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04 de julio de 2024

Paciente con ELA

Paciente con ELAEP

El reto de los cuidadores de enfermos de ELA: solo el 6 % de las familias puede afrontar el gasto

El coste anual asociado a la Esclerosis Lateral Amiotrófica va de los 40.000 a los 80.000 euros

En España hay entre 4.000 y 4.500 pacientes afectados por la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA), una enfermedad que actualmente no tiene tratamiento y cuya esperanza de vida media va de los 2,5 a los cinco años. En ese tiempo, el paciente sufre un deterioro progresivo que va mermando sus capacidades hasta la inmovilidad total, con la única excepción de las pupilas.

Los familiares sufren también las consecuencias de esta devastadora enfermedad, ya que se convierten en los cuidadores principales. A esta afección, además del desgaste emocional que conlleva, hay que sumarle los gastos inasumibles para cualquier economía familiar. El coste anual asociado a la ELA va de los 40.000 a los 80.000 euros, una cifra a la que solo puede hacer frente el 6 % de las familias, según adELA, Asociación Española de Esclerosis Lateral Amiotrófica.

Con el objetivo de contribuir a la formación de las enfermeras en el manejo de esta enfermedad, darle visibilidad y apoyo a los pacientes y sus familias, el Instituto Superior de Formación Sanitaria del Consejo General de Enfermería (ISFOS), ha puesto en marcha un programa formativo de carácter gratuito dirigido a todas sus enfermeras. Bajo el título: Enfermería: liderando el cuidado en ELA, el curso se impartirá en la modalidad online y consta de diez horas.

Los grandes retos a los que se enfrentan

Desde el Consejo, su presidente, Florentino Pérez Raya, asegura que son conscientes de que estos pacientes requieren «de unos cuidados expertos y muy específicos». Por ello, han decidido apostar «por la formación de nuestros profesionales» como parte del compromiso tanto con los pacientes como con sus familias. Y es que las enfermeras , prosigue, «no solo son quienes lideran estos cuidados», sino también quienes se encargan de formar «a los familiares que, cuando están en casa, tienen que atender al paciente día y noche».

Asimismo afirma que desde el Consejo están trabajando con distintas asociaciones de pacientes para conocer de primera mano cuáles son «sus necesidades» y poder así poner en marcha «distintas líneas de acción» que contribuyan a visibilizar esta enfermedad y conseguir «más recursos» para que estas familias no tengan que hipotecar su presente y su futuro para hacer frente a los gastos que conlleva la ELA.

Por su parte, Pilar Fernández, directora de ISFOS, destaca el carácter multidisciplinar de esta formación: «hemos contado con enfermeras expertas y especialistas, neumólogos, nutricionistas, especialistas en Medicina Física y Rehabilitación y psicólogos, entre otros. Además, han participado pacientes y familiares, ya que solo a través de sus testimonios, podemos acercarnos a la realidad que viven en su día a día, esencial para realmente poder ayudarles».

Unidos para ayudar a los afectados

AdELA es la asociación de enfermos de ELA más antigua de España y, como explica el vocal de su Junta Directiva, Francisco Artetxe, tratan de proporcionar a los pacientes «esos servicios que necesitan», ya que, por lo general, las familias «no pueden permitírselo». Y esos servicios no son pocos. Así, unidos para hacer la enfermedad más fácil a las familias y a los pacientes, para llevar a cabo este programa cuentan también con la colaboración del Grupo Italfarmaco y Cantabria Labs.

En el inicio de la enfermedad, por ejemplo, es preciso que dispongan de atención psicológica para gestionar el impacto que supone el diagnóstico. Posteriormente, les ayudan a mantener su autonomía, en cuanto a movilidad y respiración, durante el mayor tiempo posible y mediante sesiones de fisioterapia. También la capacidad del habla y la deglución, con el logopeda. Disponen, asimismo, de cuidadores especializados que permiten a los familiares poder descansar o atender a aquellos pacientes que viven solos.

Por otro lado, ponen también a su disposición aparatos como grúas para el traslado de la cama a la silla o dispositivos que permiten al paciente, cuando ha perdido el habla, comunicarse con sus familiares mediante un sistema de tracking ocular. Y, por supuesto, cuentan con la colaboración de enfermeras y enfermeros voluntarios, apoyo fundamental para estas personas.

Pilar Cordero, enfermera y gestora de casos de la Unidad de ELA del Hospital Universitario 12 de Octubre de Madrid, participa también en este curso y destaca la importancia de la formación específica en este campo: «el manejo de estos pacientes requiere conocer muy bien la enfermedad y todo lo que la rodea porque más allá del tratamiento farmacológico van a requerir sondas de gastrostomía, respiradores, asistentes de tos, una gran cantidad de ortesis, soporte domiciliario, comunicadores… y es preciso estar familiarizados con su funcionamiento».

Al hilo, Cordero apunta que estos pacientes deberían poder contar «con una enfermera 24 horas, una especialista a la que el cuidador pueda llamar y consultar en cualquier momento», porque de la resolución de una duda puede «depender su vida».

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