Este es el motivo por el que no deberías llevar puestas las chanclas en la calle

En verano, todos buscamos calzado cómodo, fresco y a la moda, como las chanclas o sandalias. Sin embargo, estos tipos de calzado están diseñados para ser usados en zonas específicas como playas, piscinas, vestuarios, duchas públicas o gimnasios. A su vez, su principal objetivo es proporcionar una barrera higiénica para prevenir el contagio de hongos en los pies y papilomas.

Cierto es que este calzado es de lo más cómodo para algunas personas, pero es mejor reducir su uso exclusivamente a cuando uno va a la playa o la piscina. De esta manera, se podrá evitar la inflamación de la membrana fibrosa que conecta los huesos con los dedos del pie. A su vez, también es bastante común sufrir rozaduras.

Según Alejandro Castillo, podólogo del Centro Médico Vithas Rosaleda de Málaga, citado en La Opinión de Málaga, el uso de chanclas y sandalias se vuelve más frecuente durante el verano. Sin embargo, advierte que estos tipos de calzado no son ideales para «largos períodos de caminata o actividades que requieren un mayor soporte y amortiguación para los pies».

¿Qué produce su uso prolongado?

Aunque las chanclas y sandalias se usan frecuentemente durante el verano como calzado diario, no están diseñadas para largas caminatas ni para proporcionar soporte adecuado. Las chanclas hawaianas o cholas, que separan el dedo gordo de los demás, suelen ser las más perjudiciales.

Por su parte, el experto señala varias razones por las cuales no deberían usarse con fines distintos a los para los que están destinadas, destacando los problemas potenciales que pueden causar a los pies. En primer lugar, su utilización prolongada puede derivar en problemas de fascitis plantar y dolor en el talón.

Los tendones y músculos de la pierna sufren estrés debido a la falta de una correa trasera que sujete el pie. Además, estas chanclas perjudican la postura corporal al no proporcionar una alineación adecuada, lo que puede impactar negativamente en la alineación de la columna vertebral y las caderas.

¿Cuál es el calzado recomendado?

Para evitar estas molestias, el calzado debe ofrecer una adecuada sujeción a nivel del tobillo para mantener el pie estable. Al mismo tiempo, es recomendable que la suela del zapato tenga un grosor de al menos dos centímetros para proporcionar una mejor protección y amortiguación.

Finalmente, durante esta época del año, optar por zapatos transpirables es la mejor decisión. La transpirabilidad ayuda a reducir la humedad, que puede favorecer la proliferación de bacterias y hongos, evitando así problemas de salud en los pies.