son muy comunes a los de otras afecciones. Sin embargo, es fácil de diagnosticar, puesto que existen pruebas de heces encargadas de notificar la presencia de bacterias en el organismo. Así, los síntomas más frecuentes son la fiebre, diarrea, cólicos abdominales, dolor de cabeza, náuseas, vómitos y pérdida del apetito.