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María Solano Altaba
María Solano Altaba

¿Por qué el bono de pornografía del ministro Escrivá no va a funcionar?

A pesar de aparecer como el adalid de la tecnología, se han decantado por una solución que protege la identidad de los usuarios y da información sobre la edad, pero que plantea muchas lagunas tecnológicas

Actualizada 04:30

El ministro para la Transformación Digital y de la Función Pública, José Luis Escrivá

El ministro para la Transformación Digital y de la Función Pública, José Luis EscriváEFE

La semana pasada anunciábamos en El Debate que el ministro de Transformación Digital, José Luis Escrivá iba a plantear un nuevo brindis al sol en su cruzada contra el acceso de los menores a material pornográfico. La poco ambiciosa propuesta del ministro ha cosechado alguna foto en la prensa, como él quería, muchos memes en redes sociales y, según los expertos, tiene pocas posibilidades de ser realmente eficaz. Explicamos los motivos.

- La solución menos ambiciosa. Desde que en diciembre del año pasado se anunció la medida de una aplicación para certificar la edad de manera fehaciente y en marzo de este año por fin un equipo de expertos se puso manos a la obra, el Gobierno se ha querido presentar como el pionero en Europa en abordar esta identidad digital que tendrá carácter obligatorio en sólo unos años. A pesar de aparecer como el adalid de la tecnología, se han decantado por una solución que protege la identidad de los usuarios y da información sobre la edad pero que plantea muchas lagunas tecnológicas. Había soluciones mejores, aún en fase de desarrollo pero con propuestas criptográficas avanzadas. Bastaría haber esperado un poco y seguir trabajando en ellas. Ha podido la urgencia.

- Un consumo al día. El equipo de Escrivá optó por un camino relativamente sencillo para que los usuarios de pornografía no tuvieran que estar constantemente dando fe de su edad cada vez que accediera, sino sólo una vez cada treinta, el límite del bono. Al final este ha sido el camino elegido para poder presentar la herramienta antes del verano como habían prometido, aunque realmente aún no está operativa, retrasan su prestación a después del verano y es poco probable que esté funcionando entonces.

- No se podrá obligar a las empresas. La bienintencionada propuesta se topa en cualquier caso con un callejón sin salida: para que el sistema de identidad digital sea eficaz, las empresas suministradoras de contenido inadecuado para menores tienen que querer preguntar por esa edad o estar obligadas a hacerlo. La única manera de obligarlas es que tengan su sede es España. Cuando se iniciaron estos trabajos, sólo diez de las empresa eran locales. Varias ya han tramitado su salida del país y la previsión es que se vayan.

- Siempre quedan las VPN. Cualquier persona con unos muy reducidos conocimientos informáticos puede utilizar una VPN (Red Privada Virtual en sus siglas en inglés) para «saltarse» los controles de acceso a determinado contenido. Basta conectarse a través de algún país que no tenga requisitos de acceso a la pornografía. Es el mismo sistema que se utiliza para ver el fútbol sin pagar la licencia

- El posible mercado negro de bonos. La herramienta que se ha prometido para después del verano aún necesitaría de pruebas de seguridad mucho más exigentes para comprobar que no se pueden exportar esos certificados, «venderlos» para que otras personas no certificadas los utilicen o utilicen más de los 30 intentos previstos, hacerse pasar por otras identidades o hackear los datos de consumo de pornografía.

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